Un mundo atróz. (Parte 3)

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Ah-Un sobrevoló la flota ocultándose perfectamente entre la neblina de la nevada...

------Bien, están justo abajo.-----Señaló Yûdai a su hermana quien lo acompañaba en el lomo de la bestia.-----Estas lista?

------Siempre estoy lista. ----Sonrió Aiko debajo de su máscara con su clásico entusiasmo.

------Bien... Ahora, salta!

Ambos bajaron del dragón de un salto, callendo de pie cada uno sobre la cubierta de un barco...

------DEMONIOS, DEMONIOS!!! -----Gritaban los tripulantes de los barcos en su idioma extranjero mientras se apresuraban a ponerse en guardia, dispuestos a pelear con los intrusos.

Los mellizos abatieron a la gran mayoría de los soldados en los tres barcos, pero entonces, muchos de ellos aparecieron en la cubierta armados con armas que aunque no muy grandes, lucían pesadas y desprendían un fuerte olor a aquella pólvora...

-----Aiko, ten cuidado! -----Advirtió Yûdai a su melliza pero ciertamente ella no parecía tener mayores problemas; a la velocidad de un relámpago, la joven se movió entre sus adversarios, utilizando su látigo luminoso y su espada para repelerlos y someterlos fácilmente, despojándolos de sus peligrosas armas y lanzándolas al océano.

Yûdai utilizó su propio estilo sigiloso pero letal, enviando a cuántos hombres le apuntaban con sus mortíferas armas al océano de golpes que eran imposibles de ver mientras otros que lo atacaban directamente eran bloqueados por su espada.

Ganchos de acero se prendieron de las barandas de los barcos rápidamente y entonces llegaron Souta, Hiro, Kimura, Halin y muchos más hombres de su propia tripulación abordando los barcos a toda prisa, ayudando a abatir los intentos de defensa de las tripulaciones enemigas.
Pequeños ejércitos inspeccionaron los barcos de arriba a abajo año la protección de sus aliados y una vez todos los ejércitos enemigos fueron abolidos y sometidos, informaron...

------Todo está despejado, señor. -----Informaron los soldados Yokai al joven heredero Tasisho.

-----Bien...-----Yûdai miró a sus compañeros. ------Souta, Aiko, vayan al barco uno, Hiro, ve al dos, Halin, ayuda a Kimura con este, las prisioneras que te acompañaron deben estar aquí. Yo me hago cargo de los prisioneros.

-----Entendido. ------Acataron y enseguida se dispersaron entrando a las mazmorras en busca de sus objetivos con ayuda de los soldados de su lado...

Halin bajó corriendo las escaleras que llevaban a la parte baja del barco, llamando el único nombre que era capaz de recordar en ese momento...

-----Maia! Maia!

Una de las jóvenes en la celda se levantó apresuradamente del suelo al escuchar aquella voz, viendo atónita como la joven de cabellos oscuros entraba al lugar apresuradamente con media docena de hombres detrás de ella...

------E...eres tú...-----Balbuceó la muchacha tomando los barrotes de su celda mientras Halin se paraba justo frente a ella...

------Les dije que vendría.-----Le sonrió Halin a la joven con alivio al verla relativamente bien.

------Pensamos que habías muerto...

--------Halin!-----Salidó una segunda saliendo del fondo de la celda. ------Veniste!!

-----Claro que si. Ahora, retrocedan, vamos a abrir la puerta, está bien?-----Pidió la joven pelinegra y las dos jóvenes la obedecieron. Kimura se posó frente a la puerta y de un fuerte golpe con su espada rompió la cerradura y la puerta se abrió de par en par.
A penas tuvieron al muchacho liger,a este más cerca, las dos prisioneras retrocedieron con evidente miedo.------Chicas, está bien. Él es mi hermano, Kimura. Pueden confiar en él. Pueden confiar en estos soldados...

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