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No lo sabía, pero la luz del sol la estaba molestando.
Se removió buscando refugiarse de ella pero aprecia no haber escapatoria.
Entreabrió los ojos pesadamente, luchando con sus escasas fuerzas y entonces vio las gruesas cortinas cerradas sobre el inmenso ventanal, trayendo de regreso la oscuridad.
Busco algo a su alrededor pero sus energías no daban para más; a penas distinguió una gran masa de pelo negro cuando volvió a quedarse dormida...





Volvió a removerse, recobrando la consciencia poco a poco, sintiendo su cuerpo al fin descansado.
Comenzó a abrir los ojos lentamente, encontrando nada más que oscuridad a su alrededor, ligeramente dispersa por un reflejo plateado que venía de la ventana, perteneciente a la luna.
Sintió su cuerpo desnudo completamente rodeado y bien cubierto por algo que era suave y mullido y cuando sus ojos se abrieron al fin, acostumbrándose a la penumbra vio que era de color negro...
Tomó aquello con una de sus manos pero se dio cuenta de que era pesado... Entonces se percató que no se trataba de la estola de Yûdai.

Un repentino sonido parecido a un gruñido la exaltó, haciéndola mirar al lugar de donde venía aquel sonido y entonces sus ojos se abrieron enormes y su corazón comenzó a latir desenfrenado... Pensó que estaba soñando... Tenía que estar soñando!
Una enorme bestia canina de pelaje oscuro como la noche misma y hermosos ojos ámbar ojos que resplandecían como el sol mismo la estaba observando fijamente con rostro Pacífico y tranquilo mientras la rodeaba con su cuerpo y su extensa y suave cola...

-----Yû...Yûdai?-----Preguntó ella a la bestia completamente anonadada y ésta asintió levemente. ------Por dios... Tú... A caso tú...?-----No concluyó su pregunta. Ella sola se respondió: Yûdai había conseguido el total control de su sangre. Finalmente había madurado. Se había convertido en el ser más poderoso y fuerte.
Había conseguido manejar su sangre demoníaca, capaz de mantenerla en su forma más pura al punto que podía tomar la forma natural de la especie de su progenitor... Podía aislar por completo su sangre humana y elegir ser un Yokai... Jamás pensó que algo así fuese posible.

Él Yako se estiró para acercar su cabeza a la mujer quien aún estaba en shock.
El primer instinto de ella fue apartarse, pero se detuvo ante la razón de que el demonio no le haría daño alguno... Seguía siendo el. Seguía siendo su amado.
Estiró su brazo y suavemente puso su mano sobre la cabeza del Yako, y este soltó un gran suspiro de aparente alivio ante el reconocimiento de su amada...

------Mi amado Yûdai... -----Sonrió ella. Él Yako abrió los ojos y apartó su cabeza de la mano de ella sonriéndole con la mirada; acto seguido, miró a otro lado y con una de sus patas delanteras arrastro por el piso una bandeja plateada que estaba llena de comida...-----Me has traído de comer? -----Le sonrió ella y él Yako asintió levemente. La joven miro hacia la ventana cubierta desde donde la luz de la luna alcanzaba a penetrar....-----Dioses... He dormido todo un día?!-----Le preguntó a su a,ando y el volvió a asentir con una expresión que Halin identificó como de diversión.

La chica sintió entonces la baja temperatura que había en esa habitación, recordándole que se hallaban en la biblioteca y que ésta no tenía chimenea...

-----Dioses. Pudiste haberme llevado de vuelta a la alcoba.-----Rió ella con un gran sonrojo.

Él Yako negó ligeramente y pareció mostrar desinterés. Parecía realmente cómodo en ese lugar.
Se recostó sobre sus patas ajustando su cuerpo y su cola alrededor de ella, protegiéndola del frío mientras la miraba y le señalaba la comida, pidiéndole que se alimentara.
Ella asintió con una sonrisa...

-----Gracias. ----Le expresó dulcemente, poniendo un beso sobre su frente.

Una vez se hubo alimentado, volvió a quedarse profundamente dormida, cubierta y protegida por el gran Yako quien velo su sueño por las horas que éste duró..




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