Capítulo 4: "Why won't you leave my head?"

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POV de Irene

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La mañana había pasado volando. En un abrir y cerrar de ojos, Irene estaba lista para afrontar su última entrevista del día y sería libre. Libre para poder volver a centrarse en su indignación, claro.

Hasta entonces, todas las entrevistas que había dado habían tocado los mismos puntos, lo cual le había permitido tener las respuestas más o menos preparadas. Bajada del precio de la luz, regulación del precio de la vivienda, agradecimiento a la confianza depositada por la gente y una promesa de luchar por mejorar la vida de la población... Se sentía segura, pues lo tenía todo controlado, o eso creía ella. Aquella última entrevista había comenzado como el resto pero, sin previo aviso, el entrevistador había aprovechado los últimos minutos para salirse del guion preestablecido, sorprendiendo a Irene.

—Hay fuentes que indican que se ha estado tanteando la posibilidad de una coalición entre el PSOE, Unidas Podemos y Ciudadanos. ¿Qué tiene que decir al respecto desde su partido?

La mera mención del partido naranja provocó que la imagen de Inés, sonriéndola con sorna, ocupase toda su mente durante unos instantes, consumiendo todo lo demás.

—Lo que tengo que decir al respecto es que estaría bien conocer sus "fuentes".—bromeó en un intento de ganar tiempo para ordenar sus pensamientos.

—¿Entonces lo niega?—insistió el entrevistador, acercando aún más el micro a la cara de Irene.

—No niego nada,—rechazó Irene, que no sabía en qué términos estaba la posibilidad de dicha coalición, independientemente de su opinión personal al respecto.—pero sí creo que es importante dialogar con los diferentes partidos y tratar de proponer diversas soluciones a la compleja situación política en la que se encuentra el país. Los frutos de dichos diálogos ya dependerán de las ganas de colaboración y de las intenciones de cada formación.

Era una respuesta lo bastante ambigua como para que los oyentes pudiesen elaborar sus propias teorías y lo suficientemente elaborada como para que no la pudiesen criticar por evasiva.

—¿Cree que Unidas Podemos y Ciudadanos podrían obviar sus diferencias para alcanzar ese hipotético acuerdo?

El reportero parecía empeñado en no dejar zanjar el asunto y a Irene se le estaba acabando la paciencia porque tanta mención a Ciudadanos y sus diferencias con su propia formación no hacían más que recordarle sus propios problemas personales con Inés.

—Como ya he dicho, no nos cerramos a dialogar con nadie, para no dejar que los orgullos y las rencillas internas puedan interponerse al bienestar de los ciudadanos.—Irene paró un segundo, midiendo sus próximas palabras y tomando aire, o carrerilla, una de dozs.—Una vez dicho eso, también creo que es conveniente recordar que un lapsus momentáneo lo puede tener cualquiera y que, una vez dilucidadas las intenciones de cada uno, no me cabe la menor duda, y esto es más a título personal que como portavoz de Unidas Podemos, de que con Ciudadanos no se puede ir ni a la vuelta de la esquina porque, para entonces, ya te han clavado el puñal en la espalda y te han robado el móvil para que ni siquiera puedas llamar a la ambulancia.

El entrevistador la miró con cara estupefaciente, el micro que sujetaba con la mano olvidado momentáneamente. Acto seguido, una vez procesadas las palabras de Irene, hizo amago de comenzar con una nueva sarta de preguntas, pero Irene ya había tenido suficiente.

—Muchas gracias por su atención. Ha sido un placer.—se despidió, rápidamente, sin esperar a su reacción.

Se alejó a paso decidido, obviando la mirada inquisitoria de su jefe de prensa. No era un secreto que los de Podemos no bebían los vientos por los de Ciudadanos, precisamente, pero las declaraciones que acababa de hacer habían sido totalmente desmesuradas. Nadie le había dado orden de hablar sobre la aparentemente no tan secreta reunión con las otras dos formaciones y su respuesta seguramente no se adecuase a las indicaciones que le habrían dado desde su partido. Era inútil intentar negar que, tras la conversación humillante e inútil con Inés en el pasillo del Congreso, sus palabras habían estado más segadas que de costumbre y que, por ello, probablemente recibiría una llamada de Pablo para preguntarle al respecto. Sin embargo, Irene había conseguido lo que quería, que era irse de aquel lugar y dejar de pensar en Inés Arrimadas por un segundo. Con el resto debería lidiar más tarde.

Estrictamente 'Gal Pals'Where stories live. Discover now