Epilogo

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Llevan más de un año en ese paraíso, en ese cuento de hadas que parecía que jamas iba a acabar. Donde podían caminar por las arenas blancas de la isla sin ser molestados.

Hernán juega con Andrés al fútbol. Aitor y Sergio se quedan con su madre. Aitor no ha cumplido el año aún y, Sergio, sólo tiene dos días. Andrés tiene un año y medio. Hernán coge a su hijo en brazos y lo lleva hasta el porche de la casa, Sergio empieza a llorar y Bianca le da el pecho, haciendo que el niño calle.

-Mamamamama.-comienza a murmullar Andrés mientras pide que le coja en brazos. Hernán lo recoge y besa su sien. Es un buen padre.

-Mamá está de comer a Sergio.-Andrés se enfurruña y se esconde en el cuello de su padre. -Uf creo que a dos caballeretes les toca el baño.

Andrés se queja, Aitor lo celebra. Son tan diferentes... Hernán se lleva a los dos niños al baño mientras que Bianca se queda durante un par de minutos en el porche, meciendo a Sergio.

Un objeto con una linterna llega a la costa. Bianca deja a Sergio en el moisés y se cubre con la rebeca. Al acercarse se percata de que es una botella.

Es un mensaje. Un mensaje cifrado. Andrés le enseñó a descifrar este tipo de mensajes hace mucho tiempo. Era un código que sólo conocían Martin, Andrés, Sergio y ella.

-Bianca,-Hernán se acerca a ella.-vuelve dentro, hace frío...

-El Profesor tiene problemas.-Viena mira a su marido.-Sierra ha encontrado a Nairobi. La tiene secuestrada.

Hernán mira a su mujer, después mira a la casa, Andrés está en la puerta observándolo todo.

-Llamaré a nuestra lanzadera.-Bianca asiente y Hernán se da la vuelta, Bianca duda durante un par de minutos antes de detenerle.

-¿Estás seguro?

-Por supuesto.-Hernán coge el rostro de Bianca y besa su frente.-Te quiero, Viena.

Viena | LA CASA DE PAPELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora