Wait for me, Alpha [Larry Stylinson]

Capítulo Catorce: Confianza

El omega necesitaba un descanso.
No sentía las puntas de los dedos y menos la punta de su nariz por el frío viento que recorría su rostro. Ya habían pasado semanas desde que ocurrió lo de las bombas y aún tenía los gritos de sus vecinos grabados en su mente.

Elliot estaba caminando mientras sujetaba la mano de Louis, este último se había asegurado que su hijo este muy bien abrigado. Su pequeño se estaba recuperando del resfriado que sufrió ayer, la tormenta los había tomado por sorpresa, escondiéndose en una clase de cueva no tan profunda para que las gotas de lluvia no los mojaran por completo. Por suerte Harry como mencionó, había colocado medicamentos en la mochila.

Sí que su Alfa pensó en todas las posibilidades que podrían afectar a su hijo.

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Louis estaba seguro que más adelante había un pueblo porque lo había seleccionado como posible ruta en el mapa anteriormente, y si tenían suerte, en este no habría humanos y podrían equiparse de suministros.

—¡Papi mira! —Elliot estaba señalando las pequeñas casas que se asomaban con cada paso que daban.

Punto para el mapa.

Antes de dirigirse a alguna de las casas solitarias (ya que imaginaba que sus propietarios habían huido por el desastre en el exterior) miró a todos los ángulos posibles para asegurarse de que efectivamente no había nadie en el pueblo.

Ya más seguro, se dirigió a la primera casa más cercana y empezó a entrar. La puerta estaba entreabierta pero Louis se aseguró de cerrarla luego de entrar.

Se encaminó hacia la cocina para tomar algunos suministros, sus alimentos se estaban agotando y estaba seriamente pensando en dejar de comer para que su hijo no se quedara con hambre en el camino.

—¿Comida? —escuchó decir a su hijo, este se tocaba el estómago.

Antes de que Louis sacara una lata de su mochila, una idea se le vino a la mente.
Miró y revisó detenidamente los cajones de la cocina, el cual tenía lo suficiente para cocinar algo caliente y agradable.

—Creo que puedo hacer una sopa caliente —vio como a su hijo se le brillaron los ojos al terminar la frase.

—Casera ¡Sí! —dijo con alegría Elliot, ninguno de los dos había comido alguna comida casera y caliente desde el ataque, era normal que lo extrañasen.

Agarró los ingredientes que necesitaría y los colocó en la mesa de la cocina.

—Bien, manos a la obra —y se dispuso a cocinar.

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—¡más, por favor! —Louis aún no había terminado de comer cuando su hijo le pidió más sopa.

—¿Tan rápido? —sonrió su padre haciendo que a su hijo también se le pegue la sonrisa.

—Está delicioso —confesó con entusiasmo Elliot.

Louis se paró para llenar el plato de su hijo pero cuando se estaba acercando a la olla, escuchó un ruido provenir de la puerta, como si estuvieran forzándola.

Y ahí fue cuando actuó con rapidez.

—Elliot, ven aquí—susurró a su hijo, quien se apresuró hasta llegar hacia su padre, sabía que algo andaba mal— Escóndete aquí y no salgas hasta que yo te llamé o sea yo quien venga a por ti, ¿me oyes? —Louis escondió a su pequeño en uno de los cajones interiores de la cocina, cabía perfectamente.

Vio a su hijo asentir con miedo y cerró las puertas del cajón para dirigirse a la sala de estar con su arma en mano.

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