『 Min YoonGi quería a alguien adecuado para tratar con su bebé...
Después de una desastrosa primera cita y a pesar de su innegable atracción por el sensual presentador de televisión Park JiMin, YoonGi insistía en sólo salir con personas que fueran a...
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YoonGi llevaba un rato medio despierto, admirando la belleza de JiMin mientras dormía. Sabía lo afortunado que era de haberlo encontrado.
JiMin se movió, se estiró y arqueó la espalda.
Un rayo del sol de la mañana se coló por la persiana, bañando su hermoso rostro. Eran las nueve y media.
¿Cuándo había sido la última vez que se había levantado tan tarde un domingo? se dijo Min.
Nunca, al menos, desde que Sunny había nacido. Tanto JiMin como él habían necesitado dormir. Habían aprovechado al máximo su noche juntos, intercalando sueño y sexo.
Cada vez que uno medio dormido, tocaba el cuerpo del otro, el placentero círculo vicioso comenzaba, ya ni siquiera recordaba las veces exactas que había despertado a JiMin con besos húmedos entre sus piernas o mordidas suaves en sus pezones, en definitiva era algo que quería repetir.
En ese momento, tenían todo un día por delante para digerir la poderosa fuerza que los unía de forma tan perfecta, al menos en la cama.
Su prueba sexual había sido un verdadero éxito.
Pero no era toda la realidad.
–Buenos días –dijo el castaño, somnoliento, apoyando la cabeza en el pecho de YoonGi.
–Buenos días.
YoonGi le acarició la espalda deslizando su mano hasta los redondos glúteos para dejar suaves palmadas en ellos y lo besó en el cuello.
Pensar en lo que tenían por delante lo llenaba de esperanza.
Hacía mucho tiempo que no se había sentido esperanzado hacia el futuro. No quería dejar que SunHee sufriera, pero algunas cicatrices eran inevitables.
Algún día, su hija entendería que su madre biológica había decidido no estar a su lado en momentos tan importantes como sus primeros pasos, sus primeras palabras, su primer día de colegio o su primer novio, bueno eso del primer novio quizá podría esperar hasta que su pequeña bebé tuviera algo así como treinta años, si, eso sonaba mucho mejor.
Pero si la vida tenía algo de justo, Sunny crecería con dos padres que la adorarían para suavizar la sórdida verdad. SunHee siempre le había servido para recordar que el mundo seguía siendo un lugar maravilloso. En el presente, tenía a JiMin para recordarle lo mismo.
Algo dentro de YoonGi se había despertado, algo que había creído perder con la marcha de su ex. Cuando había bajado la guardia, el amor había llamado a su puerta como un tornado. Pero todavía había dos piezas del puzle por encajar. Y eso le asustaba más que nada. No podía solventar ninguna de las dos cuestiones en su cabeza y tampoco podía olvidarlas. JiMin podía ser perfecto para él, pero podía no ser adecuado para Sunny y viceversa.