Capítulo 10

13.1K 1.2K 162
                                    

-¿Me contarás ahora como me conociste?

Sonrió, mientras asentía con la cabeza y terminaba de masticar su espagueti. Ambos estaban comiendo en el comedor del hotel.

-Te conocí en la clínica, era una de las recepcionistas. Entiendo que jamás me vieras durante ese tiempo. Tú sólo estabas en tu habitación, y yo... Pues en los datos -sonrió-. Además, las pocas veces que pudiste notarme, tú estabas con Isa -pronunció bajo, incómoda.

Tomó un poco de pasta en su tenedor, y la giró, sin mirarlo.

-Vi como la mirabas, sé que no soy ella. Y entiendo si no quieres ahora que volvamos a estar juntos, sé que tendría que haberlo dicho antes.

-Sí, tendrías que habérmelo dicho.

Ella sonrió levemente, aún mirando hacia abajo, y luego levantó la cabeza.

-Bueno, creo que... No hace falta que le digamos esto.

-¿Por qué?

-Sé que quizás entre ustedes pueda haber una bonita relación. Yo sólo quise estar contigo, antes de que ustedes fueran algo. Y lo sé, actué mal -suspiró dejando el tenedor, mirando su comida-. Sí, mejor no le digamos nada ¿Quieres?

-¿Por qué me dices esto ahora? -le inquirió sintiendo un nudo en el estómago.

¿Se había arrepentido de estar con él?

-Porque siento que te mentí al no decirte que conocía a Isa.

Se mordió el labio inferior, y tomó su copa, para beber algo de agua.

-Mai ¿Volverías al centro para verla? Sólo debemos decir que te encontré, nada más.

-¿Esto es todo? -le inquirió sintiendo un vacío enorme en su interior.

Al final, ahí estaba nuevamente aquella sensación que Esther siempre le causaba. Nidia lo miró a los ojos, y apretó sus labios entre sí. Sólo quería besarlo, pero ahora se sentía culpable.

Tenía decenas de llamadas de Isabella, sin contar con los mensajes.

Maizak se puso de pie, dispuesto a irse de allí, sin haber tocado su almuerzo, y ella intentó seguirlo. Pero ni siquiera podía caminar rápido.

-Maizak, espera por favor -le pidió intentando seguirlo.

El muchacho se detuvo, al escucharla jadear.

-¿Qué quieres? ¿Seguir hablándome de Isabella?

-Lo siento, sé que actué mal, debí ser sincera.

-Sólo me buscaste para follar.

-Sí, es verdad, sólo te busqué para acostarme contigo, porque me gustaste. Porque sé que tú no podrías darme otra cosa, a ti te gusta Isabella.

-¿Por qué querías oler a mi?

-... Sólo quería saber que se sentía que un hombre kanatita me reclamara como suya -pronunció bajo.

-Sólo eso.

-Sí, pero no cualquiera. Si fuera así, me habría acostado con el primer tipo que se me cruzara, y yo sólo quería hacerlo contigo.

-¿Por lástima? ¿Así es cómo me ven? -gruñó.

-¡No! -le dijo molesta-. ¿Qué parte de que me gustas no entiendes? Vine hasta aquí porque esta era mi única oportunidad para estar contigo. Y sabía que iba a ser algo efímero, pero al menos... Me quedaré con un buen recuerdo. Y un dolor que me va a acompañar un buen tiempo también -sonrió-. Creo que voy andar coja unos buenos días.

-Dime que eres sincera.

-¿A caso te sueno a mentira?

-No, y no quiero equivocarme.

-¿Equivocarte?

La tomó del rostro y ella lo miró a los ojos, confundida.

-Si tú estás aquí, e Isabella no, me parece que no deberíamos estar hablando de ella.

-Pero Isa-

Unió sus labios con los de ella, y Nidia le correspondió, tomándolo de los hombros, poniéndose en puntas de pie para poder estar más cerca del alto rubio.

-Quien vino aquí por mí eres tú, no ella.

***

"-Wou, vaya que tu gato ha crecido -pronunció divertido un tipo.

-Sí, es todo un macho insaciable ahora, digo -sonrió traviesa Esther-. Un gatito bien domado.

-¿En serio? ¿Follas con el animal? Qué gustos extraños tienes -le dijo su compañero-. En fin, tengo los nuevos planos de dónde debemos excavar...

Maizak los observó a ambos hablar, y apretó sus puños. Sólo un animal, sólo eso era para su dueña."

La observó por un momento, y ella estaba concentrada en la película, que se suponía, estaban viendo ambos. Estaban nuevamente en la habitación del hotel, y Nidia había comprado palomitas.

Maizak le había contado que nunca las había probado, y a ella le había parecido una buena idea pasar la tarde de ese modo, viendo películas y comiendo palomitas de maíz.

Si estuvieran en el centro, lo habría llevado al cine que estaba cerca del aeropuerto. Pero allí en el pueblo, era lo mejor que podían hacer.

-Oye Mai, si no entiendes algo, tú sólo pregúntame -le dijo comiendo más palomitas, sin dejar de ver la película.

-Ven aquí.

-¿Hmm? -pronunció curiosa, girando la cabeza para verlo.

Él sonrió levemente y la tomó de la cintura, para sentarla entre sus muslos, pasando sus brazos hacia adelante, tomando también el tazón con palomitas, que ella sostenía.

Nidia sonrió y apoyó su cabeza sobre el pecho de él, continuando mirando la película. Tomó un par de palomitas, y levantó su brazo hasta Maizak, para que él también comiera.

El rubio entrelazó una de sus manos con la de ella, y la castaña cerró sus dedos, acariciando con su pulgar uno de sus dedos. Se sentía bien estar de ese modo.

Pertenecerle a alguien, que la hicieran sentir querida, elegida... Nadie antes la había elegido, siempre habían sido polvos de una noche, o una vez.

Y apesar de lo que le había dicho, Maizak la había elegido.

-Tengo veintiún años.

El rubio dejó de lado la película, y la observó curioso.

-Me gusta el color azul, soy alérgica a la nuez, y... Mmm -pronunció pensativa-. Amo el espagueti -sonrió.

La tomó del rostro, y ella giró la cabeza para verlo, sonriendo.

-Creo que empezamos al revés, pero, quizás... Podríamos conocernos ¿Verdad? ¿Qué dices?

-No, no puedo hablarte de mí.

-Oh, está bien.

La miró a los ojos, y bajó a sus labios para besarla, despacio, lento, saboreándola.

-¿Aún duele? -pronunció ronco, a escasos centímetros de sus labios.

-Un poco, pero creo que puedo aguantarlo, porque yo también quiero hacerlo -le dijo ansiosa.

Maizak le quitó el tazón de los muslos, y Nidia se arrodilló frente a él, para poder besarlo mientras le ayudaba a quitarse la ropa.

...

MaizakWhere stories live. Discover now