8. Momentos robados.

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***NOTAS: Este capítulo es un spin off. Es como un "¿Qué pasaría si...?" que podría suceder después de la revelación de identidades. ¿Pero quién soy yo para saber si esto realmente pasará en la historia? Muajajajaja~ *carcajadas malvadas* ¡Disfruten!

Adrien amaba este tipo de momentos.

Atrapado entre el hermoso cuerpo de su novia y la puerta, se sintió mareado y caliente gracias a sus besos. Sin embargo se abstuvo de gritar su nombre, o de llevarlo a un nivel más avanzado. No estaban en la mejor situación para hacer algo más que enrollarse y desear desesperadamente estar en algún lugar un poco más privado.

"Así que, ¿fui atraído aquí para hacer dulces melodías?" jugueteó él, haciendo referencia a su nuevo escondite en el armario de instrumentos, entre suspiros intentando recuperar el aliento mientras Marinette dejaba un rastro de besos en su mandíbula.

Marinette le mordió el cuello, riéndose. "Eres imposible. Haces bromas incluso con una asombrosa chica besándote." Parándose de puntitas, ella le dejó un beso en la punta de la nariz. "Y no te atraje aquí. ¡Tu me seguiste!"

"Pero tu la empezaste," molestó Adrien, jugueteando con un mechón de cabello suelto alrededor de la cara de ella. "No puedes pasar a mi lado dándome los ojos de cama-"

"¿¡Ojos de cama!?"

"- ¡Sip! Ojos de cama. No puedes usarlos sin esperar que te siga."

Marinette rodó los ojos, rebuscando en el armario lo que fuera que Nino le había pedido que buscara. Al menos esa es la razón que se le ocurrió a Adrien. ¿Por qué otra razón una estudiante de modas estaría en la sala de música? "Primero- no usé los ojos de cama, y segundo- sabes que eso es un ochenta y tres por ciento acosador de tu parte ¿cierto?"

Adrien se agachó, tratando de atraparla en el polvoriento estante lleno de tambores. Sonriendo de oreja a oreja, agarró su cintura, atrayéndola con su sonrojo hacia él. "¿Solo ochenta y tres? Necesito mejorar mi juego. ¿Tienes planes para la noche? ¿Te molesta si un pobre gato callejero te sigue a tu casa?"

"Dios, debes agradecer que eres lindo," Marinette suspiró, pero la falsedad de su exasperación fue revelada por la sonrisa en sus labios y la chispa de alegría en sus ojos, causando que el corazón de Adrien diera un vuelco. "No creo poder soportar que no estés."

"Sabía que solo me querías por mi cuerpo," Adrien jadeó, reclinándose en su hombro y fingiendo un enorme sollozo. "¡Una alta traición maliquita! ¡Mi corazón no lo soporta!"

"Podrás vivir con ello," Marinette respondió con un resoplido, palmeando su cabeza. "O quizás no. Pero si sobrevives, claro, eres bienvenido a acosarme- quiero decir- acompañarme a casa."

Levantando la cabeza, Adrien sonrió. Apoyando su frente en la de ella, se permitió a si mismo disfrutar un momento de ese modo. Sintiendo un cambio de humor, Marinette suspiró con felicidad. Su mueca se convirtió en una pequeña sonrisa, siendo la última cosa que Adrien vio antes de cerrar sus ojos y descansar.

Había algunos momentos en los cuales sentía que no era real, que tenía la suerte de haber descubierto que su mejor amiga y el amor de su vida eran la misma maravillosa persona. A decir verdad, le temía. La felicidad que sentía pareciera que no iba a durar, como las nubes después de una tormenta, justo antes de la reaparición del sol. Se aferraba a momentos como estos, tan rápido pasaban de calientes a burlones a amorosos. Él tenía que aferrarse a ellos. Todo sobre su pasado sugería que esto no iba a durar.

Estos eran los momentos donde Marinette hacía algo que le recordaba que ya no estaba en el pasado. Las cosas que podían parecer más simples, eran las más importantes para él. Cosas que le hacían recordar que los momentos no eran fugaces. Cosas como acercarse para tomar sus manos entre las suyas, acercarlas a sus labios y susurrar un cariñoso "Te amo", para hacerle recordar que era real. Que su pasado quedaba en el pasado, y podían armar su propio futuro.

Adrien amaba este tipo de momentos. Momentos robados que podía guardar en su mente, repetirlos una y otra vez hasta que fueran parte de él como podría serlo su corazón o un pulmón.

Pero lo que Adrien amaba más que nada era el hecho de que Marinette fuera tan buena compañera de crímen, robando aquellos momentos codo con codo junto a él.

Aunque tomando en cuenta que eran superhéroes, él pensaba que debían hacer un mejor análisis sobre esto. Se hizo una nota mental de hacerlo cuando no estuviera tan distraído por la hermosa chica entre sus brazos.

"Yo también te amo," susurró, vertiendo todas sus emociones en la mirada que le lanzó a continuación. "Y me estás dando los ojos de cama otra vez."

"No de nuevo." Marinette lo acercó, envolviendo sus brazos alrededor de sus hombros, entrecerrando los ojos. "Esta es la primera vez."

Justo cuando Adrien se preparaba para otro de sus momentos robados se oyeron tres fuertes golpes en la puerta del salón de música. Marinette chilló, alejándose de Adrien mientras él trataba de quitarse el pintalabios de la cara.

"CHICOS" dijo la voz de Nino. Y no sonaba contento. "¿PUEDEN DEJAR DE HACER BEBES POR SOLO CINCO MINUTOS Y PASARME MIS MALDITAS CUERDAS DE REPUESTO PARA LA GUITARRA? ¡TENGO UN EXAMEN EN MEDIA HORA!"

Marinette adquirió un color rosado, pero no intentó negar las acusaciones de Nino. Rápidamente tomando las cuerdas que se había ofrecido a llevarle, abrió la puerta y se las dio con una sonrisa tímida. "Lo siento Nino."

Nino levantó una ceja. Mirando a la pareja, negó con la cabeza pero agradeció a Marinette por las cuerdas como si nada. "Oka." Se encogió de hombros, dándoles un pequeño saludo. "Sigan en lo que estaban."

Cuando cerró la puerta, dejando a Adrien y Marinette solos, Adrien no pudo evitar reir. "¡Ahora que lo pienso, Nino acaba de robar nuestro momento robado!"

Marinette enterró la cabeza entre las manos, las puntas de las orejas suficientemente rojas como para competir con el traje de Ladybug.

Marinette enterró la cabeza entre las manos, las puntas de las orejas suficientemente rojas como para competir con el traje de Ladybug

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When Duty and Desire Meet. (Español)Where stories live. Discover now