Capítulo VIII

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Querido Jongdae:

La idea de vacaciones compartidas habría sido perfecta si hubiese sido con cualquier otra pareja. Si hubiese sido junto a cualquier otra persona, alguien de poca importancia para mí.

Pero no lo fue.

La llegada a la cabaña fue un mal augurio, el cielo estaba tan gris, el viento parecía querer limpiar la arena de la playa y el sonido de las olas chocando por escasos segundos era equivalente al de un trueno. Pero Chanyeol se sentía optimista, creía que el clima cambiaría, que el sol se dignaría a salir.

Aquello nunca sucedió, los pocos días que teníamos estaban arruinados. Y, en parte, yo sabía que todo lo que teníamos también se había echado a perder.

Fingimos disfrutar nuestro pequeño escape. Irene y Chanyeol eran las almas positivas de la fiesta, que con cursilerías románticas y demasiado entusiasmo repetían que el clima no era importante para el amor. Intentamos conducir a cualquier parte pero la lluvia no dejaba mucho margen de actividad. La playa era un lugar prohibido con dichas condiciones.

Al segundo día nos dimos por vencidos, acordamos que nos quedaríamos en la cabaña a hacer vida doméstica normal hasta que los nubarrones se disiparan. Chanyeol e Irene se apagaron de inmediato, quizás sus ansias por fin habían declinado. En la mesa del almuerzo, mientras el tema todavía permanecía en nuestras bocas, él me miró desde el otro lado con uno de esos semblantes pétreos, que parecen no revelar nada, hasta que por una milésima de segundo, el fantasma de una sonrisa satisfecha asomó en las comisuras de sus labios.

No supe interpretarlo en ese momento.

Así que obedecimos la inclemencia del tiempo. Permanecimos en la cabaña, con esporádicas escapadas a la tienda por algún faltante. Nos veíamos en las comidas, veíamos alguna que otra película juntos. Por las tardes me la pasaba leyendo algún libro, adelantando trabajo de la universidad en el portátil o pintando imágenes repetitivas en tonos de grises de cada rincón de la casa. Chanyeol aprovechaba la calma para componer música.

Ellos dos. Intentaba no prestarles atención, especialmente a él y los ojos que no dejaban de perseguirme, como un recordatorio en rojo de todos los pecados que quería cometer.

Dichotomic || HunHan/ChanLuWhere stories live. Discover now