26 El lugar de un general

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En la gran cama real, Jin finjía que seguía durmiendo mientras JungKook yacía con su otro esposo. Se habían echado de menos, tanto física como emocionalmente. JiMin había tenido las caricias y atenciones de NamJoon, aunque ambos eran grandes amantes, con cada uno de ellos era completamente distinto.

NamJoon, por lo general, era más dulce y romántico. Le trataba como una muñeca que se pudiera romper.

JungKook, sin embargo, aunque también podía comportarse suavemente, casi siempre le rompía en dos sin piedad. Su cuerpo temblaba con la fuerza de las embestidas del rey y la longitud de su emvergadura clavada dn su interior. JiMin contenía a duras penas sus gemidos para no despertar a Jin. Aunque todos sabían bien que Jin no estaba durmiendo, porque JiMin tampoco dormía por muy silencioso que fuera Jin cuando el rey le tomaba. Hasta cierto punto, contenerse también era excitante. Cuando lo hacían los tres juntos, gemían libremente, sin embargo. Los gemidos de uno, que casi se convertían en gritos, excitaban al otro consorte. Cuando JungKook penetraba a uno solía masturbar al otro al mismo tiempo y luego cambiaban. Ambos consortes disfrutaban mucho cuando JungKook dilataba las entradas de los dos al mismo tiempo mientras ellos estaban tumbados boca arriba en la cama porque así podían verse entre ellos dos y besarse y masturbarse el uno al otro si lo deseaban. JungKook tenía que reconcer que se sentía muy excitado cuando veía a sus dos consortes tener ese tipo de contactos.

La mañana también fue bien para el príncipe y sus consortes. No saciados con la liberación de estrés de YoonGi de esa noche, el príncipe decidió recompensar a sus hermosos esposos. Empezó masturbando el miembro de TaeHyung para despertarle y cuando este estaba medio despierto, pues le costaba mucho despertarse del todo, empezó a masturbar a HoSeok también. HoSeok despertó de golpe al sentir la mano de su esposo en su miembro pero no la apartó y se dejó mimar. Luego, YoonGi dilató a TaeHyung con dedicación y cuidado mientras HoSeok estaba junto a ellos, besando el cuello y embadurnando de acéites aromáticos la piel del príncipe y de TaeHyung. Después YoonGi penetró a su esposo mientras HoSeok seguía mirando y ahora se masturbaba a sí mismo anal y genialmente. Cuando TaeHyung se corrió en las sábanas de seda, YoonGi embistió a HoSeok. Se lo hacía con bastante más energía que a TaeHyung, porque había aprendido que así era como les gustaba a sus consortes, quizá porque HoSeok tenía algo más de experiencia y algo menos de timidez. Mientras penetraba a HoSeok, TaeHyung, de vez en cuando, reclamaba besos de ambos jóvenes, quienes no se negaban jamás a dárselos, por muy importante fuera el asunto que tuvieran entre manos. Ambos eran esposos del príncipe y, si querían participar, ninguno era excluido nunca.

NamJoon se erguía frente a la puerta de la habitación real oyendo los gemido de su amado con más entereza de la que hubiera imaginado. Él siempre había sabido que el corazón de JiMin pertenecía al rey, así como su cuerpo. Sin embargo, por un tiempo, tuvo la ilusión de que un trocito de ese corazón también era suyo. Había sido un idiota. La poligamia era algo normal en Silla, pero JiMin era el consorte real. ¿En qué estaba pensando? Lo tenía merecido. Se obligaría a no escapar de los gemidos que provenían desde el otro lado de la puerta aunque doliera terriblemente. Debía mantenerse firme. Era el general, y quien estaba dentro de la habitación, tomando entre sus brazos al hombre que amaba, era su rey. Debía recordarlo. Tras los gemidos, hubo unos minutos largos de conversaciones de almohada algunas risas. Luego la puerta se abrió y el rey salió.

- NamJoon. - Dijo JungKook en un susurro sorprendido. Cerró la puerta de la habitación. - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

- Mi guardia empezó como la de todos los otros guardias, majestad. Estuve puntualmente a las 6 de la madrugada.

- NamJoon... lo siento. No sabía que hoy te tocaba guardia aquí. Lo juro.

- No tiene de que disculparse, majestad. - Finjió no saber de qué estaba hablando.

- Oh, Dios. No se lo digas a JiMin. Morirá de pena.

- El consorte real no...

- NamJoon...lo siento. - Repitió.

- ¿Me permite escortarle, majestad? - Dijo cambiando de tema. JungKook suspiró. NamJoon era su amigo, su aliado, su confidente. Siempre había estado junto a él.

- Claro, general. - Cedió ante la cortesía del soldado, que parecía querer poner distancia entre sus sentimientos y sus deberes. - Pongámonos a trabajar.

Era la primera vez en su vida que JungKook se sentía incómodo caminando por el palacio que llevaba siendo su hogar desde el día en que nació. Y lo peor aun, era la primera vez que se sentía incómodo con NamJoon. Con él había pasado por mucho como rey y siempre había confiado en él. Aun con lo que había ocurrido confiaba en él ciegamente. Tras un largo silencio caminando por los largos pasillos hasta la sala de estrategia, donde tenían todos los mapas y datos, pudieron empezar a trabajar y el ambiente se relajó un poco entre ellos, pues no estaban solos en la habitación.

JungKook se frotó los ojos y se dejó caer en la silla cuando pararon para hacer un descanso.

- ¿Se encuentra bien, majestad? - Le preguntó el general.

- Sí. Sólo preocupado. Temo la cantidad de vidas que está dispuesto a ofrecer y arrebatar un rey loco. - Mencionó. - O ya no sé si el loco soy yo.

- No debéis flaquear ahora, mi rey. - JungKook se preguntó cuánto le debía estar costando decir esas palabras de ánimo al general. - El pueblo sabe que hacéis lo correcto. - JungKook sonrió sarcástico y triste.

- Animándome aun si me odias. Eres incréible, NamJoon.

- Yo jamás podría odiaros. - Aseguró con sinceridad regia.

- Os he arrebatado el derecho a estar con la persona que amas.

- El consorte real tomó su decisión. - Habló por primera vez del asunto.

- Y por mi culpa ambos sufrís. Sé que el corazón de JiMin está roto también. Lo finje bien, pero le conozco.

- Vos sois el rey. Y el consorte real olvidará mi presencia pronto. - Pronunció con un prfundo dolor creyendolo cierto. - Pero si preferís destinarme a...

- ¡No te destinaré a ningún otro lado! ¡No dejarás tu puesto! ¡No lo permitiré aunque me lo supliques! - NamJoon no apartó la mirada. - ¿Es lo que quieres? - Le preguntó justo después.

- No, majestad. Sólo intento causar el menor daño posible. - JungKook se frotó los ojos de nuevo. Parecía cansado.

- Yo también, NamJoon. Pero últimamente todo me sale del revés.

Hola!!! Espero que os haya gustado!!! Pobre NamJoon

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Hola!!! Espero que os haya gustado!!! Pobre NamJoon... siempre le toca sufrir a alguno.

Estas semanas me estoy luciendo sin retrasarme ni un día!!!! Espero que valoréis eso. Un besazo!!! 💜💜💜

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