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- Es aquí - La bonita chica de cabello largo, negro y lacio abrió la puerta del salón propiamente mencionado con anterioridad y me cedió el paso con una sonrisa traviesa. - Pasa, anda

- Uhm... - Mustié algo extrañado por su comportamiento poco normal y entre varios titubeos, agradecí y me adentré al aula. - Oye... Pero aquí no hay nadie

Un portazo resonó a mis espaldas, haciéndome pegar un brinco sorprendido en mi lugar mientras me daba la vuelta sobre mis talones. Seung-Ah estaba ahí frente a la puerta con la misma sonrisa traviesa de antes, colocó el pestillo y comenzó a acercarse a mí con pasos lentos en un intento cliché y mal efectuado de sensualidad.

La confusión invadió mi mente por completo en cuestión de segundos y rápidamente le eché una mirada a mis alrededores, encontrando ventanas y cortinas cerradas. Genial.

- ¿S-Seung Ah...? - Cuestioné consternado mientras retrocedía precavido entre los mesabancos con la pelinegra cada vez más cerca de mí. - Oh dioses - Chillé con mis mejillas comenzando a colorarse de un rojo intenso cuando la chica desabrochó su camiseta, dejando parte expuesta de su pecho.

- ¿Qué sucede Yeonie? - Su voz era inexplicablemente más chillona y fastidiosa de lo normal, mi mente la asoció con un perico de forma inevitable. - ¿Es que acaso ya no te gusta lo que ves?

– ¿Sigues con eso? - Le reproché en tono molesto al mismo tiempo en que desviaba la mirada al techo y seguía retrocediendo con precaución. – Ya te he explicado como mil veces que estaba muy ebrio y no era mi intención hacer nada contigo

– Precisamente ese es el problema, tontito – Confesó un poco enfadada también, pues su tono chillón comenzó a disminuir.

Sin poder evitarlo, mi espalda chocó contra pared y un enorme nudo nervioso se colocó en mi garganta mientras mis manos comenzaban a sudar de la inquietud. – ¿A qué te refieres?

Segundos después sentí las manos de ella recorrerme el pecho con lentitud sobre la ropa. Un pequeño suspiro decaído escapó de sus labios. – ¿De verdad no recuerdas nada de lo que pasó en la fiesta?

– Recuerdo muy poco después del tercer juego de beer pong, lamento decepcionarte... - A ese punto ya no sabía a qué otro rincón del techo era factible desviar la mirada y comenzaba a sentir que mi espalda se fusionaba con la pared.

Mis pensamientos estaban tan revueltos y desechos en miles de piezas inconexas que me era imposible juntarlos para hacerlos encajar. Intentaba hacer memoria de la fiesta al mismo tiempo en el que me preocupaba por no mirar de más al cuerpo de SeungAh, trataba de ingeniar un plan de escape y me preocupaba por que Soobin pudiese ayudar a bajar de las gradas a Seul-Bi sin que alguno de los dos terminase con la cara contra el suelo.

Demasiado que pensar para un pobre chico virgen de diecinueve años.

"Oh, Seungie. Ya estoy cansado de que mi hyung se burle de mí por ser virgen", "Oh, Seungie, ¿Acaso soy tan feo que ninguna chica quiere tener sexo conmigo?" – La pelinegra comenzó a imitar mi tono de voz acompañado de unos cuantos hipeos mientras se llevaba una mano a la frente en efecto dramático.

De pronto un flashazo me invadió la memoria. Soobin y yo jugando beer pong, Soobin yéndose a la alberca, yo quedándome sólo en la sala, SeungAh llegando a la fiesta, SeungAh coqueteándome, SeungAh llevándome con ella al baño, nosotros besándonos, Kai interrumpiéndonos y luego yo huyendo de escena... Es cierto, no hicimos nada más que besarnos y a pesar de eso, el rumor que corría por los pasillos era una versión completamente diferente.

– ¿Recordaste? - Su gesto era esperanzado y sonriente mientras pasaba los brazos por mi cuello y apegaba su cuerpo al mío. A éste punto ella ya no tenía puesta la camiseta y mi rostro estaba tan rojo que podría camuflajearse entre cualquier señal de alto.

– SeungAh, yo...

- ¿Tú...?

- ¡Yeonjuuuun! - El grito alarmado de Soobin proviniendo de las afueras logró activar la pequeña alarma interior en mi cuerpo. - ¡Joder, Kim Yeonjun!

En ese momento la pelinegra afianzó su agarre contra mi cuello en un intento desesperado por seguir acaparando mi atención, cómo si se le estuviera agotando el tiempo.

- Hey, Yeonie, mírame

- ¡Yeon, es Seul! - Soobin volvió a llamarme, aún más desesperado que antes.

Mis ojos se abrieron en alerta y ya no pude enfocarme en SeungAh, sentía sus jalones a mi ropa y sus repetidos intentos por voltear mi rostro para enfocarme en ella, pero eran inútiles.

- Maldita sea - Gruñó antes de apartarse de mí, pegando un fuerte pisotón al piso - ¡Tienes a la chica más popular de la escuela completamente dispuesta ante ti y la ignoras! - Estalló furiosa, finalmente obteniendo mi atención una vez más - ¿Acaso tienes mierda en la cabeza o qué?, cualquier otro chico MORIRÍA por estar en tu lugar - Más allá de estar enojada, estaba reprochándome por no desearla.

Cosa que me inquietaba a sobremanera.

– ¿Eso crees? - Le pregunté con seriedad, por fin juntando el valor suficiente para observarla a los ojos incluso con la poca ropa que llevaba puesta. – ¿Acaso me deseas por no desearte?

Una pequeña risa irónica huyó de sus labios. – Por favor, ¿desearte? - Frunció el ceño - Claro que no, idiota. Pero desde lo qué pasó en la fiesta, nuestra reputación ha ido en aumento de forma abismal. Todos creen que tenemos sexo casual y te has vuelto una especie de ídolo para los tarados de la escuela... Además, medio plantel femenino escribe tu nombre en la última página de sus libretas, por fin dejaste de ser "El virgen de último grado"

Inevitablemente una mueca ofendida se apoderó de mi rostro. – ¿Hay gente llamándome así?

– ¡Eso no importa! - Replicó ella haciendo gestos al aire, luego avanzó nuevamente hasta quedar muy cerca mío y apresó mis mejillas con sus dedos – Lo crucial aquí... – Murmuró - Es que tomes una decisión.

– ¿Decisión? – Fruncí el ceño sumamente confundido.

– ¡¿Yeon?! - La voz de Soobin se escuchaba más lejana, la desesperación en mi pecho por correr fuera del aula comenzaba a hacerse presente mientras mi vista se desviaba a la puerta.

– Escucha atentamente, Yeonie – SeungAh se colocó frente mi rostro y nuevamente me fue inevitable no brindarle mi atención. – Tienes dos opciones... Podemos besarnos, hacer algo por aquí y seguir aumentando nuestra fama social, o puedes irte por esa puerta para que yo desmienta el rumor y vuelvas a ser "El virgen de último grado"

El tono venenoso en sus palabras jamás había sido tan palpable y crudo hacía mí como lo estaba siendo en ese momento. Al estar en desesperación por incrementar su "Fama" escolar, finalmente había olvidado su máscara social y por fin conocí su verdadero rostro.

- Mis opciones se reducen a tener sexo contigo o ser un marginado social, ¿cierto?

– Acabas de decirlo – Afirmó.

Y sin saberlo, abrió una puerta de fácil acceso para solucionar mis problemas.

Sin poder evitarlo, una sonrisa de satisfacción se apoderó de mi rostro y sin decir una palabra, me escabullí fuera de su alcance y rápidamente salí del aula, escuchando a mis espaldas sus múltiples quejas y amenazas en un intento por hacerme regresar.

"Soobin"

Su nombre fue el primero en llegar a mi cabeza una vez en el pasillo. – ¡Choi Soobin!, ¡¿Dónde estás?!

Comencé a recorrer el pasillo a paso apresurado en busca del mayor pero me fue imposible encontrarlo. El timbre de cambio de clase resonó en mis oídos y a los segundos ya era imposible caminar libremente por el lugar. - Mierda...

En ese momento, mi teléfono comenzó a vibrar repetidas veces contra mi pierna en el bolsillo de mi pantalón y sin pensarlo ni un segundo, saqué el aparato para revisar las notificaciones.

Era Soobin.

De: Choi Soobin

Hospital.
Escaleras
Seul
APÚRATE!!!

V I R G I N #1 | YeonjunWhere stories live. Discover now