Besó su cuello empezando así un lento recorrido que terminó en sus pechos, un cálido beso se depositó sobre cada uno de ellos que aún seguían cubiertos por la delgada bata que al mojarse se había transparentado, dejando muy poco a la imaginación, sin perder de vista su mirada, subió sus manos hasta los botones y uno a uno los fue desabrochando hasta dejarla desnuda por completo.
—Dime que me amas pequeña, —Le susurró sobre los labios—, dímelo por favor, —Lo tomó del rostro en busca de esa mirada que tanto le gustaba, aunque la pregunta era, ¿Qué no le gustaba de él?, en el tiempo que llevaban juntos ella había aprendido amarlo tal y como era, con sus defectos y sus virtudes, con su cielo y su infierno—.
—Te amo Rem, —Se apoderó de sus labios feliz de escuchar sus palabras, de sentirla suya, de sentirse amado aunque fuera con engaños, había pasado tanto tiempo hundido en soledad que empezaba a no importarle que ella fuera la asesina de su hermano, la atrapó entre sus brazos como no queriendo soltarla, confundido entre el odio y lo que empezaba a sentir por ella, suspiró maldiciendo a sus adentros y a la misma diosa Freja, durante siglos había esperado por aquella "diosa" que según su padre estaba destinada a ser su pareja, siempre imaginó como sería el poder tenerla, el poder amarla y cuidar de ella, el tener ese alguien con quien compartir su vacía eternidad—.
—Rem, ¿estás bien?, —Preguntó al sentir su tristeza—.
—Si pequeña estoy bien.
—¿Seguro?
—Sí, —Apoyó la cabeza en la cuenca de su pecho y dejó que lo mimara, que lo llenara de besos. Volvió acariciar su cuerpo, ese cuerpo que para él era su templo, su hogar—.
En el castillo la situación era cada día más tensa, los vanirios seguían desapareciendo al igual que los berserkers creando así un ambiente de guerra próximo a desatarse entre los clanes, en el consejo Iol le daba una reprimenda digna de un padre a Sharik, él más que nadie sabía la profecía que pesaba sobre los hombros de Remses y el que no apareciera lo tenía intranquilo.
Salió furioso del salón dejando a solas a Kilian que miraba divertido el regaño que le habían dado a su odiada Cáraid.
—¿Disfrutas de esto verdad?, —Le preguntó con los ojos desbordados en llanto-.
—Claro que sí.
—Eres un idiota Kilian.
—Sí, ya había oído eso antes, —Se giró para irse, pero ella se lo impidió—.
—Necesito beber tu sangre, tengo hambre.
-—¿Mucha?
—Kilian por favor.
—Está bien, pero no aquí, —La tomó de la mano y se la llevó hasta su habitación, cerró la puerta y no tardó en acorralarla entre sus brazos—.
—¿Qué...., que haces Kilian?, —Preguntó entre torpes palabras al sentir que se acercaba a su cuello, la lengua se deslizó por su cuello y sus dientes amagaron una mordida que nunca llegó—.
—¿Te gustaría que te muerda, verdad?, —La provocó a la vez que la tomaba por la cintura y la rozaba descaradamente contra él—, ¿Dime?, ¿lo deseas?, —Susurró en su oído—.
—Si lo deseo.
—¿Mucho?
—Más que a nada en la vida, —Una risa estridente salió de los labios de Kilian, otra vez había caído en sus estúpidos juegos, la miró sintiéndose poderoso al ver lo que causaba en ella—.
—Eres tan predecible, —Se burló, tomó un cuchillo y se abrió las venas para desangrarse en un vaso y luego dárselo a Sharik, —Nunca beberé de ti, prefiero la muerte, —Le entregó el vaso dejándola sola y envuelta en un mar de llanto—.

KAMU SEDANG MEMBACA
Entre El Amor Y El Odio [COMPLETA]
FantasiNo creía en el amor, no porque hubiera sufrido alguna desilusión en su longeva vida, sino porque los dioses así lo habían querido. Condenado a sufrir una sed eterna Remses se había hecho a la idea de no encontrar a su caráid (Pareja Eterna), pues lu...