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Me quedé un rato en el auto, mas bien, bastante tiempo, casi dos horas, pensando y pensando.

Esta es mi señal, la señal que había pedido tener para darme cuenta de si lo mío con Jungwoo estaba bien o si solo era una etapa.

No podía hacer esperar a Jungwoo más tiempo, no un día más, así que me plantee todo bien, los pros y los contras, lo que pasaría si le digo que sí y lo que pasaría si le digo que no y mi conclusión fue: me dio un miedo horrible el pensar que Jungwoo no estuviera en mi vida en unos años.

Bajé del auto y corrí hacia su puerta, me estaba mojando pues la lluvia ya había comenzado y se veía decidida a mojar cada centímetro de la calle, pero no me importaba, había tomado mi decisión y estaba convencido de ello. Toqué el pedazo de madera seis veces, esperando respuesta y al no recibirla rápido volví a tocar otras seis veces.

– ¡Jungwoo! – Exclamé, tal vez de esa manera me abriría, al saber que soy yo – ¡Jungwoo! ¡Soy yo! – Volví a gritar y volví a tocar, esperando una respuesta pronta

A los segundos la puerta se abrió, dejándome ver a mi niño con el cabello mojado y los ojos rojos, se había dado un baño por lo que vi en su cabello y...también había llorado por lo que vi en sus ojos. No me gustó para nada eso.

– Xuxi...creí que te habías ido – Me dijo, su voz se oía aún rota y eso me hizo sentir una opresión en el corazón

– No lo hice cielo, me quedé en el auto pensando, en tú respuesta, en lo que te debo decir – Le dije, entrando a su casa y cerrando la puerta detrás de mí, él solo se me quedó viendo sorprendido y con los ojos brillosos, traía puesto un suéter grande color rosa pastel, su hermana le había dejado el gusto por ese color, debajo de su cintura podía ver unos shorts pequeños y en sus pies unas calcetas de erizos terrestres

– ¿Y qué es? – Me preguntó, expectante a lo que le diría

Abracé su cintura, no me importa si estoy mojado y lo puedo mojar, quería sentirlo, tenerlo conmigo, tanto tiempo haciéndome el tonto con que no lo quería y ahora ya no más, no me privaré a mis sentimientos.

– También te amo Jungwoo, demasiado y quiero estar contigo, cariño, de la forma en que tu quieres – Le dije, sonriendo con mis palabras y acariciando su espalda

Jungwoo solo comenzó a llorar y rodeó mi cuello con sus brazos, escondiendo su cara en mi pecho, yo simplemente lo acune y besé su cabeza repetidas veces, diciéndole palabras bonitas de vez en cuando. Sabía que no lloraba de tristeza, pero aun así no quería que lo hiciera, ya suficientes lágrimas he tenido de él.

– Cariño, no llores, no me gusta verte llorar, jamás me ha gustado – Le dije, sacando su cara de mi pecho, tomando sus mejillas y viéndolo a los ojos, limpiando sus lágrimas con mis pulgares

– Es...que esperé ta...nto esto que...ay, es muy bonito – Dijo con trabajo pues seguía llorando y se le complicaba hablar

– Ya no más esperas hermoso, ya tienes mi respuesta y no cambiará, así que ya no llores, ¿sí? – Le pedí, besando sus mejillas para limpiar los rastros salados, viendo cómo mi niño asentía

Sonreí alegre y volví a tomar su cintura, acercando mi rostro al suyo y uniendo mis labios con los suyos, siempre me encantaron sus labios, son gruesos, rosas y esponjosos, además de que saben deliciosos, debía tener mucho autocontrol para no besarlo cada que lo veía sonreír o hacer pucheros, auntocontrol que perdía una que otra vez al corresponderle los besos que me daba, pero eso ya no importaba ahora, no tenía porqué controlarme pues esos labios siempre fueron míos.

Jungwoo suspiró en el momento en que comencé a mover mis labios sobre los suyos, haciéndome sentir completo. Hundí un poco mis dedos en sus caderas y él captó mi señal, enredando sus piernas en mi cintura, yo lo tomé de los muslos para darle mejor soporte y comencé a dirigirme a su habitación.

Casate Conmigo | Luwoo Where stories live. Discover now