[ El Pequeño Kim ]

Capítulo XXXVI

Odiaba esto. Odiaba su vida ahora. Odiaba levantarse en la mañana. Odiaba dejar a KiBum solo en la cama. Odiaba desayunar solo. Odiaba ir a trabajar. Odiaba que su esposo le mandase videos y fotos de las cosas que hacían con SangEun sin él estar presente. Odiaba tener que estar separado de sus bebés porque ¡Maldita sea! Los extrañaba demasiado.

Volver al trabajo luego de sus días de vacaciones por el nacimiento de su hijo, había sido demasiado difícil para JongHyun. Sabía que aquello sería inminente, pero es que había disfrutado tanto de sus meses en casa cuidando de su hijo y de KiBum, recibiendo visitas, saliendo a dar cortos paseos al parque, que cuando el momento de su regreso al trabajo llegó, JongHyun había estado irritable por días con sus colegas.

Ya todos sabían el porqué de su ausencia, por eso a su regreso a la oficina le habían recibido con felicitaciones, regalos para su hijo y para KiBum, así como peticiones para que JongHyun les mostrase fotos de su bebé, lo que le hacía arder en odio. "Cariño, solo quieren conocer a nuestro hijo" le dijo un día KiBum cuando JongHyun llegó enojado porque sus colegas elogiaban a su bebé. "¡SangEun se va a gastar, es demasiado precioso para que esas mierdas lo miren! ¡No quiero que vayas a mi trabajo, ellos son capaces de comerse a nuestro bebé!" se quejó JongHyun de forma estúpida, haciendo reír a KiBum.

Era por esa razón, que KiBum dejaba que JongHyun hiciese todo lo que quería junto a su hijo, él podía disfrutarlo todo el día, mientras que su esposo solo tenía las tardes y noches para consentir a su bebé, darle de comer, limpiarlo, mudarlo y darle amor. Incluso JongHyun se despertaba por las madrugadas para alimentar a SangEun y así permitir que KiBum descansase, sin importar interrumpir sus horas de sueño antes del trabajo.

La rutina de sus vidas era hermosa; los fines de semana era un tiempo precioso para ambos y como familia. El Sr. Kim iba a almorzar con ellos para evitar que expusiesen al bebé al frío otoñal y llegaba acompañado por la Sra. Park y Yerin, quienes se hacían cargo de los quehaceres pero siendo incluidas también como miembros de la familia. Algunos días, eran JongHyun, KiBum y SangEun quienes iban de sorpresa a visitar al abuelo TaeHoo.

Algunos días, TaeMin iba a acompañar a KiBum, manteniéndole al tanto de su vida, de su casi relación con WonSik, pero por sobre todo, haciendo presencia de amistad con su amigo, quien parecía estar hecho para ser padre por la forma tan perfecta en que parecía estar a cargo de su hijo.

Desde el nacimiento de SangEun, ya habían pasado tres meses. Tres meses de noches de desvelo, de pañales sucios, de mamaderas con leche en la madrugada, de llantos que eran difíciles de controlar, de horas valiosas de sueño para JongHyun y KiBum con cada siesta de su hijo, pero tres meses de una vida perfecta tal y como la estaban viviendo.

Aquel día era viernes y por suerte, JongHyun había podido acabar su trabajo acumulado antes de la jornada laboral, por lo que pudo marcharse un poco antes. En su camino al departamento, pasó por un restaurant de comida tailandesa y pidió la cena favorita de KiBum, avisándole en un mensaje que llevaría la cena para que así no tuviese que cocinar, lo que su esposo le agradeció.

Ansioso por llegar a casa, JongHyun apresuró su camino hasta que finalmente llegó. Aparcó el auto en su estacionamiento designado y fue hasta el ascensor, el que le dejó en su piso. Avanzó luego por el pasillo, sosteniendo su abrigo, su maletín y la bolsa con comida casi en un malabar para no dejar caer las cosas, sacando las llaves para introducirlas en el cerrojo y así abrir la puerta.

- Amores, llegué... - dijo dejando todo sobre la mesa de la sala mientras se quitaba los zapatos y cerraba la puerta, todo al mismo tiempo.

El silencio que recibió como respuesta lo confundió, él sabía que KiBum estaba en casa, pues le había confirmado que su cita al té con TaeMin se había cancelado porque el castaño había tenido que cubrir un turno en su trabajo de medio tiempo.