Capítulo 42

1.4K 119 5
                                    

Nuestra conversación terminó cuando el animador comenzó a hablar para dar inicio al combate, pelea, como quiera que lo llamen y ambas pusimos toda nuestra atención en el ring. No estábamos en primera fila, ni mucho menos, el puesto de Lynn estaba casi al final pero se veía de maravilla y busqué con la mirada a Sebastián que estaba envuelto con esa bata típica de los boxeadores, en una de las esquinas del ring y tragué saliva con dificultad al ver a su contrincante, al que la bata con suerte le tapaba la mitad del trasero. Por lo que yo sabía, estas peleas son de acuerdo al peso que tienen los boxeadores y ese hombre debía pesar como mínimo unos diez kilos más que mi novio y será mejor que no diga nada de su estatura. No es que no confiara en que Sebastián fuera bueno, para mí era el mejor, pero se veía tan pequeño al lado del otro que no pude evitar comenzar a morderme las uñas y rogar a quien fuera que me estuviera escuchando, que no sufriera ningún daño permanente.

—No te preocupes —gritó Lynn a mi lado para hacerse oír con el ruido de la multitud—. Zack es enorme pero es bastante torpe y Bash es más rápido, si no deja que el grandulón dé el primer golpe, te aseguro que ganará.

—No sé si eso me tranquiliza demasiado.

—Ojalá nuestros novios hubiesen elegido como pasatiempo algo más tranquilo, ¿no?

—Si hubiese elegido un taller para aprender a tejer no me habría quejado.

Lynn soltó una risita y yo seguí destruyendo una a una mis uñas. Observé fijamente a Bash mientras subía al ring, se quitaba la bata para quedar solo con unos holgados pantalones cortos de color rojo, se ponía esa cosa de silicona que le protegería los dientes en caso de recibir un golpe ahí y miró hacia nuestra dirección. Me mostró una sonrisa radiantes que me hizo reír porque la protección lo hacía ver muy divertido pero de todos modos el nudo en mi estómago no desapareció y no hizo más que aumentar cuando el sonido de un timbre nos hizo saber que la pelea había iniciado.

Lo que me había dicho Lynn para tranquilizarme de poco sirvió cuando vi espantada que el grandulón le dio el primer golpe en la boca del estómago, dejándolo sin aire por el momento exacto para que volviera a golpearlo una y otra vez sin que mi novio pudiera devolverle ningún maldito golpe. Me tapé los ojos durante el resto de tiempo hasta que anunciaron que el primer asalto terminó, escuchaba los murmullos a mi alrededor que hablaban del pobre muchacho así que me atreví a abrir los ojos y buscarlo rápidamente con la mirada. Lo encontré en una de las esquinas, Mike le estaba diciendo algo mientras tomaba un poco de bebida isotónica azul, tenía un horrible golpe en el ojo derecho y en la sien, ¿acaso eso era legal? Hice una nota mental de investigar sobre ese deporte tan... salvaje, porque no podía creer que fuera tan brutal.

Durante los siguientes asaltos, Bash se afianzó un poco más y logró dar unos golpes más pero a pesar de que Lynn tenía razón en que era más rápido, comenzaba a notarse agotado y aunque el grandulón también, sus golpes parecían brutales. Esa era la primera pelea de Bash en meses, ¿no podían ponerle a alguien que fuera un poquito más de su tamaño?

Para sorpresa mía y de muchos, durante los últimos asaltos Bash comenzó a llevar la delantera y el grandulón se veía agotado, supongo que se estaba guardando lo mejor para el final y dio resultado porque aunque bastante magullado, Sebastián Eisenberg se convirtió en el ganador de esta pelea y todo el mundo lo comenzó a vitorear, incluida yo que más que estar feliz porque hubiese ganado, me sentía aliviada de que no lo hubiesen matado.

—Te lo dije —susurró Lynn a mi lado mientras esperábamos que Bash y Mike se acercaran a nosotros en medio de la multitud que seguía gritando su nombre.

Cuando llegaron a nosotras, vi con más detención las magulladuras, tenía una pequeña herida en el labio y el ojo mañana le amanecería morado pero por lo menos su cara no había sufrido más daños. Se acercó a mí con esa sonrisa de idiota y me da un beso en la frente, siento la gota de sangre que deja cuando se aleja.

No me llames princesaWhere stories live. Discover now