Capítulo 2

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Isabella compró algo para que comieran ambos, y luego salió al jardín de la clínica, buscando un lugar para poder sentarse a almorzar.

Visualizó un sector donde había un gran árbol autóctono, y sonrió. Sí, aquel parecía un lugar prometedor.

Empujó la silla de ruedas, caminando con una suave sonrisa. ¿A quien no le hacía bien un poco de sol? Respirar aire limpio y puro, como el que había en la isla.

Colocó la silla bajo el árbol, y luego se sentó ella, tomando la bolsa donde llevaba las dos viandas.

Muy bien ¿Cuál quieres? Huele y elige —sonrió, mostrándole las dos cajitas.

En una  había una hamburguesa con papas fritas, y en la otra había carne al horno con ensalada y papas. Maizak las tomó, y las olió, eligiendo la segunda caja.

Olía más natural, y con menos condimentos y especias.

—Buena elección —sonrió tomando la hamburguesa.

Le colocó un poco de ketchup a las papas, y observó cómo Maizak cortaba un trozo pequeño de carne, y se lo llevaba a la boca. En cambio ella, le dio una gran mordida a su hamburguesa.

Él la miró curioso, y ella río tapándose la boca, negando con la cabeza. Okay, no era una muy buena impresión aquella.

L-Lo siento —rio tapándose la boca—. Adoro las hamburguesas —le dijo luego de unos segundos, de intentar tragar lo que tenía en la boca, sin ahogarse.

El volvió a mirar su comida, y decidió probar una papa.

Maizak, me gustaría conocerte un poco más, y que tú también me conozcas —sonrió—. ¿Cuál es tu comida favorita?

—Sólo como carne —pronunció en un tono bajo, tranquilo.

Oh, sí, la carne es muy rica —le dijo antes de darle una mordida más pequeña a su hamburguesa—. Yo la amo.

Tomó una de las botellas de agua, y la abrió, para poder bajar un poco la comida. Ella ya se iba comiendo tres cuartos de su hamburguesa, y Maizak apenas había comía un cuarto de su filete.

—¿Tienes sed? ¿Quieres agua?

—Después.

Ella lo miró y sonrió, antes de comer unas papas más. Él seguía callado, pero al menos se lo veía un poco mejor. O tal vez sólo era su deseo de que así fuera.

***

Isabella iba llegando a la habitación de Maizak, cuando se encontró con el médico de cabecera de él. El tipo la observó con el ceño fruncido, y la morena supo que estaba en problemas.

—Señorita Aranda ¿Por qué sacó al paciente sin autorización?

—Yo... Creí que serían buena idea que él saliera un poco, que estuviera en contacto con la naturaleza, que le haría bien.

—Usted sólo es la terapeuta de rehabilitación ¿Comprende? Su único trabajo aquí, es ayudarlo a caminar, y evitar la atrofia muscular por la inmovilidad, nada más.

—Sí, lo siento... No volverá a ocurrir —pronunció bajo.

—No sólo se lo llevó sin autorización, sino que también ha hecho que se salteara una de sus comidas.

—Él sí ha comido —murmuró, sabiendo que aquello sólo enojaría más al médico.

Sí, Isabella aceptaba que había hecho algo malo al llevárselo sin avisar, pero creía que él necesitaba eso también. Salir de esa habitación donde llevaba tres meses encerrado.

Maizak levantó la cabeza, y observó a la morena. No había entendido una sola palabra de la discusión, pero al parecer, la habían regañado.

No le agradaba ese médico, y mucho menos ahora.

***

Estaba con una compañera de trabajo, ambas en la barra de aquel bar, mientras tomaban un trago. Luego de aquello, se irían las dos a la disco, a despejarse un rato.

—Oye, estás menos charlatana de lo normal ¿Qué te pasa?

—Hoy me regañaron —le dijo haciendo un mohín, antes de tomarse medio vaso de cerveza—. Y no hice nada grave.

—¿Por qué? ¿Qué pasó? —le preguntó confundida la otra muchacha, comiendo unos nachos.

Isabella rodó los ojos, y se llevó varios nachos con queso a la boca, apenas pidiéndola cerrar luego. La otra joven, una castaña, la miró con asco.

—Ya mujer, no seas tan cerda.

—E-Estoy es-tresada —le dijo con la boca llena.

—Sí, pero la gente te mira —pronunció apenada.

Isabella la observó curiosa, y luego giró su rostro hacia donde Nidia le había señalado con la mirada. En una de las mesas frente a la barra, habían tres muchachos, mirándola divertidos.

La morena sonrió y les mostró su vaso de cerveza, antes de girarse y terminárselo. Nidia la miró desconcertada y ella se encogió de hombros.

—¿Qué pasa? —sonrió—. Oye ¿Y si vamos a bailar?

—Sí, y ya no comas así por favor —le pidió bajándose del asiento, dejando el dinero sobre la mesa.

—Pero si así como —se excusó llevándose los nachos, mientras continuaba comiendo.

***

Maizak se giró en la cama, y miró la ventana que estaba cerrada. Al menos por unos minutos, pudo sentirse nuevamente libre, en contacto con la realidad.

Pero ahora, nuevamente en esa habitación, se sentía atrapado, solo. Y quería salir, no quería seguir estando ahí. Estaba cansado de ver a los médicos, de que tuvieran que controlarlo.

De hacerse estudios, análisis, de no conocer a nadie, de tener que estar reprimido. Quería irse, y sin su pierna no podría hacerlo... Estaba postrado en esa camilla.

***

—Entonces ¿Qué fue lo que pasó? —le inquirió Nidia, bailando con Isabella.

—"Me robé" a un paciente, según el idiota de Fernández —pronunció en un tono molesto—. Y lo único que hice fue sacar a ese muchacho a dar un paseo.

—¿Un paseo? ¿A dónde? ¿Y que muchacho?

—Es un paciente mío que tengo hace dos semanas, y me costó mucho poder hablar con él, y que me contestara. Él perdió una pierna, y está muy depresivo... Yo sólo quería distraerlo un poco ¿Quién puede sentirse bien estando encerrado?

—Sí, supongo que nadie, pero tendrías que haber pedido permiso, y que algún enfermero los acompañara por si acaso.

—¿Por si acaso? —le inquirió confundida.

—Sí, por si él necesitaba algo. ¿Qué edad tiene tu paciente? Porque dijiste muchacho.

—No lo saben, ya que él no habla con ellos. Pero estiman que unos treinta.

—Y tú tienes veinticuatro, ten cuidado con lo que haces y como lo tratas. Hace unos años, desafectaron a una médica por estar involucrada con un hombre de aquí. Y a diferencia de ella, él es tu paciente.

—Pero si yo no quiero nada con él, no lo veo de otro modo. Sólo quiero animarlo... Soy joven pero no estúpida, sé que es incorrecto, y falto de ética, aprovecharme de un paciente. Iría contra mi juramento.

...

Hasta aquí por hoy ❤️💕

MaizakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora