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Tal vez no somos amigos

Título: Tal vez no somos amigos

Género: Romance

Fecha original de publicación: 22 de agosto de 2016

Recomendación: "Like a friend" de Pulp. Fic basado en dicha canción. 

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Tal vez no somos amigos

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son autoría de Masashi Kishimoto.

Fic basado en las canciones "Like a friend" y "Something changed" de Pulp.

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Cuando era una pequeña niña solía pensar que el color rosa era lo más femenino del mundo y que me casaría a los veinte, tendría una casa de dos pisos, un perro llamado Doggy y un príncipe azul que me daría muchos abrazos y me traería una rosa cada día que viviéramos juntos. Y así sería por siempre y para siempre, solía fantasear bajo las cobijas de mi cama individual y esconderme, encendía mi lámpara pequeña de mano y leía todas aquellas historias increíbles sobre princesas que eran rescatadas de un temible monstruo o que estaban atrapadas en el último piso de una torre enorme —me lo hacían ver como la mismísima torre de Babel—, el sujeto en cuestión llegaba en un caballo blanco y blandía su gran espada y rescataba a la princesa rubia y hermosa, la cargaba y le proponía matrimonio. Finalmente vivían juntos y enamorados.

¿Y qué había después? Por supuesto que para mí "yo" de niña no me ponía a pensar esas cosas, vivía en el mundo de las ilusiones y se sentía genial. Pero esa niña creció, y creció...

Cierto día, escribí una canción dos horas antes de conocernos, aún no sabía cuál era tu nombre ni como era tu cuerpo. Pude haberme quedado en casa e irme a la cama o pude haber ido a ver una película. Tú pudiste haber cambiado de opinión e irte con tus amigos. La vida pudo haber sido muy diferente, pero entonces, algo cambió.

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Tú eres ese último trago que nunca debí haber bebido

En cuanto te miré, supe que había cierto tipo de conexión, te conocí cuando era una niña de doce años, lo recuerdo como si fuera ayer. Tú eras un niño también, me gustaba como tu cabello se desordenaba siempre después de la clase de natación, se veía muy lindo. Infortunadamente yo no era la única que notaba esas cosas, como yo había muchas niñas que te acosaban a todo momento, es probable que tu ego se haya elevado algunos metros y te sintieras como el hombre más guapo del mundo, puede ser Sasuke.

Lo cierto es, que el tiempo fue pasando y a pesar de ser yo un tanto sociable nunca me atreví a dirigirte ni una sola palabra por miedo a que me rechazaras porque la verdad es que nunca me he considerado bonita, y tú tenías a todas las chicas a tus pies, chicas verdaderamente hermosas y deslumbrantes.

Cumplí los trece y dejé a un lado los libros de princesas y los guardé en una cajita de madera debajo de mi cama, nadie me cuestionó nada y me enfoqué más en leer libros —libros no tan rosas, libros más oscuros— y noté algo, algo que me cambió.

El amor no era como lo plasmaban esos cuentos y la pregunta de qué pasaba después del vivieron felices para siempre me inundaba cada día y cada noche, al despertar e irme a dormir.

A los catorce, ya sentía que me era necesario dirigirte más que un simple hola. Me armé de valor, aferré un libro a mi pecho y escondí aquella carta que llevaba para ti. No dijiste nada al tomarla, solo le diste un vistazo y te fuiste de ahí, me sentí tan patética, como que me había roto la cabeza para escribirte versos increíbles. Nadie dijo nada, y al final de la semana no te pregunté que habías pensado de aquella declaración hecha en papel que en resumidas palabras decía