uno; a ciegas.

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Venus se quedó completamente quieta escuchando el sonido del canto de un pájaro. Cerró sus ojos un momento admirando en sus pensamientos el color verde de las hojas de los árboles. El azul del cielo. El blanco y la textura algodonada de las nubes.

Escuchó el sonido del pomo de su puerta al abrirse y automáticamente sus ojos se abrieron. El olor de la fragancia de su madre inundó sus fosas nasales y una pequeña sonrisa se instaló en sus labios.

—Buenos días, mi amor...—saludó ella dejando un beso sobre la frente de Venus.

—Buenos días.—respondió sonriéndole.—Pensé que te habías ido ya al trabajo...

—Ah, no.—murmuró ella.—El día de hoy me quedaré contigo...

—Mamá, no es necesario que dejes de hacer las cosas que te gustan sólo por mi...—replicó de inmediato.

—¿No quieres que me quede contigo...?—cuestionó ofendida haciéndola reír.

—No es eso. Sabes que disfruto de tu compañía simplemente no quiero que descuides tus cosas, mamá...—sonrió.—Pero gracias por pensar en mí y por quedarte hoy conmigo...lo aprecio en verdad...

—Vee...

—¿Si...?—susurró notando el cambio en el tono de voz de su madre.

—Me gustaría que reconsideraras la oferta que te hizo tu padre durante el desayuno de ayer...—le explicó lentamente tomando sus manos y ella apartó la mirada de inmediato.—Amor, es una muy buena oportunidad. Lo único que tienes que hacer es aceptar y ya...

—Mamá...no insistan más...—le pidió zafándose de su agarre.

—Venus...

—Por favor...entiendo que para ustedes esto sea importante pero para mí está bien...—anunció.—Sólo tienen que aceptar que las cosas no van a volver a ser como antes y ya...—agregó en medio de un suspiro.—¿Sabes...? Cuanto más rápido lo entiendan, mucho mejor será para todos...

—Pero Vee...

—Mamá...por favor...—murmuró cerrando sus ojos lentamente.—Me gustan las cosas como están así, ya lo acepté...

—¿De verdad aceptaste no volver a ver...?—cuestionó en un hilo de voz.—¿Tan rápido te diste por vencido...?

—No es que me esté dando por vencido...—respondió dejando escapar el aire de sus pulmones.—Sólo quiero que comprendan que ha pasado tanto tiempo que ya me acostumbré y así está bien...es resignación, no cobardía...

—Vee...¿de verdad te gusta la idea de quedarte entre las sombras por el resto de tu vida...?—quiso saber.—¿Te resignaste a no volver a ver el entorno en el que te mueves...?

—Los doctores han dicho muchas veces que no hay oportunidad de que vuelva a recuperar la vista, mamá...—inquirió lentamente.—¿Para qué seguir con esto...? Es una tortura permanente para papá y para ti cada vez que los doctores les dicen que nada va a cambiar...—explicó encogiéndose de hombros.—Además... ¿sabes cuánto tiempo me costó aprender a leer en braille...?—bromeó.

—Muy graciosa...—se quejó su madre.

—Tienes que verle el lado bueno a la vida, mamá...—hizo una pausa. —Yo soy ciega y puedo verlo...deberías aprender a hacerlo tú también...

Su madre se puso de pie lentamente y volvió a inclinarse sobre ella para dejar un pequeño beso sobre su frente que hizo que el corazón de Venus latiera muy rápido y que una sonrisa instantánea se hiciese presente en sus labios.

ESTRELLA FUGAZ|Zabdiel De Jesús.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora