HEREDEROS.

El fin de la paz. (Parte 2): La llegada de la bestia oscura.

------Hiro...-----Pidió Kimura a su compañero.

------Claro. -----Le sonrió este, comprendiendo bien su plan, antes de que se lo dijera.

Hiro tomó el hueso volador que su madre le había heredado y Kimura lo ato con los extremos de sus hilos de acero, el hueso fue lanzado por los aires en dirección hacia los botes, los hilos se enredaron en los ho,bares a bordo, en los cañones y en la madera de los pequeños barcos...

------Kirara!-----Indicó Kimura al felino que él y su amigo montaban.
La fiera retrocedió en el aire con fuerza tal que hizo volcar algunos de los botes al mismo tiempo que evitaba los disparos que no dejaban de llegar de las embarcaciones más grandes. Sin embargo, al poco tiempo y viéndose desesperados por liberarse de sus captores, los hombres en los botes apuntaron sus cañones al trío en el aire que los mantenía sujetos y tiraba de ellos dispuestos a hundirlos...

------Kimura, Hiro! -----Llamó la voz de Souta desde el firmamento y de inmediato, el chico peliblanco abandonó su puesto junto a los arqueros y corrió en la ayuda de sus amigos; Izayoi, al ver a su hermano, guardó su arco a su espalda y salió tras de él...

------Souta! -----Llamó Izayoi obteniendo la atención de su hermano. ------Sácalos de ahí, yo me encargo de los botes.

El joven asintió y salió apresuradamente a buscar el mejor acceso a sus amigos, Izayoi preparó su arco y una flecha, le prendió fuego y la apuntó; disparo al primer bote, luego al segundo, al tercero y uno tras otro se vieron abatidos por las llamas.

Los constantes ataques a sus naves parecieron desesperar a quienes los abordaban, apuntaron sus cañones al risco, al felino que los sobrevolaba y a la mujer con el arco...

------Izayoi, muévanse de ahí!! -------Advirtió Kimura al percatarse de lo que estaba por ocurrir, pero era muy buena tarde.
Muchos más y más fuertes cañonazos se estrellaron tanto debajo como sobre el firmamento rocoso y nevado que pisaban, desmoronando todo bajo sus pies...

Souta contempló como la moda de los cañones en los botes eran apuntados a sus amigos, quienes aún luchaban por volcarlos con toda la jerga que tenían, el joven peliblanco saltó del risco y utilizó el poder de sus garras de acero, esencia de su padre para cortar por completo los hilos, haciendo que Kirara saliera volando hacia atrás pero evitando así también ser alcanzados por los disparos de los cañones.
No hubo más suelo en el cual aterrizar, todo se caía en pedazos literalmente.
Souta se aferró con ayuda de sus garras a la roca que aún quedaba en pie, aferrándose también a algunas raíces de árbol que habían quedado expuestas mientras contemplaba el desastre a su alrededor:
Izayoi intentaba sujetarse de una roca, pero esta fue blanco de otro disparo, la joven salió disparada hacia el cañón del risco; fue sujetada oportunamente por el joven segundo líder de los lobos, quien también se mantenía aferrado a una raíz expuesta con una mano, permitiendo sujetar a la peliblanca con la otra; la mitad de los hombres tanto lobos como humanos que habían venido de la aldea habían caído al agua, siendo víctimas del furioso océano que se azotaba contra lo que quedaba de la peña mientras muchos más cañonazos amenazaban con acabar por destruirla...

Shippo, Aiko y Yûdai, se encontraban metros en medio del campamento en donde eran resguardadas las sacerdotisas y del frente de batalla; los tres colocaron una kunai en el suelo, utilizaron algunos sellos en  unos pergaminos, juntaron sus manos y una inmensa muralla de color verde se alzó en su presencia...

-------Sellenla! -----Ordenó Shippo y los jóvenes asintieron, sacaron de entre sus ropas un pergamino que colocaron en la gran barrera y una vez lo hubieron hecho, separaron sus manos...------Muy bien...-----Sonrió el zorro triunfante.