Nuevo alfa, nuevos desastres.

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Hendery aún no había terminado de llorar cuando tocaron su puerta.

Acababa de entrar a su apartamento, su traje negro aún puesto, dio un par de tragos de agua fría y pasó una mano por su rostro, aún sin creer que hace unos momentos había sido la despedida... le había dicho adiós a su hermano.

A su alfa, a Chittapon.
El hermano que le permitió vivir como un beta, cuando no lo era, que a pesar de las insistencias de sus padres de que él también debería prepararse para ser un líder como su hermano, Ten, le dijo que estaba bien... que él podía irse.

Aún ahora, a pesar de lo que otros puedan decir, sabe que el dejarlo ir fue por amor a su hermano menor, el anhelo de que cumpliera su sueño y no por quitar a cualquier alfa del camino... Chittapon siempre lo consintió

Lastimosamente, nadie se prepara para los accidentes y nadie puede detener a los cazadores... los malditos que matan todo lo que se mueva solo para colgar su cabeza en la pared y usar su pelaje como alfombra, creyeron que era un oso, le dispararon... cuando se acercaron y vieron a un lobo... lo dejaron, un lobo no les servía, ya tenían muchos.

Cuando los vigilantes de su manada llegaron ya era muy tarde, había perdido demasiada sangre, estaba muy herido... no resistió mucho tiempo.

Hendery llegó lo más rápido que pudo, ni siquiera pidió permiso a su jefe de salir, cuando llegó a su lado, en la cama su hermano le sonrió al ver su rostro lleno de terror... porque no esperas que algo logre quebrar a tu hermano mayor, al alfa que protegió por ya diez años a su gente.

Sus respiraciones eran lentas y pausadas, sus heridas eran grandes y posiblemente dolorosas, pero como todo buen alfa, no transmitía el dolor... no quería asustarlos, una lágrima bajó por su mejilla y rozó la mano de Hendery con suavidad.

—Solo te tienen a ti... —murmuró el mayor, mientras sus ojos se cristalizaban.

—No hables como si fueras a irte, t-tu vas a estar bien... la manada te n-necesita. —la voz de Hendery contenía sus sollozos, su mano apretó la mano de su hermano y una sonrisa cálida apareció en su rostro.— Ni siquiera sé qué hacer o cómo hacerlo.

Chittapon no dijo nada, observó el rostro de su pequeño hermano y dijo algo que le erizo cada vello en su ser.

—Alfa. —exclamó con fuerza y observó como las personas de la manada que estaban alrededor de él desviaron la mirada de su hermano hacia él casi automáticamente.

Reconociendo a quien había pasado la autoridad, reconociendo a su nuevo alfa

—Ten... —Hendery hizo un máximo esfuerzo por no llorar.— Tengo miedo.

—Serás un buen líder, s-solo... cuídate de los azules. —susurró mientras sus ojos se cerraban con suavidad y sus músculos se relajaban.— Y recuerda que te amo Hendy...

—¿Azules? —preguntó, pero sus ojos ya se habían cerrado.

Él se quedó a su lado, su respiración fue bajando de a pocos y cuando la mano de su hermano dejó de hacer presión en la suya, supo que todo había acabado.

Los dos concejales y dos enfermeras que estaban en la habitación ahora se inclinaban delante de la cama de Ten, lo escucharon sollozar mientras ellas cubrían su cuerpo y ellos colocaban incienso a su alrededor.

Chittapon ya no estaba.
Ya no le daría dulces ni lo visitaría, ya no lo abrazaria ni verían películas... estaba solo ahora. Sin padres, sin hermano... pero con una manada.

—Señor. —la voz suave de un concejal lo hizo salir de su transe.— ¿Preparamos ya el funeral? —preguntó, esperando nuevas órdenes y el miedo caló a cada parte de su cuerpo cuando todas las miradas cayeron en él y se inclinaban.

Los Omegas del Alfa | HenXiaoYangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora