once; recuerdos.

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Los días habían pasado tan lentamente que Vee se sentía como si estuviese atrapada en el tiempo. Zabdiel le había llamado por teléfono para decirle que no podría ir a visitarla esa semana pues los días en la universidad iban un poco complicados y el trabajo estaba más pesado que nunca pues las vacaciones estaban cerca y muchos turistas estaban llegando a la ciudad. Las cafeterías eran los lugares más concurridos por lo tanto los horarios habían estado cambiando frecuentemente.

Ella no había objetado ni nada parecido, al contrario. Había sido muy comprensiva y se había limitado a hablar con él por teléfono en las noches cuando Zabdiel volvía a casa; pero sólo eran pequeños lapsos de no más de quince minutos pues el cansancio estaba haciendo grandes estragos en el cuerpo y la integridad mental de su novio.

Así que sus días se basaban en pasar el tiempo con Teesha en el jardín de la casa. El perrito no paraba de ladrar y Vee de pensar en la manera tan drástica en la que su vida había cambiado.

Había pasado prácticamente de ser una casi campeona mundial de etiquetación a una chica solitaria que no era capaz de valerse cien por ciento por sí misma. Y no sólo eso; se había enamorado por primera vez y no podía estar más nerviosa con la espera de su operación.

Soltó un largo suspiro y jugueteó con el trofeo de equitación que tenía en las manos recordando el día en el que se lo había ganado. Venus realmente no había podido estar más feliz que ese día. Con saltos perfectos había llegado hasta la victoria y sus padres y todas las personas que la rodeaban habían estado tan felices por ella que de sólo recordarlo se le erizaba la piel.

—Vee...—la llamó su madre adentrándose en su habitación de golpe. La chica pestañeó un par de veces sin comprender muy bien que era lo que estaba pasando. —¡Lo conseguimos, mi amor!—anunció completamente feliz.

—¿Qué?

—¡Que lo conseguimos, Vee...!—respondió llena de emoción.—El doctor Morrison quiere verte mañana mismo en Boston y si todo sale bien estaría operándote pasado mañana...—le explicó.

El corazón de Venus se aceleró de golpe y sus ojos se abrieron completamente llenos de sorpresa.—¿Qué...?—repitió en un hilo de voz.

—Mi amor, sé que puede sonar demasiado apresurado todo pero el doctor Morrison es el mejor especialista en estos temas de todo Estados Unidos y aunque no quiso decirme nada por teléfono para no crearnos falsas expectativas me dijo que tiene que valorarte y en base a eso no dirá si hay posibilidades de que recuperes la vista o no...—murmuró. –Vee...—agregó cuando pequeñas lágrimas comenzaron a rodar lentamente por las mejillas de la muchacha.—Sé que tienes miedo pero...sólo una vez más...por favor...

—Mamá...

—El doctor se irá a Australia una temporada y volverá en algunos meses así que este es el momento perfecto para hacerlo...—hizo una pausa.—Confía en que todo va a salir bien, Vee...porque sólo si tienes fe las cosas van a suceder...mientras no...—susurró sentándose a su lado.—Eres una chica valiente y sé muy bien que estás lista para esto, mi amor...

—Estoy lista...—respondió.—Estoy lista, mamá...

—Esa es mi Vee.—murmuró dejando un beso sobre su frente.--La Vee que nunca se rinde...

(...)

—Zabdiel...—lo llamó Christopher.

El rubio frenó sus pasos de golpe y se quedó estático un par de segundos antes de girarse para poder mirarlo. Los ojos de Christopher lo miraron un momento y después suspiró.

—No tienes que decir nada...—comenzó Zabdiel.

—Claro que si.—respondió el castaño rascándose la parte trasera de su cabeza en un acto de nerviosismo puro.—En verdad siento mucho todo lo que pasó con Pía el día de mi fiesta de cumpleaños, estaba algo ebria y aunque eso no justifica toda la monumental cantidad de estupideces y cosas sin sentido que dijo...en verdad me siento muy avergonzado...—le explicó.

ESTRELLA FUGAZ|Zabdiel De Jesús.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora