XIII. Ladrones de chocolates

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El calor es una tortura. No es que Jimin se considere una persona de invierno, pero sentir que el entorno se ha vuelto un horno, que caminar por la acera y mucho concreto es como la alfombra roja al infierno, le hace desear que la nariz se le congele y el frío le cale hasta los huesos.

Bueno, eso último tampoco lo desea realmente, solo quiere una temperatura amena.

Eso extraña de Busan y haber vivido cerca del mar. La brisa la sentía fresca y aliviaba un poco el tortuoso calor del verano, además de lo fácil que era avisarle a Jungkook o algún otro amigo para un buen baño en agua salada y arena pegada a la piel. 

Frescas tardes de verano sin tener que moverse demasiado lejos para pasear por la playa.

Ahora no tiene brisa de mar, solo calor enrojeciendo la piel, sudor caliente y una bolsa que acomoda en su brazo cada tantos pasos.

Pero no todo es negativo, destaca que los calurosos días de vacaciones han traído consigo la frecuente presencia de Yoongi y no únicamente salidas a robar cosas de las tiendas y tardes conversando mientras ordenaban las recientes adquisiciones. Los panoramas se han vuelto espontáneos y tranquilos como su hyung diciendo "quiero alguna maratón de anime" y Jimin respondiendo "ven a mi casa esta tarde". Y así, a veces era el menor quien visitaba a su amigo pálido, incluso se había quedado a cenar en más de una oportunidad con él y su madre.

La primera vez que conoció a la madre de su reciente amigo fue cuando lo acompañaba a casa tras una tarde de figuritas nuevas, su hyung le regaló un llavero de Chimmy y él le entregó uno de Shooky, argumentando que sentía que era un personaje que calzaba bastante bien con el mayor —su ritual de intercambios se ha resistido a terminar o, más bien, ninguno ha querido dejarlo morir—. En la puerta y con una de esas sonrisas que a Jimin le gusta mirar, Yoongi le dijo un sencillo "quédate a comer" y cómo rechazar comida —y la compañía—. Al final, cuando se hizo tarde y aún iban a mitad de saga de películas, llamó a sus padres para avisarles que se quedaría a dormir afuera.

Aunque en aquella ocasión no hundió su rostro en la fragante almohada como la noche de la fiesta de Jackson, sino que estuvo en el cuarto de invitados, que en realidad era la habitación del mayor de los hermanos Min.

Hoy, durante el almuerzo estuvo intercambiando mensajes con Yoongi. Un "tengo antojo de malteadas" y "podríamos ir por una", para finalizar con Park escribiendo con una sonrisa de oreja a oreja "ven, podríamos prepararlas"; lo cual los llevó a una pequeña travesía por el supermercado en busca de helado.

El helado lo compraron honestamente a diferencia de las galletas y bolsitas de snacks que vienen adicionales por cortesía no voluntaria de la tienda.

—Si sigues comiendo el helado a cucharadas no va a quedar para las malteadas —se queja el chico pálido, acortando la distancia para quitarle el pote.

Jimin llena la cuchara y sin siquiera considerar que básicamente sería compartir cubierto y saliva, la acerca la boca de Min para que se deleitara con la textura fría y sabor dulce. Mirándolo a tan poca distancia, nota los efectos del sol, hay zonas un poco más rojas en la nívea piel de su hyung. El cuello, las mejillas y la nariz parecen ser las más afectadas; no lo medita antes de poner su mano helada sobre el rostro afiebrado.

Entiende por qué evita el sol.

Yoongi brinca ligero por el tacto frío y la sorpresa, pero no rehúye, prefiere permanecer quieto y disfrutar de los dedos helados, trayendo consigo una especie de alivio y un nuevo problema en su estómago. Cosquillas.

—Tengo un gel muy bueno para las quemaduras —comenta bajito sin quitar la mano.

—Si más tarde sigo siendo más cangrejo que ser humano, te lo pediré.

Punto Ciego [YoonMin/JimSu]Onde histórias criam vida. Descubra agora