III. Polluelo amarillo

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Escruta a la distancia a Jimin pasar por la caja del supermercado, está pagando un par de botellas de agua saborizada y una tira de goma de mascar, aunque sabe que dentro de su mochila y en sus bolsillos lleva al menos cuatro barras de caramelo, otro par de barras de proteína y un paquete de hojas de afeitar.

A Yoongi le resulta inevitable sentir curiosidad. Mirar a Park se le asemeja a esos programas de televisión sobre animales salvajes, un grácil depredador al acecho, paseando elegante por su hábitat natural entre los pasillos de las tiendas. Tomando y escondiendo apenas tiene la oportunidad segura.

Parte por contrastar el modus operandi. Yoongi es de los que prefiere ingresar rápido y escapar silencioso, pasar desapercibido como brisa ligera. Jimin aprovecha su encanto nato, sonríe con dulzura de esa forma en que sus ojos se cierran, saluda al entrar y se despide al salir. De todos modos, ¿quién sospecharía de aquel chico educado de mejillas abultadas y mirada alegre?

Para Yoongi, Jimin es un ser intrigante. No es que pase su existencia atento a qué hace y deja de hacer, pero cuando la vida se lo pone por delante no puede evitar observarlo, ya que nunca se sabe cuando algo novedoso saldrá de esa caja de sorpresas que alguna vez tuvo llamativa cabellera rubia. Lucía igual a un polluelo asustadizo —esa fue la primera impresión, una que ha ido cambiando con el pasar del tiempo—.

Su compañero de escuela ha salido triunfante con su botín, él va camino a obtener el suyo en el corredor de las golosinas. Fue por los caramelos favoritos de Jennie, sabe que tiene que hacer méritos. Ya había acumulado suficientes sanciones por dormirse en clases, pero es que resultaba imposible cuando el aburrimiento estaba presente en el aire, en la voz monótona del profesor atravesando sus oídos. Le sugirió al señor Kang la oportunidad de un excelente emprendimiento: hacer grabaciones y venderlas a personas con insomnio. La idea no le pareció bien y aumentó los días.

El problema se ramificó: además de estar en detención, también le sumaron un par de sábados de servicio comunitario. Por si fuera todavía peor, se había comprometido con su novia para asistir al elegante almuerzo de celebración del aniversario de sus padres.

Intentó mediar la situación, diciendo con total tacto no muy frecuente de su parte: "nos podemos ver después, llegaría un poco más tarde", pero la chica contestó con un tajante "mejor no llegues".

¡Fue un compromiso, Yoongi! —finalizó irritada la discusión. Cuando estaba molesta no decía oppa con esa voz dulcecita que le parecía tan agradable.

Sospecha que los caramelos no serán suficientes, por eso tiene una bonita pulsera con dijes que Wendy le ayudó a elegir, cruzando los dedos para que sirvieran de atenuante al enojo de su novia.

Busca entre sus cosas algún papel de regalo o cualquier elemento semejante, supone que una bolsa de papel café no luce tan mal. La intención es lo que cuenta o eso reza el dicho.

Jennie lo ha ignorado desde el lunes y ya es jueves. ¿Cuánto más puede durar su enojo?

Suspira frustrado, recordando cuando le decía a su amigo que estar en una relación "puede ser como un grano en el culo", pero también tiene su parte agradable —o no estaría en una—. Hay conversaciones largas, mimos, manos suaves mesando su cabello y por qué no decirlo: el sexo. Antes de ella era un fiel compañero de su mano y no imaginaba que el placer de compartir roce de pieles, sudor y fluidos podría sentirse tan bien. Se fundían en un abrazo y el perfume dulce de la chica se impregnaba.

La verdad es que siempre se sintió tímido y torpe en cuanto a acercarse a chicas, ni siquiera lo intentaba, no se sentía particularmente atraído hacia ellas —tampoco hacia chicos, porque una cosa no implica inmediatamente la contraria—. Algunas caras bonitas, algunas personalidades llamativas, pero nada que le inspirara a mover un dedo por buscar un romance de película o menos que eso.

Punto Ciego [YoonMin/JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora