XV. Tal vez sí

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Decir que no fue extraño hablarle a Yoongi sería mentir. Justo en el momento que iba en el auto junto a sus padres y con el celular en las manos se preguntaba qué escribirle exactamente a su hyung pálido: ¿un saludo como si nada? ¿Enviar alguna imagen divertida para demostrar que no había tensión ni nada extraño? ¿O preguntarle si ha pensado en eso?

Jimin lleva más de una semana pensado en eso, de forma ocasional, en tiempos muertos o cuando está aburrido.

Lo piensa mientras acaricia el pelaje frondoso del gato gordo sobre su regazo. Tiene en su mente la idea rumiante: "Yoongi me besó, yo lo besé también". Un par de besos suavecitos que le hacen replantear la escena y arrepentirse de no haber hecho más. Porque hacía un buen tiempo que no degustaba los labios de alguien por estar fantaseando con lo que nunca tendría con Seokjin, entonces si buscó complicarse la vida besando a Min, debió hacerlo con todas las ganas, sin contenerse en nada y no solo evocar lo blandito que se sintieron sus labios, sino también el sabor de su boca.

Ahora la curiosidad lo invade y se pregunta de qué forma Yoongi podría devorar su boca. ¿Besos lentos e intensos, tortuosos al principio y falta de aire después? ¿Besos ansiosos como si no fuera a existir otro?

No sabe qué es lo que acaba de preguntarle una de sus tías. Hacen sobremesa tras cenar, pero Jimin está en las nubes, soñando despierto con besos, porque bastó aquel par de roces para recordarle la escasez de contacto físico y lo mucho que ansía experimentar cosas con alguien.

Alguien que tiene la cara de Yoongi y su voz ronquita pronunciando "Jimin-ah" con cariño.

De repente se siente tan bien poner a su hyung pálido en sus fantasías.

Le han preguntado sobre sus planes y si ya tiene claro que quiere entrar a estudiar en la universidad. Jimin se frustra, acaban de interrumpir su paraíso mental de besos y manos grandes amasando su piel por aquel tipo de interrogantes que ha estado evitando. Ha decido que dejará caer de sorpresa la noticia cuando se inscriba a danza y que pase lo que tenga que pasar.

—Todavía tengo un poco de tiempo para pensar.

—No tanto —le recuerda su madre.

—No agobien a Jiminnie, dejen que disfrute sus vacaciones sin pensar en la escuela.

Por eso y mucho más adora a su abuela. Justo a ella quiere contarle sobre qué pasó con Seokjin y ahora esto que surge con Yoongi, las cosas que provoca en su sistema nervioso cuando está tan cerca, pero no ha encontrado un momento a solas para conversar abiertamente.

Vuelve a revisar disimulado su teléfono una vez que el gato de un salto bajó de su regazo aburrido de las caricias humanas. Tiene encima esta boba ansiedad de esperar mensajes. Los mensajes de Min específicamente, también sus llamadas.

Al menos Yoongi se atrevió a escribir primero mientras Jimin se enredaba sobre qué decir, aludiendo a que esperaba un mensaje con señales de vida y preguntando si tuvo un buen viaje. Después de eso, el primer signo de que no todo se había torcido de forma incómoda, las conversaciones volvieron a fluir.

Jimin le ha enviado fotos del gato en varias ocasiones y Yoongi alega que no ve el parecido entre ambos. Por su parte insiste que sí, los dos tienen una mirada letárgica y misteriosa como si guardaran los secretos de la vida misma tras esos ojos afilados. Su hyung no se contenía de decir que es exagerado.

Así como Yoongi se atrevió a escribir primero, Jimin fue el primero en llamar. Lo hizo cuando su amigo le dijo que estaba aburrido esperando abordar el tren a la capital y conversaron varios minutos sobre los planes que tenía cada uno ideado para su viaje.

Punto Ciego [YoonMin/JimSu]Where stories live. Discover now