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Al llegar al palacio del rey Tensei, solo Shouto y Katsuki asistieron a la audiencia con él.

Eijiro estaba demasiado emocionado por todo aquello que también conocía por primera vez. Actuaba como un niño, saludando a los habitantes y emocionándose cuando estos le devolvían el saludo. Había tanto que ver que cuando le informaron al dragón que debían reunirse con el rey, volvió a poner aquella cara de cría abandonada. Sin otra opción, Midoriya se ofreció a mostrarle el reino mientras que los príncipes se encargaban de hablar con Tensei.

Katsuki lo prefería así, prefería que Eijiro no estuviese con ellos cuando exigiera la disculpa del príncipe Tenya. Había dos posibles escenarios que podrían ocurrir si le relataba lo ocurrido al dragón; Eijiro se sentiría mal al saber la desconfianza del príncipe, o su lado salvaje se apoderaría de él e intentaría atacarlo. Le hubiese gustado, mucho, ver a Eijiro dándole su merecido al pomposo príncipe, pero Shouto le pidió a Midoriya pasear al dragón antes de que Katsuki pudiera decir cualquier otra cosa.

Bien, tal vez no vería una lucha entre Eijiro y Tenya, pero estaba bastante satisfecho de admirar el rostro avergonzado que el príncipe puso cuando lo vio entrar junto al bicolor.

El Rey Tensei los recibió en la sala del trono. Junto a él estaba el caballero Togata Mirio y un chico más con el cabello negro al cual no reconocieron, pero que el rey presento como Amajiki Tamaki, el mejor estudiante en la escuela de hechicería. Cabe decir que, cuando el estudiante de hechicero vio entrar a los príncipes, a pesar de ser mayor que ellos, se tensó y nerviosamente solo pudo disculparse y darle la espalda. El caballero a su lado pidió disculpa en su nombre, y les informó que su pareja tenía problemas de ansiedad y casi todo le ponía nervioso.

—Entonces, ¿es él a quien tanto quería rescatar? — preguntó Shouto. El caballero asintió, con una sonrisa brillante.

—¡Quería rescatar a todos, su alteza! — admitió, llevándose la mano al corazón—, pero no puedo negar la verdad de que él era mi mayor preocupación.

Un murmullo se escuchó, bajo y muy suave que provenía de Tamaki. Shouto no lo escuchó correctamente, pero creía que era algo como "Basta, es vergonzoso...", a su lado, el caballero rió de su pareja y murmuró algunos halagos.

Al ver tal intimidad, el príncipe de Mesarthim se giró inmediatamente hacia el rubio. Tan solo conocía las técnicas de cortejo que leyó alguna vez, pero esa clase de intimidad era nueva para él, y quería probar hacer lo mismo con Katsuki. Pero el hijo del rey Dragón notó sus intensiones y con un gruñido se negó a prestarse a cualquier atención delicada y cursi que el príncipe quiera ofrecerle. Volteó la mirada hacia el rey, burlonamente sonriendo al príncipe Tenya a un lado de su hermano.

—¿Para que demonios nos quieres aquí? —El príncipe de Monoceros se tensó ante su lenguaje—. Ya sabes que estamos vivos y que mi dragón no fue el culpable, y alejamos a la amenaza de tu reino. ¿Qué más necesitas?

—Si los reuní aquí es porque creo que debemos unir las fuerzas de nuestros reinos— dijo el Rey.

La sala calló. Cada presente en la sala del trono prestó atención al rey de Monoceros. Inclusos sus guardias estaban atentos a la plática, con los ojos fijos en un punto pero la audición captando cada palabra de su señor.

La máscara de príncipe cubrió las facciones de Shouto. Comprendía hacia donde el rey quería ir con la alianza que proponía. Un enemigo en común.

—El Nigromante...

—Así es, príncipe Todoroki — respondió el rey—. Amajiki nos informó algo grave en el preciso momento en que la escuela de hechicería fue evacuada y ustedes se elevaron a luchar contra el Nigromante. El brujo a atentado contra Monoceros como ningún otro enemigo antes en tiempos de paz, y temo que ahora que sabe que tanto el príncipe de Mesarthim como el príncipe de los Dragones están aquí, ataque sus tierras.