siete; Dover.

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—¿Se puede saber a dónde vamos?—cuestionó Vee sin soltar la mano de Zabdiel. Él rio en voz baja y llevó sus ojos hasta Teesha que caminaba frente a ellos pareciendo bastante feliz.

—Vamos a dar un paseo…—respondió.

—De…acuerdo…eso ya me lo habías dicho.—murmuró.—Pero quiero saber a dónde…

—Bueno…es que esa es una sorpresa…—anunció. Venus suspiró y negó.

—No me gustan las sorpresas.—le recordó.

Zabdiel frenó sus pasos y soltó la mano de la chica. Vee se quedó en silencio un momento y luego sintió las manos del muchacho acunando su rostro. La respiración de Zabdiel chocó contra sus mejillas y un momento después sus labios cubrieron los de Venus ofreciéndole un pequeño beso que hizo que su corazón y su cuerpo entero vibraran. Un suave ladrido por parte de  Teesha los hizo separarse lentamente y  Zabdiel llevó sus ojos hasta él  que se retorcía de placer a sus pies soltando ladridos y gemidos de júbilo.

—Vamos a ir a visitar a una vieja amiga…—respondió volviendo a llevar su mirada hasta Venus. Los ojos de Vee se desenfocaron un momento percatándose de que en la distancia era capaz de escuchar el canto de los pájaros.

—¿Qué…?

—No te preocupes porque te aseguro que va a fascinarte…—le prometió el muchacho dejando otro beso sobre su mejilla derecha.

—No entiendo…se supone que vamos a ver a una de tus viejas amigas pero va a fascinarme…—musitó lentamente sin terminar de comprender.—Zabdiel…estoy comenzando a sentirme incómoda…

—No tienes que sentirte incómoda, mi amor.—le dijo él volviendo a entrelazar sus manos. Siguieron con su camino y entonces ella fue quién se frenó.—¿Qué pasa…?—cuestionó el muchacho.

—Huele a heno…—comentó.—¿En dónde estamos…?

—Te dije que iremos a visitar a una vieja amiga…—le recordó el muchacho.—sólo que fuiste tú quién dedujo que era una amiga mía…cuando en realidad la amiga que  iremos a ver es tuya…

—Dover…—murmuró la  muchacha.

—Pensé que sería una buena idea que viniésemos…—susurró percatándose del rostro contrariado de la muchacha. Pequeñas lágrimas comenzaran a acumularse en sus ojos y Zabdiel realmente no sabía qué hacer. Sus intenciones habían sido buenas y lo menos que quería era que Venus terminase llorando, sin embargo...eso era precisamente lo que estaba a punto de hacer.—Vee…yo no quería hacerte sentir mal…

—No me hiciste sentir mal…—respondió cerrando sus ojos. Dejó escapar el aire de sus pulmones y negó.—Es que hacía tanto tiempo que no venía aquí…que siento como si estuviese viniendo por primera vez…me siento de la misma manera y te juro que mis piernas están comenzando a temblar—sollozó.—Y no puedo ver nada pero te puedo asegurar que el hipódromo sigue siendo completamente hermoso…igual que antes.

—Lo es… —murmuró él pasando sus ojos lentamente por todo el lugar.—vamos, zanahoria…va a ser lindo…—le prometió haciéndola sonreír.

—¿Zanahoria…?—cuestionó en voz baja.

—La zanahoria más hermosa del mundo.—respondió de inmediato.

—¿Vee…?—Venus se quedó estática ante la voz de una chica. Zabdiel se giró lentamente encontrándose con una chica pelinegra de increíbles ojos azules que se acercaba a ellos a paso lento con un caso en la mano. Ni siquiera tenía que preguntar para darse cuenta que aquella era una jinete.—Dios, hacía tanto tiempo que no te veía…—agregó quedándose de pie frente a ellos.

Zabdiel la miró un momento y la ofreció una sonrisa amable pero Vee no lo hizo. Se quedó en silencio y luego cerró sus ojos lentamente. Reconocía aquella voz a la perfección.—Quisiera decir lo mismo…—respondió finalmente.

El entrecejo de la recién llegada se frunció de inmediato y negó un poco.—¿No vas a presentarnos…?—cuestionó.

Venus suspiró pareciendo completamente rendida.—Zabdiel…ella es Cora; una antigua compañera de equitación. Y Cora…él es Zabdiel, mi novio…

—Es un gusto conocerte.—anunció la muchacha en dirección a Zabdiel tendiéndole su mano.

—También es un gusto conocerte…—musitó él tomándola amablemente.

—¿Nos vamos…?—cuestionó Venus apretando un poco más la mano de Zabdiel. Él asintió de inmediato antes de lanzarle una última mirada a la chica y comenzar a caminar de la mano de su novia.

—Vee…—la voz de Cora los detuvo.—En verdad me da mucho gusto que estés de visita por aquí…todo te echamos de menos como no tienes ni idea…

(…)

Los padres de Vee le habían explicado absolutamente todo para que no tuviese problema alguno con llegar hasta las caballerizas donde encontraría a Dover. Porque Venus nunca había vuelto al hipódromo pero Dover seguía ahí esperando por ella.

El sonido de los caballos hizo que el corazón de Vee se acelerara a sobre manera que estaba completamente segura que se le iba a salir del pecho en cualquier momento, el olor a heno era mucho más fuerte que en el exterior  pero definitivamente lo amaba. Para Venus era un olor extraño pero riquísimo al mismo tiempo. Zabdiel la condujo hasta la cabelleriza con el nombre de Dover marcado en la puerta y luego la abrió para que ella pudiese pasar.

Un enorme caballo blanco les dio la bienvenida y una autentica sonrisa se instaló en los labios de Vee. Teesha comenzó a ladrar con excitación y Zabdiel lo tomó en brazos—Con cuidado…—murmuró Zabdiel.

—Dover no va a hacerme daño, Zab.—le dijo la chica elevando un poco su mano para poder tocar el cuerpo del animal. Pasó la palma de su mano por la cabeza de Dover mientras el caballo se quedaba quieto como si estuviese disfrutando de las caricias de la muchacha.—Hola, Dover…—murmuró apoyando su mejilla en el caballo.—Dios, te echaba tanto de menos…—inquirió y sin poder evitarlo las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

No podía ver a su caballo, sin embargo, los recuerdos le estaban llegando tan rápidamente como si de un montón de fuegos artificiales en año nuevo se tratase, trepaban por las paredes de su cabeza y luego estallaban sin consideración alguna haciéndola estremecer. Podía recordar absolutamente todo y más que gustarle, lo odiaba. Odiaba el hecho de saber que ya no era capaz de volver a hacer todo aquello.

—Vee…—murmuró el muchacho.

—¿Sabes…?—comenzó ella.—Perdí La vista en un accidente durante uno de mis entrenamientos…—el corazón de Zabdiel se hizo un puño dentro de su pecho pero se quedó en silencio un momento.

—¿Qué…?—inquirió en un hilo de voz.

—Se suponía que ese día tenía el día libre porque Dover tenía que descansar luego de una larga semana de entrenamientos para el campeonato mundial…y yo fui tan estúpida porque quería que todo fuese perfecto…y ese día aunque no tenía razón alguna para hacerlo vine porque quería seguir entrenando…quería perfeccionar saltos…

—Vee, realmente no tienes que contármelo si te duele…—le dijo Zabdiel acercándose a ella. Tomó su mano entrelazándola con la suya y luego la llevó hasta sus labios.

—Todos los entrenadores decían que tenía grandes oportunidades para ganar pero yo quería realmente hacerlo…porque quería ser la mejor—le explicó.—por eso ese maldito vine…—hizo una pausa.—Las piernas de Dover tenían que descansar y yo no lo respeté…

—Venus…—la llamó el chico.

—Sus piernas chocaron contra las barreras en un obstáculo porque estaba tan cansada que o tenía la suficiente fuerza para lograrlo y prácticamente me cayó encima dejándome inconsciente en el instante. Y cuando desperté un par de días después en un hospital fue cuando comenzó mi infierno…porque me encontré a mí misma sumida en un mundo oscuro…

—Perdiste la vista…—completó él.

—Si.—susurró.—Pasé de ser una casi campeona mundial a una inútil que no es capaz de valerse por sí misma…—murmuró.—Cora ocupó mi lugar después…ella iba a ser  jinete suplente en caso de que algo pasase y terminó siento la jinete titular…y sé que no fue su culpa; fue mía es sólo que…—negó.

—Cora ni siquiera tiene la culpa y yo fui lo suficientemente estúpida y egoísta como para molestarme con ella…

—Tal vez tú perdiste la vista, Vee...pero estás viva y lo que pasó fue un accidente sí. Y te cambió la vida por completo pero las cosas siempre pasan por algo…—hizo una pausa.—sé que eso no es ningún consuelo pero…—ella lo interrumpió.

—Después vino la peor parte…—murmuró frotando el lomo de Dover mientras más lágrimas seguía bajado por sus mejillas.—Yo no quería la lastima de las personas y decidí alejarme de todo el mundo…e encargué de alejar a absolutamente todos mis amigos.—hilvanó lentamente.—Por eso es que terminé sola…estaba deprimida y no sentía que no podía seguir con aquello…además mamá siempre estaba detrás de mi diciéndome que todo pasaría pronto y que la perdida de la vista era sólo temporal…pero todos sabíamos que era una mentira y que sólo lo decía porque no terminaba de aceptar mi realidad…

—¿Esta es la primera vez que vienes al hipódromo desde el accidente…?—cuestionó en voz baja.

—Si…

—Dios…—susurró.—Te juro mi amor que si yo lo hubiese sabido no te habría traído…—respondió de inmediato.—Porque mi intención no era hacerte recordar cosas dolorosas, Vee…

—Lo sé.—le aseguró.—Nunca pensaría mal de ti, Zabdiel. Eres el ser más increíble sobre la faz de la Tierra y serías la última persona de la cual desconfiaría…—hizo una pausa.—Eres el mejor ser humano  que existe y siempre voy a estar agradecida por todo lo que estás haciendo por mi…

—A veces las personas llegan para tomarte con fuerza, sacudirte sin ninguna consideración y hacerte vivir ¿no?—recitó él llevando acercándose a ella para dejar un pequeño beso sobre su frente.

Vee cerró sus ojos un momento y asintió lentamente.—Te quiero…

—También te quiero, zanahoria…—respondió Zabdiel.—muchísimo…

—¿Sabes una cosa…?—murmuró la muchacha.—Siempre he escuchado que las personas suelen decir que después de todas las cosas malas siempre hay algo buena…tarde casi dos años en encontrar lo bueno que perder la vista me había traído pero finalmente lo hice…—le explicó.

Zabdiel frunció sus cejas un momento.—Te volviste más humana…

—Te encontré a ti…—anunció.—porque tú…Zabdiel De Jesús, eres lo mejor que me ha pasado desde que perdí la vista…

Zabdiel sonrió y se inclinó sobre ella para dejar un pequeño beso sobre sus labios.

—¿Te cuento un secreto?—cuestionó el chico apoyando su frente en la de su novia. La pelirroja asintió lentamente.

—¿Recuerdas el otro día cuando le pedimos un deseo a una estrella fugaz?—murmuró sin dejar de mirarla.

—Si…

—Pues yo te pedí a ti…—confesó.—tú fuiste mi deseo, Vee…


_ _ _ _
Holis.


ESTRELLA FUGAZ|Zabdiel De Jesús.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora