¿El trabajo de mis sueños?

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Hacía muchísimos años que no veía a Eduarda. Entonces la encontré en el parque y de la nada me dijo:

—Romina, ¿todavía sueñas en conocer el mundo entero?

—¡Claro! —dije pensando en mi sueldo que apenas me daba para vivir.

—Pues tengo el trabajo perfecto para ti. Estoy segura que te gustará. Pero tienes solo hasta mañana para decidir, traer tu maleta y despedirte de esa monótona vida que llevas. No te diré de qué se trata. Tienes que confiar en mí —me dijo, antes de entregarme una dirección donde yo tenía que ir.

Me pasé todo el día pensando en esta locura. ¿Cuánto me conocía ella, para estar tan segura de que me aceptarían?

Pensé que si siguiera estancada en mi trabajo, nunca viajaría.

Me decidí locamente por entregar la carta de renuncia y hacer mi maleta, despedirme de mis padres e irme.

Toda la noche imaginé los trabajos más geniales posibles. Pero, a las 6 de la tarde del día siguiente, cuando mi taxi se detuvo en la dirección indicada, mi cara de espanto borró todas mis expectativas.

Entonces recordé de cuando íbamos a la universidad y me escondí en la maleta de Eduarda, suplicando que me llevara a su viaje.

"¿Mi apodo de "mujer de goma" nunca había sido olvidado por ella?"

Luego tuve la respuesta, cuando una payasa de ojos conocidos salió del circo a darme la bienvenida.

Está bien... confieso que, aunque me doblaron en mil partes, fue el comienzo de una vida realmente feliz.

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Un viaje a través de mis MicrocuentosWhere stories live. Discover now