10 ~ Detenlos

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-Kook, cariño, por favor, encuéntralos.

-¿Madre?

-Por favor, detenlos.

La voz femenina se escuchaba a lo lejos, perdida en la profundidad de la oscuridad que se plantaba frente a él, oculta en algún rincón de aquella horrible habitación. El elemental quiso moverse, pero el insistente sonido de las cadenas invadió sus pensamientos. Sus brazos estaban alzados mientras las esposas sostenían sus muñecas con fuerza, provocándole que algunas gotas de sangre comenzaran a caer a lo largo de sus brazos por sus propios movimientos. Avanzó todo lo que las cadenas le permitieron, no más de dos o tres pasos, e intentó agudizar su oído, buscando de esa forma aquella voz tan familiar. Recordó que el fuego, además de calentar, iluminaba y en un intento desesperado quiso encender su mano, pero no consiguió más que un intenso dolor en todo rincón de su cuerpo. ¿Qué estaba sucediendo?

-Jungkook, por favor, encuéntralos.

-¿Padre?- preguntó casi en un grito.

-Pequeño, por favor, detenlos- repitió al igual que la voz femenina, con el tono de voz bajo y entrecortado.

-¡No entiendo a lo que se refieren!- contestó el elemental queriendo encender de nueva cuenta su mano, logrando que el intenso dolor que nuevamente lo invadía le quitara la poca fuerza que le quedaba y cayera, quedando sostenido por las cadenas de sus muñecas.

Soltó un fuerte quejido cuando no soportó más el dolor, dejando salir junto con él la desesperación que ya comenzaba a sentir.

¿Qué era todo aquello? ¿Qué significaba? Y lo más importante, ¿eran esos sus padres?

-Los malignos, Kook. Detenlos. No dejes que te venzan, por favor- la voz femenina se quebró –Los elementales dependen de ti.

Escuchó el sollozo a la lejanía, roto y profundo, y recordó, tal vez de la peor forma, de quien se trataba. Efectivamente, era su madre. Quiso soltarse nuevamente, forcejeando y haciendo que las cadenas sonaran fuerte por toda la habitación, soltando lágrimas en el proceso. Su madre estaba con él pero no podía verla.

-Campeón, sé que puedes hacerlo.

Su padre. Las lágrimas se intensificaron al reconocer a su progenitor, al igual que la fuerza que este ejercía contra las cadenas. El intento de utilizar sus habilidades solo le provocaba dolor, pero aun así no dejó de intentar utilizarlas. Estaba desesperado por volver a verlos, por abrazarlos una vez más, por más que eso sonara completamente imposible. Añoraba con sentir los brazos de sus padres rodear su cuerpo, abrazarlos y no soltarlos jamás, y con esa idea dio el tirón que lo liberaría de las cadenas. Estas cayeron junto con su cuerpo hacia adelante, y si bien aún estaban aferradas a sus muñecas, ya no lo sostenía a lo que fuese que lo atrapaba. Se puso de pie rápidamente y sin siquiera pensar en la prominente oscuridad a la que entraría corrió hacia adelante, esperando reencontrarse con sus padres.

-¡Mamá, papá!- gritó con desespero mientras sus piernas se movían con gran velocidad.

-No, Jungkook, detente. No es el momento aún- comentó Hyuna aún con notoria tristeza en su voz –Debes cumplir con esto antes, detente.

Jungkook no dejó de correr.

-Cariño, para- Hyojong habló –es importante que nos escuches. No debes venir con nosotros.

No había nada que detuviera al elemental. Sus músculos dolían de lo tensos que estaban al correr, pero eso era lo que menos importaba ahora mismo.

-¡Alto!

Y todo se detuvo. La voz de ambos padres retumbó en la oscuridad mientras el cuerpo de Jungkook se detenía abruptamente. Por más que quería seguir corriendo, su cuerpo no lograba responder.

Los cuatro elementos [Kookmin]Where stories live. Discover now