Capítulo 5

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Mymble hija y Chiquitina se despiden de los chicos agradeciendo por haberse reunido. Una vez que se alejan, Snufkin prepara sus cosas a lo que su padre aprovecha para acercarse.

—Ustedes parecen llevarse bien— dijo Joxter.

—Sí, Mymble Hija es muy amable, todo lo contrario, a su hermana menor— dijo Snufkin— A veces cuando los Moomin no se encuentran disponibles, ella me trae a Chiquitina para cuidarla.

—¿Por qué? — le preguntó Joxter.

—Supongo que porque sabe que soy responsable.

—¿no te molesta eso? — le preguntó Joxter sentándose sobre la rama de un árbol.

—Para nada, yo la veo como una hermana mayor y supongo que ella me ve como un hermano— dijo Snufkin.

Al escuchar eso, Joxter cae del árbol por la sorpresa. Snufkin corre a auxiliarlo a lo que su padre le responde que esta bien. Ambos se ponen a caminar con Snufkin tocando la armonica. Se encuentran señalamientos de prohibición. Snufkin se siente molesto, él quita los señalamientos.

—Odio las prohibiciones— dijo Snufkin— Perdona, pero tengo que hacer algo.

Joxter lo detiene, Snufkin se enfada, pero Joxter solo lo aleja. Reune los señalamientos que arranco su hijo y los pone en una pila para luego quemarlos. Snufkin no entiende lo que sucede.

—Parece que tenemos mucho en común tú y yo— le dijo Joxter con una sonrisa.

Snufkin se pone feliz. Escuchan al dueño de los señalamientos gritarles a lo lejos. Ambos comienzan a huir riéndose de la situación. Llegan hasta una feria, Snufkin no quiere entrar, pero su padre le insiste ya que si se logran mezclar entre la gente podrán confundir al perseguidor.

Ambos se mezclan entre la gente liberándose de aquel sujeto. Snufkin se siente presionado por toda la gente. Jala a su "compañero" pero al levantar la mirada se da cuenta que se equivocó de persona.

Snufkin se paraliza de la sorpresa, comienza a recordar algo de su niñez. Se encuentra en una feria con su padre, no puede reconocerlo ya que es muy alto para él y su voz es algo estática. Su padre solo sonríe, la gente se amontona, Snufkin jala de la ropa a su padre, pero ve a otro sujeto.

—Hola pequeño, ¿Dónde están tus padres? — le preguntó el señor.

El niño se queda perplejo. Snufkin vuelve a la actualidad, comienza hiperventilar para luego alejarse corriendo hacia el interior del bosque. Al estar adentrándose comienza a escuchar voces, ve siluetas oscuras de lo que parecen ser sus padres hablando a lo lejos.

Sigue las voces, ve la silueta de su madre alejándose de él. Snufkin va por la de su padre que esta recargada en un árbol. Va a aquel árbol, pero en cuanto se acerca la silueta desaparece. Snufkin se cubre la cara con su sombrero para soltar en llanto.

—¿¡Porque me sucede esto!? — gritó Snufkin — ¡Al menos díganme algo!

Joxter corre a abrazarlo para así calmarlo. No le dice ninguna palabra a su hijo, pero lo abraza con todo el amor que tiene para darle. Snufkin sigue llorando para así desahogarse.

Al caer la noche, deciden acampar cerca de ahí. Joxter corta algunas frutas mientras su hijo se encuentra sentado sobre un tronco cobijado y viendo a la nada.

—Me siento solo— dijo Snufkin.

—Me tienes aquí— le dijo Joxter para luego poner a coser las frutas.

—No lo entiendes, es mejor estar solo, así nadie te hace daño— dijo Snufkin.

—Pero tienes a tus amigos— le dijo Joxter.

—Sí, pero a veces es mejor estar solo— afirmó Snufkin.

—No te entiendo— dijo Joxter.

—Aunque este con gente, ellos no hacen caso— le dijo Snufkin abrazándose así mismo.

—Puedes contarme lo que sucede.

—Cuando era niño, no encontraba mi hogar. Era invierno por lo que todos estaban hibernando, pero era un niño y no sabía de eso— explicó Snufkin— Intenté despertarlos, pero nada funcionaba, ni siquiera mis llantos o gritos. Decidí esperar, pero nadie llegó a mí.

—¿Nadie te ayudó? — le preguntó Joxter.

—No, mientras ellos dormían tranquilamente, yo tenía miedo en la fría nieve del invierno— respondió Snufkin algo enfadado— Sabiendo que nadie iba a venir a ayudarme, decidí irme al sur.

—¿Por qué al sur?

—No lo sé, creo que algo en mí me dijo que debía ir hacia allá— respondió Snufkin algo confundido.

—¿Por qué no regresaste a casa? Al menos hay estarías calientito— dijo Joxter.

—Aunque lo hiciera, nadie me prestaría atención— dijo Snufkin.

—¿Por qué no querías ir a la feria? — le preguntó Joxter.

—Es por la gente, me siento asfixiado— respondió Snufkin.

—¿Por qué?

—Ellos conviven, pero yo aún no puedo superar el ignorarme. Hubo una ocasión en que me hice invisible por ver tanta gente— dijo Snufkin.

—No lo entiendo, se supone que los niños se vuelven invisibles cuando son maltratados— dijo Joxter.

—Lo sé, pero al estar con mucha gente, siento que me ignoran o que soy invisible para ellos. Si de niño nadie despertó, me hizo creer que no existo para otros— dijo Snufkin.

—Pero a tus padres les importas, deben extrañarte— dijo Joxter.

—Si tanto me quieren, ¿Por qué no fueron a buscarme? — preguntó Snufkin.

—Tal vez porque no se dieron cuenta— respondió Joxter tratando de no decir la verdad.

—No se dieron cuenta porque mientras su hijo estaba fuera, ellos dormían— dijo Snufkin.

—Como sea, ¿Cómo volviste a ser visible? — le preguntó Joxter tratando de no hablar sobre los padres.

—Volví a ser yo cuando me alejé de la gente. Al parecer me da tiempo para pensar en mí mismo. Por eso procuró salirme de las fiestas y así no sentirme invisible— dijo Snufkin.

—Ya veo, eso explica muchas cosas— dijo Joxter.

—Me voy a ir a dormir, no tengo ganas de cenar— dijo Snufkin metiéndose a la tienda.

Joxter no dice nada. Termina comiéndose la cena él solo. Se va a la rama de un árbol para así usarlo como cama. Ve la luna tratando de procesar todo lo que escuchó de su hijo. Se siente culpable por todo el sufrimiento que vivió su hijo. Se odia más por no poder decirle a su hijo lo mucho que lo sentía pero sabe que no puede decirle la verdad aún.

La verdad del todoOn viuen les histories. Descobreix ara