diez; la fiesta de cumpleaños.

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—¿Estás segura que así me veo bien?—cuestionó Vee dejando escapar un largo suspiro. Su madre rio en voz baja.

—Mi amor, tú podrías envolverte en una cortina y te seguirías viendo completamente hermosa.—respondió.

—Mamá, necesito que me hables como una amiga, no como mi mamá.—se quejó.

—¿Entonces que se supone que te tengo que decir? ¿Qué luces horrenda?—preguntó cruzando sus brazos por encima de su pecho. Vee volvió a suspirar.

—Tienes que decirme la verdad por fea y cruel que suene.—le explicó.

Una risita divertida brotó de los labios de la mujer y negó.—Es que te estoy diciendo la verdad, Vee. En verdad luces completamente hermosa, hice todo lo que me dijiste, me dijiste que las chica de tu edad para este tipo de fiestas usan jeans, blusas simples y camperas...eso fue exactamente lo que puse sobre tu cama...—se defendió.

—¿Estás segura?—cuestionó de nueva cuenta.

—Si.—Vee inspiró profundamente y negó un poco.—¿Estás nerviosa?

—Pues un poco.—admitió.—Es la primera que vez que iré a una fiesta desde el accidente y la verdad es que si me da un poco de nervios hacerlo, sobretodo porque voy a conocer a los amigos de Zabdiel...

—Seguramente van a amarte y tú a ellos.—le dijo su madre con ese tono de voz maternal que usaba cuando quería convencerla de algo.—Diviértete mucho, Vee...

—Eso es justo lo que haré...—respondió.—O por lo menos voy a tratar de hacerlo...

—Vee...—replicó ella.

—Lo siento, lo siento.—rio.—Te prometo que me voy a divertir mucho, mamá...

—Te amo...—susurró dejando un pequeño beso sobre su frente.

—Yo a ti...

(...)

La música resonaba en todo el lugar a todo volumen haciendo que el corazón y el cuerpo entero de Venus vibraran al mismo tiempo. No podía ver, sí; pero estaba más que segura que esa fiesta muy bien podía entrar dentro del rango de las fiestas más cool de toda una universidad, la música proveniente del interior y el ruido producido por los asistentes ya eran una buena señal.

La mano de Zabdiel apretó con un poco más de fuerza la suya y un momento después frenó sus pasos.—¿Pasa algo?—cuestionó ella casi a los gritos.

—No.—respondió el rubio.—Es sólo que Joel me pidió que lo esperásemos aquí...sólo que aún no llega...—le explicó.

Vee suspiró y se quedó quieta escuchando a los chicos que la rodeaban. Los recuerdos de la última fiesta estudiantil a la que había ido salieron de su baúl de los recuerdos mentales trepando por su cabeza y explotando finalmente como una ráfaga de fuegos artificiales en el cielo. Aquel día Vee había estado tan aburrida que ni siquiera se había quedado toda la noche.

Cora había insistido tanto para que fuesen que ella finalmente había accedido. Se la había pasado sentada en un rincón observando como todos sus compañeros sin ninguna conciencia alguna ingerían alcohol como si fuese el último día de la existencia de la humanidad y a Vee ciertamente le molestaba aquello. No es que fuese su problema realmente pero no podía evitarlo. Desde su rincón había observando cada movimiento de sus amigos y conocidos sin imaginar alguna vez si quiera que aquel fuera el último recuerdo que tendría antes de sufrir un accidente en el que iba a perder la vista.

Ahora estaba sumida en un mundo de negrura –que de a poco a poco y gracias a Zabdiel se iba agrietándose permitiéndole tener pequeños rayos de esperanza- en el que sólo escuchaba las voces de las personas que la rodeaban.

ESTRELLA FUGAZ|Zabdiel De Jesús.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora