~♡ Jack Dylan Grazer y tú ♡~

34. Cafetería Howthorne.

Al salir de un salto sentí las puertas cerrarse detrás de mi al instante y me quedé atónita por lo que había hecho, para cuando desperté de mis pensamientos noté que el tren avanzaba a toda velocidad y di un paso atrás. Giré a buscar a Jack, no estaba, caminé hacia el baño, asomé mi cabeza por el pasillo del baño de varones y no lo vi, salí y seguí buscándolo por el otro pasillo. Entré a la sala, que estaba vacía y alumbrada sólo por la luz que tenía un gran mapa en la pared, y claro Jack estaba ahí, sentado en una banca que estaba justo al frente del mapa.

- ¿Que haces aquí? - caminé hacia él.

- Veo el mapa - ni siquiera se giró a verme - es de todo el camino que recorre siempre el tren, todos los días.

- Oh - me sorprendí al notar que era gigantesco, casi del tamaño de la pared entera.

Volví a concentrarme en él, seguía igual de pálido.

- ¿Qué sucede? - me senté a su lado, y al fin me miró.

- Me asusté ahí dentro, entró demasiada gente y yo entré en pánico, mierda, siempre me pasa lo mismo, me sentí muy mal, fue algo horrible no sé como explicarlo, sentí nauseas, un hormigueo, también miedo, pero no estoy seguro de qué, sentí como si el peso de absolutamente todos mis errores hubieran caído en mi cara, no lo sé.

- Tal vez un ataque de ansiedad, pero, ¿por qué? - apoyé mi cabeza en él.

- No lo sé, yo estaba bien, muy bien contigo en realidad, y pasó de la nada - bajó la cabeza - siento haberte asustado, te arruiné el día.

Solté una risa tonta.

- Para nada, cuando te sientas mejor podemos seguir, ya son casi las 12:30 - sonreí.

(...)

Estábamos en una cafetería, muy cerca de nuestras casa ya que el tren no nos había dejado muy lejos así que caminamos. La cafetería estaba siendo inaugurada, habían donuts gratis y una cabina de fotos instantáneas recién reparada, la dueña del lugar dijo que ésta hace unos 17 años estaba en la cafetería de su padre, luego cuando falleció no se usó más pero decidió retomar la cafetería en memoria de su padre, al igual que la cabina y el nombre del lugar, "Cafetería Howthorne".

- Dios, sus donuts están muy buenas - Jack ya iba por la quinta donut.

- Te dije que sería un lindo lugar.

- Hola, ¿de momento qué les parece el lugar? - la dueña, que parecía tener 30 años o incluso menos, se nos había acercado.

- Nos encanta, está todo muy lindo - dije amablemente. Jack solo asintió.

- Llámenme Liz, me alegra que jóvenes como ustedes la pasen bien aquí, la verdad pensé que iban a venir solo ancianos o adultos, no me malentiendan, me alegro de que estén aquí - su sonrisa era sincera - no mucha gente pasa por estas calles, por lo que no vienen muchas personas - y era cierto, en el lugar solo habían unas 15 personas contándonos a nosotros - así que estaba pensando en que los que estamos aquí nos tomemos una foto grupal, los demás ya dijeron que sí, pero es decisión de ustedes si quieren unirse.

- Claro que sí - dijo Jack entusiasmado. Liz sonrió y se alejó de nosotros a otra mesa.

Vimos a un señor calvo y alto entrar con una cámara profesional y un acompañante, estaba hablando con Liz y el que parecía ser su hermano por los similares rasgos.

- Bien amigos, yo soy Scoot Howthorne, mi hermana Liz y yo estamos muy felices de que estén aquí así que los que quieran sacarse una foto por la inauguración de la cafetería de nuestro padre, puede venir, será grupal - dicho eso Scoot llamó a Liz y todas las personas sin dudar se acercaron, al igual que nosotros.

Jack pasó su brazo por mi espalda y sonrió a la cámara al igual que yo, y todos los presentes. El flash nos empañó ligeramente la vista a todos, entonces el fotógrafo levanto la mano en seña de otra foto.

- Digan Howthone - dijo Scoot. Todos repetimos el apellido y noté el flash otra vez, nos separamos - Bien, gracias por venir en un momento colgaremos la foto en la pared - señalo un muro lleno de cuadros con fotos de lo que parecían ser las antiguas cafeterías de su padre.

- Esto es genial, quiere decir que siempre apareceremos en este lugar - Jack me miró entusiasmado.

-Este será nuestro lugar - lo abracé - Vamos a tomarnos unas fotos en la cabina.

Apartamos la cortina roja que tenía como puerta, y nos sentamos juntos, era antigua así que aplastamos un botón que decía "tomar foto" y de repente en la pantalla salió una cuenta regresiva, de inmediato Jack me tomo de la cara y me besó la mejilla, el flash hizo que cerrara mis ojos. Segunda foto.

- Ahí viene la otra - Jack tomó unas gafas de sol de un cesto con accesorios divertidos - sonríe.
Lo hice, tercera foto, ésta vez decidí tomar algo de ese cesto, una bufanda rosa y esponjosa fue lo primero que agarré así que me la puse.

Para esta foto tomé a Jack de las mejillas y pasé mi lengua por toda su cara.

- Te seré sincero, eso no molestó para nada - su sonrisa era arrogante y de ensueños.

- ¡La foto! - grité y saqué la lengua juguetonamente, Jack hizo lo mismo.

- ¿Tú siendo así de espontánea? - se acercó a mi, yo asentí - no importa, me gustas de cualquier manera. -me besó, sentí el la luz del flash, el beso de Jack fue interrumpido por una sonrisa juguetona.

- ¿Quedaba una foto más?

- Son cinco ____ - me tomó la mano - vamos afuera.

Al salir de la cabina Jack arrancó la última foto y me dijo.

- ¿Sabes qué? quédatela - sonrió y me la ofreció. Recibí la foto y él guardó las demás en el bolsillo trasero de sus jeans sueltos.

- Ya vamonos - dije.

(...)

Al llegar a mi casa me encontré con mi madre sentada en el sofá.

- ¿Qué pasó? - parecía exaltada - ¡me llamaron de la escuela!

- ¿Qué? - estaba a punto de confesar cuando me interrumpió.

- El subdirector Growne me dijo que una de tus compañeras le avisó que estabas en el baño vomitando, por eso no salías - Sophia - me preocupé mucho.

- Oh sí, pero a las últimas horas de clase salí, me sentí mejor - mentí - y claro el subdirector no me vió en todo el día - puse una sonrisa falsa - pero, ¿cómo es que el subdirector Growne notó mi ausencia?

- Me dijo que un chico de tu clase de sociales estaba diciendo que no habías entrado a la escuela por irte con alguien, el subdirector me aclaró que pudieron ser solo rumores pesados, por suerte tu amiga nos confirmó que estabas en el baño - se acercó a mi - oh cariño me asusté mucho.

Yo seguía en shock, amaba a Sophia y agradecía al mundo por hacer que todo fuera creíble, era una mentira estúpida, quiero decir que ni yo lo creería, pero estaba feliz.