XIV. Algo en lo que pensar

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Si hay algo que Yoongi agregó recientemente a su lista de cosas que le gustan y por las que vale la pena vivir es ese mohín en el rostro de Park, la forma en que se contraen sus facciones en un gesto infantil de desaprobación es adorable.

—Yoongi hyung, eres malvado. —Jimin hace un pequeño puchero—. Sabes que me gusta que pidamos sabores diferentes para compartir, pero que no me gusta el mango.

No lo hizo de forma intencional, pero tampoco se arrepiente si con ello logró sacar esa expresión.

—¿Es mi culpa que no te guste el mango?

—No, pero pudiste pedir otro sabor —insiste antes de quejarse cuando Yoongi mete la cuchara plástica en su vaso desechable.

Acaban de comprar ice rolls tras su travesía por un par de tiendas de ropa y un supermercado. Yoongi pidió una mezcla de mango, maracuyá y crema de coco, mientras Jimin eligió de frutos rojos.

—No, se me antojó este. —Agita suavemente su vaso, ofreciendo su contenido al menor que entrecierra los ojos disconforme—. Pruébalo, está bueno. ¿Tienes algún trauma con los mangos?

—Traumas no, pero son caóticos de comer y el sabor no me termina de agradar, es de esas frutas que prefiero evitar, no voy a morir ni a llorar si como un trocito de mango —se justifica mirando el rollito helado ajeno sin convencerse.

—Entonces, pruébalo, supera tus complejos con el mango —dice Yoongi con una sonrisa extensa, divirtiéndose a costa de la inseguridad con la que Jimin acerca la pequeña cuchara.

Jimin finalmente lo hace, saca un poco del ice roll de su hyung y sin dudar más, como si se tratara de esos jarabes malos que recetan cuando uno está enfermo, lo lleva a su boca y los matices ácidos y cremosos invaden sus papilas, también percibe en la lengua lo áspero de las semillas de maracuyá trituradas y el coco rallado.

Un juego de sabores y texturas que resulta entretenido de degustar.

—No está mal —admite a medias.

—No mientas, admite que está muy bueno.

—Así como "muuuy" es una exageración. Está bueno y punto.

—Un "está bueno" es más honesto que un "no está mal".

—¿A esto hemos llegado, Min? —dice fingiendo expresión de drama—. ¿A discutir por sabores de helados? ¿Qué nos está pasando?

—Son tus complejos con el mango. —Yoongi niega despacio—. No creo que podamos superarlo.

Sostienen la mirada en el otro antes de estallar en carcajadas. Yoongi disfruta del sonido agudo y alegre atravesando sus oídos, de la expresión de ojitos cerrados de Jimin. Estímulos sencillos que causan estragos en su sistema nervioso, muchas de esas cosquillas en el estómago.

Una vez estudiando para una evaluación de biología, Namjoon comentaba las reacciones neuroquímicas de las personas enamoradas y Yoongi con su característico sarcasmo no se contuvo de preguntar: ¿y qué parte de eso entra en el examen? Recuerda que su amigo mencionó algo sobre un proceso similar al de la adrenalina.

Quizá se mezclaron las señales en su cabeza entre tantas salidas a centros comerciales con Jimin. Fuera o no así, ya está en un punto sin retorno, no puede decirse "ahora me desenamoraré" y listo, fácil.

Se da cuenta de cuánto ha caído por las veces que ha dejado de lado sus siestas y su ritual de levantarse después de medio día para decirle a los panoramas que le ofrecía su dongsaeng.

Como cuando Jimin le insistió que su hermano menor y un par de amigos querían hacer senderismo, por lo que le pidieron que los acompañara, entonces decidió arrastrar a Yoongi en su aventura. Una mañana que inició con las energías de preadolescentes hiperventilados y su amigo con cara de disculpas. Tomaron el teleférico y continuaron después por rutas de largas caminatas.

Punto Ciego [YoonMin/JimSu]Where stories live. Discover now