Capítulo 3

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Hacía horas que ya había llegado a mi casa y olvidé todo el tema con el "amargado".

Me dolía un poco el pie por haber corrido en el hospital, pero aparte de eso todo parecía ir bien.

Mi madre me ayudó a ducharme, luego mi padre me hizo mi comida favorita como premio y Sara no paró de hablarme de un tal Marcus.

Que era precioso bla bla bla.

Realmente a mí me importaba poco, solo quería que me trajeran MI maldito bote de Nutella.

– ¡LUCÍA!– Me gritó mi hermana.

– ¡Sara! Sabes que ahora no le puedes dar sustos, que si se cae y se hace más daño.– Espetó mi padre enfadado. ¿De dónde había salido? ¿Qué cojones estaba pasando? ¿Dónde estaba mi nutella?

– No me hacía caso ...– Hizo un puchero.

– Me da igual, no lo hagas y punto. – Entró a la habitación y se acercó a la cama para entregarme mi bote de Nutella. – Toma mi vida.– Camino hacia la puerta y la cerró dejándonos solas.

Abrí el bote y con la cuchara que había traído comencé a comer.

– Perdón Lucía..– Agachó la mirada y suspiró.

– No... No pasa nada. ¿Qué decías? – Agite mi cabeza y me incorporé.

– Que Marcus es muy mono, me gustaría que lo conocieras.

– ¿Para qué? Cuando lo presentes como tú novio ya lo conoceré.– Dije con la boca llena.

– No seas tonta – Río– Es para ti, a mí me gusta su amigo Kyle... – Se sonrojo y comenzó a jugar con sus dedos.

– ¿Para mí? ¿Por qué? ¿Dónde lo conociste? ¿Es tan feo que me lo regalas?– Fruncí el ceño.

– Mira.. es este. – Sacó su móvil y comenzó a buscar la foto.

– Tienes tantas fotos de tíos que no sabes ni cuál es.– Me Rei.

– ¡Tara! – Y me enseñó la foto.

Oh. Dios. Mio.

– ¿Qué

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– ¿Qué... ¿Qué edad tiene?– Trague saliva mientras dejaba el bote en la cama y me acercaba para ver mejor la foto.

– Veintidós.

– ¡Es muy mayor para mí Sara!– Aparte la vista de la foto, demasiada tentación.

– ¡Oh vamos! Tienes diecisiete Lucía. No es tanta edad. Además.. – Giró la cabeza y sonrió

– Sara... ¿Qué has hecho? – La mire mal, muy mal.

– Puede ... Que le haya dado tu número... – Me miró y sonrió inocentemente.

– ¡¿Por qué?!–

– Me pidió tu número.. quería llamarte para conoceros y tal. ¡Cuando le dije que te hiciste daño y estabas en el hospital se preocupó mucho! Incluso mandó a un amigo para que terminara de verte él, quería mantenerse informado.–

– Ian... – murmuré.

– ¿Qué? –

– Nada nada. – No me escuchó y lo preferí. No sé porqué se me ocurrió esa bobada.

– Vamos a bajar anda, vienen unos amigos de mama. – Me pasó una muleta y me ayudó a llegar a la escalera.

– Sigo resentida por lo del número eh. – La mire y se rió.

– Sabes que me amas hermanita.

– Lamentablemente. – Comenzamos a reír y justo alguien picó a la puerta.

– ¡Mamá abre tu! Sigo ayudando a la tortuga a bajar las escaleras. – La miré mal y seguí con lo mío.

Tenía que mirar abajo para saber dónde apoyar mi pie y la muleta, pero me fue inevitable no levantar la vista al escuchar esa voz.

– ¡Lucía cuidado! – gritó mi hermana.

Cerré mis ojos por inercia y simplemente espere a que llegara el golpe. Sin darme cuenta apoye tan mal la muleta que termine resbalando. Soy una inutil.

– ¿Estás bien? – Susurró alguien. Me tenían agarrada bien fuerte y estaba pegada a un pecho, que por cierto, se notaba bien formado.

Lucia deja de pensar en cosas que no debería.

Abrí los ojos de golpe.

¿Qué coño hacía Ian aquí?

– Ian dámela y la pongo en el sofá, coge el botiquín del coche y la revisas.–

Sentí como alguien me cogía al estilo princesa y volví a la vida real.

– Hola muñeca, soy Marcus, encantado. – Me sonrió.

¿En qué lío me he metido..?

Princesa de dos (Proceso De Edición) Where stories live. Discover now