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Corría lo más rápido que sus piernas podían, pero todo fue en vano, perdió el tren que daba directo a donde se dirigía. ¿De que le servía tenerlas tan largas y no correr con rapidez?.

-¡diablos!- gritó la rubia provocando que que los presentes en la estación voltearan a verla.

No tuvó mas remedio que tomar el siguiente, necesitaba estar a las cuatro en punto en la cafetería donde trabajaba, la cual estaba frente a una de las estaciones.

Compró el ticket, y justo a las tres y quince el tren se encontraba llegando a la eestació. Se adentró en el y tomó asiento junto a la ventana, adoraba, para ser exacts le encantaba ver las calles y la pequeña fauna por la que cruzaba.

Lalisa estaba tan entretenida en la libreta que llevaba en su bolso que no se percató que había mas gente por subir, hasta que escuchó un golpe fuerte el en suelo del vagón.

Por el pequeño pasillo pudo visualizar a un joven agachándose, parecía que algo se le había caído al suelo. Pudo ver sus ojos color chocolate al levantarse, su respiración se corto al ver lo preciosos que eran.
Bajó su  vista cuando la atrapó observándolo. Sintió sus redondas mejillas calentarse mientras moría de vergüenza.

Al alzar su vista ya se encontraba sentado en uno de los asientos y lo único que miraba eran sus hombros cubiertos por una chaqueta de mezclilla.

Pasó todo el trayecto tratando de regular su respiración, iba demasiado nerviosa ¡y solo por un chico que ni siquiera conocía!.

Despertó del pequeño trance en el que había entrado cuando el característico sonido del pito del tren se escuchó, había llegado a la estación y necesitaba correr para llegar a la cafetería la cual le calculaba unos 10 minutos en llegar. Se levantó de su asiento tomando su bolso apresurada, corrió por el pasillo y mientras lo hacía el chico castaño también lo hacía, chocaron hombro con hombro.

-¡lo siento!-. Se disculpó inmediatamente Lisa mientras  se volteaba a mirarlo.
Él le hizó una seña con su cabeza diciéndole que no importaba. Y una vez más corrió lo más rápido que podía.

Su respiración agitada la hizo descansar cuando se encontraba en la puerta del local. Insertó la llave con cansancio para comenzar a preparar todo.
Y al abrir la puerta de cristal la campanilla colgada sonó.

El trabajo le gustaba a pesar de ser demasiado para una sola persona, las cafeterías ahí eran un tremendo dolor de cabeza debido a que nunca estaban vacías.

Encendió las luces y lo primero que hizó fue contar el dinero de la caja. Rellenó los granos de café y lavó los trapos sucios.

Exhaló de alivio cuando estuvo todo listo mientras se recargaba en la barra para descansar, pero el repartidor de prontose dejó observar por el cristal, Lisa se levantó rápidamente para atenderlo.

-Buenas tardes-. Le dijo el joven educadamente a la par que extendía la tabla con la hoja para firmarla, cosa que Lisa hizó.

Dejó las cuatro cajas en el suelo y se retiró a su vehículo estacionado al otro lado de la calle.

La rubia soltó un suspiro al ver las caja en el suelo, sin esperar comenzó a tomar las, si lo hacía de dos en dos sólo haría dos viajes. Tomó las dos cajas más pequeñas y las puso dentro de la cafetería, al regresar por la otras dos miró como alguien ya conocido para ella entraba con las cajas que faltaban.

Lalisa sonrió mientras le quitaba la caja de arriba que le impedía ver.

-Gracias, Nam-. Lisa le regalo una sonrisa cansada.

-No hay de que Liz-. Le respondió Namjoon devolviéndole la sonrisa marcada por sus hoyuelos. De costumbre los pinchó, le encantaba hacerlo.

-¿Vienes a pláticar o a consumir alguna bebida?-. Le preguntó mientras metía sus manos a las bolsas del mandil que llevaba puesto con el nombre de la cafetería.

"LsKk"

No sabía con exactitud que significaban las siglas, pero tampoco le importaba demasiado.

-Venía a pláticar, pero luego me corres por no comer nada. Dame un bubble tea-. Namjoon dijo y se dirigió a una de las mesas cerca de la barra.

La campanilla sonó y con ella una pelirroja entró. Entregó la bebida a Namjoon y se dispuso a atender a la joven.

-¿Qué desea ordenar?-. Lisa sacó su libreta para apuntar su pedido.

-Mhj... tu número... cof-. Lalisa escuchó a Namjoon aclarar su garganta y la chica frente a ella rio.

-Un café americano por favor-. La peliroja pidió con amabilidad y Lisa se retiró para prepararlo.

Agregó los hielos al vaso y pensó cosas triviales mientras agregaba el agua.

-Lisa...-. Namjoon la llamó pero ella no parecía escuchar. Seguía pensando en alguien en particular.

-Lisa...-. Su amigo volvió a llamarla. -¡Lalisa!-. La rubia lo escuchó gritar y de pronto sintió sus pies mojados. -¿Estás sorda?-. Namjoon preguntó mientras tomaba la jarra de agua fuera de de las manos de Lisa.

-No lo estoy-. Lisa tomó un trapo y lo pasó por el area donde había derramado el agua, limpió el piso y volvió a preparar la bebida.

-¿En que estabas pensando?-. Namjoon preguntó mientras Lisa entregaba el café a la chica.

-En nadie - puso el vaso en su mesa y la joven peliroja sonrió.

-¿Estabas pensando en una persona?- Namjoon la observó sorprendido mientras Lisa volvía detrás del mostrador.

La rubia soltó una maldición por lo bajo.- Ya terminaste tu tea, vete con Jimin o Yoongi-. Lisa tomó el vaso vacío que había dejado en la barra para empezar a lavarlo.

-No, Jimin de seguro esta con Seulgi, y Yoongi con Jennie, ¡y no cambies de tema!-. Namjoon gritó.

-¿Qué no Jimin estaba con yuju?-. Lisa volteó a observarlo fingiendo no darse cuenta que trataba de evadir la conversación .

-Estaba-. Se encogió de hombros-. ¡Y que no cambies de tema, Lisa!.

-No estaba pensando en nada ni nadie-. Lisa volteó los ojos. -Ya vete que se te hace tarde para lo que fueras a hacer hoy.

Namjoon bufó con fingida molestia.
- Adiós, Lisa-. Se despidió de la rubia y guiñó su ojo a la chica peliroja.

-Me llamo Wendy- le dijo cuando Namjoon estaba por salir.

-Namjoon- hizó señal de general y salió del establecimiento.

Lalisa soltó una risa por lo bajo.

A las ocho ya estaba recogiendo todo para salir y cerrar el local cuando recordó lo pasado con Namjoon, si le hubiera dicho que estaba pensando en el chico del tren la mataría con preguntas que ni ella sabría responder.

La pregunta del porque el castaño había entrado en su cabeza rondó por su mente, un escalofrío la recorrió.

Soltó su pelo tomado en una coleta y echó seguro a las puertas.










Una disculpa si te llegó notificación, sólo estoy editando faltas ortográficas y cambiando la narración.

Adiós y gracias a los que leyeron esto desde que la inicié.

Atte: juchi ♡

Jᴜᴇᴠᴇs [ᴸᶤˢᵏᵒᵒᵏ].  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora