Capitulo I - LOS ESTAFADORES

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Quince años después...

-Emma-

Siempre nos preguntan "¿Por qué?" "¿Porque son estafadores?" y aunque no lo crean ni siquiera nosotros estamos seguros de la respuesta de esa pregunta.

Creo que será por la adrenalina, por tener la capacidad mental de analizar y crear un plan sofisticado que nos lleva al resultado que todo estafador desea: terminarlo como es predicho. Saber y asegurar las posiciones hasta las conversaciones de las personas, porque, si no sabemos el resultado que va a dar la ecuación, le cambiamos los números.

Nos preguntan "¿Por qué elegir eso en lugar de ser una persona que haga su dinero a través del bien?" porque personas ricas y normales hay de más, las personas saben sus identidades y es mucho más sacrificio que diversión. Así que la pregunta sería "¿Por qué no ser un estafador?" hay personas que prefieren el bien, lo cual está bien, pero es aburrido y cotidiano ¿Por qué no ser una persona que deje su huella para siempre atreves del robo más grande del mundo? ¿Por qué no vivir esa adrenalina que se siente en medio de la misión? ¿Por qué no usar trajes, maniobras y técnicas para manipular el destino? ¿Por qué no? A veces cuando estoy en medio de una estafa me siento como una espía y eso sí se siente genial.

Caminaba tranquilamente por las calles pobladas de Nueva York absorbida por mis pensamientos. El sol del mediodía calentaba delicadamente mi rostro. Las conversaciones de las personas junto con sus movimientos constantes y el ruido de los autos se escuchaban a mi alrededor, dándole sentido a la frase que reina este lugar.

"La ciudad que nunca descansa"

Nueva York, un gran lugar. Siempre me gusto. Su aire a vida moderna, me encanta.

Caminé unas cuantas calles más, alejandome un poco del centro para ir a mi destino planeado.

Paré enfrente de un restaurant conocido de comida china. El lugar me daba la bienvenida con unas lindas decoraciones de cultura asiática que contrastaba hermosamente con los edificios grises y el sol candente. Entré y miré el panorama hasta encontrarme con un chico. Un hombre alto de tez blanca, su cabello negro estaba guardado en un gorro blanco, su mirada estaba enfocada en la comida que cocinaba enfrente de una mesa. La mesa en donde enrealidad estaba  mi atención.

Jesús López. Cincuenta y dos años. Tres de febrero de 1967 valencia–España.

Tres hijos con su primer y único matrimonio y dos con diferentes amoríos.

Los únicos delitos que se pueden encontrar en su contra son innumerables acusaciones por maltrato doméstico, pero su esposa siempre las deshaces antes de llegar a juicio. También lo acusaron de robo, pero lo declararon inocente por falta de evidencia.

Jesús es una persona de alta sociedad, con vicios y malos hábitos. Un extranjero que no se podría decir que trabajo para tener lo que tiene ahora.

Y era él quien encabezaba la mesa.

Los acompañantes de Jesús se reían estruendosamente por alguna estupidez que dijo él.

Hipócritas.

Caminé disimuladamente hasta unas de las mesas que estaban más cerca de la de Jesús, la cual parecía más aislada de lo normal.

Me senté justamente cuando llegó el chico que cocinaba para la mesa cerca de mí.

Levante mi mirada lentamente, le veía desde sus pantalones blancos, su cinturón negro, su uniforme blanco superior, hasta su rostro, la cual juntos con unos ojos verdes, me recibieron con una hermosa sonrisa.

Le regale una pequeña sonrisa por cortesía.

—Buenas Tardes, señorita ¿Qué Quiere para comer en este hermoso día? — ofreció sus servicios con una voz atrayente.

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