XII. Casi...

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Ahí está, la certeza de que no hay plazo que no se cumpla. No le gusta tener que decirlo como algo fatídico en su cabeza, no debiera serlo, es solo la visita de su amigo de Busan. El tipo de acontecimientos que meses atrás hubiera sido razón de ansiosa felicidad anticipada, haciendo conteo regresivo para verlo.

Ahora hay un cúmulo de emociones y sentimientos contradictorios.

Puede ver por el espejo retrovisor a Jeon sonriente en el asiento de atrás del auto de su madre, quisiera que ese nivel de alegría fuera parejo entre ambos y espera que a su amigo le sobre para compartir, porque Jimin apenas estira la comisura de sus labios por inercia y no deja de pensar en querer arrancar de lo que pronto será "Seokjin y Jungkook" como una entidad completa en cada oración.

Recién acaba de ir por él al terminal y cuando su amigo lo abrazó, Jimin se quedó congelado, atinando a responder segundos después, estrechándolo de vuelta sin fuerzas.

Su amena voz atraviesa sus tímpanos, pero no logra centrarse en la conversación, apena capta frases sueltas sobre cómo va todo en Busan, sumado a las preguntas que le hace su madre y cada tanto ella agrega que "Kookie, está tan grande". ¿En qué momento estiró todos esos centímetros? El año pasado no lo superaba por tanto, hoy se sintió bajito a su lado.

"Jungkook no necesitará pararse en la punta de los pies para besar a Seokjin", piensa sin intención, una frase fugaz que se armó por cuenta propia y la molesta vocecita mental se lo enunció con suficiencia. "Suficiente", se exige, no quiere hacerse ideas incómodas que pesen en su estómago. No quiere hablar de Jin, aunque será inevitable que su amigo lo mencione en cualquier momento y el transcurso del día se transforma en la espera anticipada a la conversación. Esa en que le cuente ya sea con o sin detalles profundos acerca de cómo fue que se dio su relación con el chico que a Jimin le gusta.

No lo hace. No lo menciona en el almuerzo cuando le comenta como ha sido su año en general, sus compañeros y profesores. Tampoco mientras visitan la cafetería, momento en que le cuenta lo feliz que está de sus avances en los entrenamientos de boxeo que inició a comienzos de años, devorando con entusiasmo un pastel y pidiendo otros para llevar a casa de regalo a los señores Park.

Camino de vuelta le pregunta tantas cosas acerca de su vida en Daegu, mencionando que tienen que ponerse al corriente de tantas anécdotas que Jimin se tienta a decir, a propósito que aún no menciona a Jin en la conversación, que justamente es el chico que le gusta, ese del que en algún momento hizo alguna referencia vaga en sus tantas conversaciones escritas, para agregar de paso "que pequeño es el mundo", riendo de la ironía.

Se contiene, además Jungkook parece genuinamente feliz de verle y le sonríe, atacándolo con una de sus miraditas de ciervo contento y Jimin se ablanda tan fácil que no puede arruinar la visita de su amigo.

Si tiene que hacer una especie de mea culpa, destacaría que nunca se atrevió a realizar una jugada directa con Seokjin. Algo que le permitiera afirmar que decidió dar la batalla y perdió. Jungkook en cambio, lo hizo.

Tal vez puede resultar menos frustrante perder cuando no se hace un intento arduo. "Ah, sí, bueno, me faltó intentarlo con ganas", podría excusarse.

Sus pensamientos hacen un tira y afloja de un extremo a otro. Contradictorios, poco concretos. Nociones vagas de lo que no hizo, lo que no fue y lo que pudo hacer.

Jungkook siempre ha sido mucho más decidido, aún sabiendo que podría ser una jugada imprudente, la hace de todos modos.

Cuando eran pequeños, Kookie era el primero en organizar una expedición camino a meterse en problemas. Como cuando insistió meterse a escondidas a la casa de un vecino a sacarle las frutas maduras a sus árboles del jardín.

Punto Ciego [YoonMin/JimSu]Where stories live. Discover now