Capítulo Trece: "La sagesse"

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A través de la ventana de su habitación, Harry observaba la gente del exterior adentrándose a tiendas abiertas o a casas temporales esparcidos en el refugio. Todo esto mientras esperaba que Gibson acabara su turno en el juego de mesa.

—¿Tienes que demorar media hora en cada maldito turno? —mencionó luego de dar la vuelta y sentarse en frente de Gibson, quien estaba mirando fijamente el juego de mesa.

—Tengo que pensar muy bien mis movimientos, Harry —dijo bromeando— mentalizar mis posibilidades y realizarlas al ver éxito en ellas. —movió su pieza blanca de peón hacia la última fila del tablero para convertirlo en una pieza de reina, dejando ver que en su siguiente movimiento podría llevarse al rey negro de Harry. —Jaque.

Harry solo pudo sonreír debido a que el movimiento de Gibson solo le dio pase libre a su oscuro alfil para comerse a su reciente reina de manera diagonalmente.

—Buen movimiento —vio cómo su compañero solo sonreía triunfalmente— Convertir tu peón en reina para querer acorralar a mi rey, ignorando que mi alfil estaba esperando justamente esa estrategia —la sonrisa triunfal de Gibson se fue desvaneciendo cuando se dio cuenta de su error. Harry movió su alfil cuatro casillas diagonalmente comiendo a la reina de su amigo.

En ese momento, Gibson también se percató muy tarde que su rey estaba acorralado sin dejarle muchos movimientos disponibles.

—Te concentraste tanto en comer a mi rey que descuidaste al tuyo —el alfa pelinegro lanzó un grito de frustración al dar la partida como perdida.

—¡Me rindo! —Se levantó de la silla y dejó caer su cuerpo en la cama de Harry— Imposible, me llevas ganando en esto prácticamente desde que te conocí.

—Limitas tu enfoque de visión, mira toda la tabla en vez de concentrarte en un solo objetivo —soltó una carcajada al escuchar a Gibson gruñir y luego se incorporó de su asiento, dirigiéndose nuevamente a la ventana.

—Normal si tengo un solo ojo ¿Cómo no limitar mi  visión? —Bromeó.

Ya habían pasado dos semanas desde que los humanos invadieron Skëiden, Harry se comunicaba con Louis solo unos momentos cada dos días o cuando éste prende su celular. El omega se aseguraba de apagar su celular luego de conversar un rato con su alfa para no gastar demasiada batería, aunque ambos sabían que en algún momento se apagaría.

—¿Crees que fue buena idea aceptar que el viejo nos inyectara esa vacuna de desligue? —preguntó Gibson luego de unos momentos de silencio.

—No tuvimos elección en eso, se quiere asegurar que ningún alfa se vuelva loco y quiera salir por las malas cuando sienta que su lazo se rompe por... ya sabes —susurró la última parte.

El lazo roto, una experiencia dolorosa y horrible, teniendo como consecuencia que la pareja en luto difícilmente se recupere de la depresión.

—Es extraño —murmuró— siento como si nunca hubiera mordido a Tommy, es... —cerró sus ojos y pensó en una palabra para describir lo que estaba sintiendo— ...triste.

Harry seguía mirando la ventana.

—¿Tú cómo lo describirías? —preguntó al querer saber lo que su amigo estaba sintiendo.

—Solitario —respondió luego de unos segundos— Cómo si hubiera vuelto a mi vida antes de conocer a Louis —Harry no estaba disfrutando de esa sensación en lo más mínimo.

Se quedaron en un silencio cómodo, se conocían bastante para saber en qué momento debían hablar y en qué momento disfrutar el silencio.

—¿Por qué tuvieron que poner nuestras habitaciones lejos del portón? —se quejó Harry, haciendo que Gibson abriera los ojos mirándolo confundido por la repentina queja.

Wait for me, Alpha [Larry Stylinson]Where stories live. Discover now