Te lo prometo

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Habían pasado dos días desde que Draco fuera detenido en San Mungo. Dos eternas jornadas en las que había permanecido encerrado en una pequeña celda del Ministerio a la espera del juicio que sentenciaría su vida a un fin prematuro. Cuarenta y ocho interminables, horas en las que no había recibido ninguna notica sobre Hermione ni sobre el bebé. Nadie había tenido la consideración de acercarse a ese insulso calabozo para contarle el estado de las dos personas más importantes de su vida. Se sentía desfallecer inundado por el pánico. ¿Y si Hermione o el pequeño estaban en peligro y él no podía estar a su lado? Estos pensamientos lo atormentaban tanto que, de buena gana, habría aceptado el maldito Beso del Dementor a cambio de que cualquiera le proporcionara la más mínima información al respecto.

Cómo si sus plegarias hubieran sido escuchadas, oyó unos pasos acercarse por el pasillo, y, tras levantar los hechizos oportunos, vio abrirse la puerta de su celda dejando entrar a alguien en el interior.

- ¡Potter!- Exclamó Draco aliviado por la visita del Gryffindor. No recordaba haber sentido nunca tanta satisfacción ante la presencia del moreno.- ¿Cómo está Hermione? ¿Y mi hijo?- Interrogó con desesperación.

- Tranquilo, Malfoy.- Pidió el chico de la cicatriz al ver al muchacho tan nervioso. Casi parecía fuera de sí.

- ¡Un cuerno, tranquilo, Potter!- Espetó agarrándolo por el cuello de su túnica.- ¡Dime cómo están!- Exigió mirándolo con odio.

- Suéltame, Malfoy.- Ordenó el moreno, con gesto serio, sin amedrentarse ante la actitud amenazante de la serpiente que se alzaba ante él.- Estoy aquí para ayudarte, de modo que o cambias tu actitud o me marcharé por donde he venido.- Ante este comentario, el rubio decidió controlarse. Soltó la túnica de Harry y se alejó un par de pasos de él. El chico de lentes se arregló la ropa y finalmente contestó.- Hermione y el bebé, por el momento, están fuera de peligro.- Ante este comentario escuchó un suspiro de alivio escapar de los labios del Slytherin.- Según han informado los medimagos, ella ha sufrido un grave desprendimiento de placenta, lo cual ha ocasionado el derrame. Por ahora ambos están estables, pero Herms deberá permanecer ingresada hasta el momento de dar a luz.

- Ya veo.- Mencionó Draco, apartando la mirada para que Harry no pudiera ver que se estaba esforzando por contener las lágrimas. Sinceramente esperaba que las noticias fueran más alentadoras, pero al menos los dos estaban fuera de peligro, lo cual era una buena noticia.- ¿Has podido verla?- Agregó con la voz rota por el nudo que tenía formado en la garganta.

- De momento no dejan entrar a nadie.- Explicó el moreno apartando la mirada para darle algo de intimidad al Slytherin, que disimuladamente se limpiaba una lágrima traicionera que resbalaba por su mejilla.- ¿Quieres que le diga algo cuando la vea?

- Dile que me perdone, por todas las veces que la he hecho llorar a lo largo de todos estos años.- Pidió con la cabeza agachada, con la esperanza de que su flequillo ocultara su llanto, ahora incontenible.- Dile que sea feliz junto a nuestro bebé. Dile que los amo más que a nada en este mundo. Y que aunque ya no pueda verme, yo siempre estaré a su lado para cuidarlos.- Concluyó con un susurro ahogado por el llanto.

- No te despidas, Malfoy.- Pidió Harry con el corazón encogido ante lo que estaba presenciando.- Todavía no está todo perdido. Aún queda el juicio.

- El juicio no servirá de nada, y lo sabes.- Mencionó el rubio reponiéndose.- Si antes ya estaba condenado al Beso del Dementor, ahora todavía hay más motivos para ello.

- Voy a hacer todo lo posible porque eso no sea así.- Afirmó con convicción.- Confía en mí.

- Está bien.- Aceptó alzando los hombros con conformidad, pero sin dar credibilidad a lo que el Gryffindor acababa de decirle.- De todas formas, no tengo nada que perder. Pero, por si finalmente no consigues lo que te propones, solo te pido que no dejes que Hermione sea juzgada por mi culpa. No permitas que la acusen de nada por haberme ayudado. Di lo que sea necesario. Inventa que yo la hechicé si es preciso. Pero no dejes que la alejen de nuestro bebé. Cuida siempre de ellos. Y, te lo suplico Potter, encárgate de que sean felices.- Imploró.

Amor SecretoWhere stories live. Discover now