When Duty and Desire Meet. (Español)

12. El Corazón más Oscuro, Cupido Negro.

Aclaraciones previas:

Este capítulo no es parte de un arco.

Se sitúa entre Orígenes y el presente: Marinette tiene 18 años y Adrien tiene 22, por lo que han sido héroes durante 2 años hasta este momento.

Sin más que agregar... ¡Comencemos!

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La rosa eterna reposaba en el tembloroso regazo de Marinette. La miraba, juzgando sus nervios. Ella no podia culparla.

Respirando profundamente, alejó los ojos del regalo y se concentró en cómo iba a ser su día.

Paso uno: Comprarle a Chat Noir un regalo de San Valentín. Hecho. Ya estaba completo. En su primera reunión, Chat Noir le había conseguido una rosa amarilla "eterna" simbolizando que siempre serían compañeros y amigos. Ella ahora le había conseguido una rosa eterna roja. Ella esperaba que él comprendiera el significado, pero eso ya era parte del paso dos.

Paso dos: Decidir lo que iba a decirle cuando lo viera más tarde. Las pilas de papel alrededor de toda su habitación eran prueba de que ella lo había intentado, al menos. Ella tenía... algo. De todos modos, Marinette sabía que sería un tremendo desastre aunque lo practicara. Tikki le había aconsejado hablar desde el corazón. Pero a Marinette no le preocupaba su corazón, sino su estúpida lengua y la manera en que se le trababa cada vez que intentaba hablarle a Chat sobre sus sentimientos.

Pero eso era todo. Podía sentirlo. Habían sido compañeros por dos años. Estaba en su ultimo año de escuela antes de ir a la universidad. Tenía 18 años, ya estaba crecida, no era una boba adolescente de 16 años con un amor platónico ligeramente mayor. Eran, como siempre habían sido, compañeros de igual modo.

Dos años de estar enferma por él eran suficientes. Si lo escondía por más tiempo, sentía que explotaría.

¿Paso tres? Eso dependía de Chat, y la verdad sea dicha Marinette quería vomitar con siquiera pensar en ello.

Según su escritorio ahora eran las 7:00am. Marinette bostezó y se frotó los ojos. Le había sido imposible dormir la noche anterior y estaba feliz de tener que confesarse usando una máscara. Podría ocultar las bolsas alrededor de sus ojos.

La escuela fue incluso peor de lo normal. Cuando llegó, fue aplastada con una ráfaga de serpentinas rojas. Corazones de amor llenaban todas las salas. Tratando de no rodar los ojos, Marinette se abrió paso al aula donde tendría su primera clase y se derrumbó en un asiento junto a Alya. Inclinándose hacia adelante, dejó caer su cara en el escritorio y gruñó molesta.

Alya rió. "Ese es el humor que esperaba," dijo, empujando confeti de la cabeza de Marinette, que se había atado el pelo en una coleta anticipando la explosión. La coleta la había traicionado. No fue un buen presagio para el resto de su día. Si su plan de usar un peinado simple, ¿¡cómo haría para CONFESARSE AL AMOR DE SU VIDA?!

Sería un largo día.

La campana final fue un pequeño alivio para la ansiedad que recorría cada parte de su cuerpo. Como había predicho fue incapaz de concentrarse en cualquier cosa que decían sus profesores en ninguna lección. Ni siquiera las que realmente le interesaban. Cada vez que lo intentaba, las palabras de los profesores quedaban estancadas en algún lugar entre sus orejas y su cerebro, sonando como una burla. "¡Mírate! ¿Crees que puedes confesarte? ¡¿Tu?!"

Ugh.

No hacia falta mencionar que sus nervios se habían disparado. Pero al menos tenía a Alya como compañera en su miseria. Mientras colgaban las pesadas mochilas sobre sus hombros, Marinette pudo notar como Alya le lanzaba una mirada furtiva al objeto de su afecto. Su corazón se entristeció por su amiga. "¿No crees que ya es hora de acabar este estúpido acuerdo que tienen ustedes dos?" Preguntó serenamente mientras Nino saludaba extrañamente y salía apurado por la puerta. Generalmente se quedaba un rato con ellas después de clases. El día de hoy fue distinto, y Marinette no podía culparlo por salir corriendo. Incluso desde el fondo de la clase pudo notar el corazón roto y la tristeza abrumadora en sus ojos.