Un sinestésico puede, por ejemplo, oler los colores, sentir el sabor de las palabras o texturas, oír las sensaciones e incluso hay quienes pueden llegar a ver el aura de las personas relacionándolas con colores y percibiendo sus emociones.
➻Donde B...
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180 SEGUNDOS
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Alan terminó de servir el agua caliente en los siete vasos de sopa instantánea y Gwilym comenzó a contar en voz alta y con ojos cerrados los segundos necesarios para ajustar los tres minutos.
—¿No le dirás que trajiste un reloj de mano? —preguntó Lucy en un susurro a Sami.
Este negó con una sonrisa traviesa y susurró como respuesta: —Nope, es un secreto y así es más divertido.
Lucy cubrió su boca con ambas manos tratando de mitigar su risa cantarina, aun así un poco de su voz se escuchó y entre sus dedos se colaron chispas de colores pastel convertidos en algo similar al confeti, Rami sonrió al escucharla y de su pecho brotaron motitas en color rosa que explotaban cual burbujas cuando Ben estiraba sus manos para tocarlas.
—Ciento cincuenta y uno, ciento cincuenta y dos, ciento cincuenta...
—¿Cuántos segundos tienen tres minutos?
—¡Joe, me desconcentras!... oh maldición, ya perdí la cuenta.
Todos rieron menos Gwil, este se quedó viendo los siete vasos de sopa instantánea que formaban un círculo en la mesa de concreto. Suspiró y tanteó con sus dedos la superficie.
—Creo que ya está.
—¿Y si no? —cuestionó Lucy.
—No creo que pase nada, Lu...
—¡Lucy, espera! —interrumpió estirando su mano en dirección a la niña, sus ojos nublosos parpadearon moviéndose de un lado a otro, como buscándola —No lo comas si aún no está lista, podrás enfermarte.
Lucy estiró su mano encontrándose con la de Rami. La tomó con fuerza. —No te preocupes, no la comeré.
—Oh, vamos. Que de todas formas los fideos instantáneos no son la comida más saludable —. Repuso Gwilym.
—Mi abuelita dice que son de plástico y que nunca saldrán de nuestros estómagos —agregó Ben y Joe a su lado asintió dándole la razón.
—¿Ósea que si nos enfermamos podemos culpar a Alan por traernos esto? —preguntó Gwilym.
—¡Oigan! Yo les traje comida y agua caliente en un termo desde mi casa pensando en ustedes... —se defendió Alan con un mohín y Samy intervino por primera vez en la conversación.
