Capítulo 7: Resistencia al cambio.

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Ambos se encontraban en la sala de estar del departamento de Frank, llevaban ahí cerca de dos horas habían hablado un poco sobre cosas triviales, haciendo algunos chistes y bromas. Al principio Gerard no podía creer que tal lujoso departamento fuese real, todo era impecable y parecía nuevo por no mencionar que, incluso a simple vista, se podía apreciar lo costoso que era todo. Y no era de esperar menos, pues desde que piso la recepción del edificio, se sintió incómodo con tal exageración de adornos y excentricidades. Una de ellas era la majestuosa barra de bar ubicada en la esquina del departamento, con un bello acabado de madera y botellas de calidad en cada repisa.

—Tienes que probar esto, Gerard. —dijo mientras vertía en dos copas un poco de vino.

—Frank, yo no bebo. —contestó sutilmente un poco apenado.

—Vamos, solo un poco, quiero que lo pruebes, lleva tanto tiempo añejándose que moría por probarlo, además, debemos celebrar que estoy de vuelta. —le tendió la copa con una sonrisa y Gerard la tomó tímidamente, sorprendido por su capacidad de persuasión. Se sentó junto a él en el sofá mientras veían una película a la que no habían puesto menor atención.

—Frank. —lo llamó. Aún no había dado ni un sorbo a su copa, simplemente la miraba con cautela.

— ¿Qué pasa?

—Ahora que lo recuerdo tú no puedes beber, estás bajo medicación. — ahora lo miraba preocupado.

—Estaré bien, Gerard, solo será un poco, además hoy no tomé los medicamentos. —le hizo un guiño y terminó el contenido de su copa, listo para servirse más, pero cuando iba a ponerse de pie Gerard lo detuvo. Tomó su muñeca a la vez que lo miró suplicante para detenerlo. —dije que estaré bien. —hablo con autoridad y se soltó del agarre, moviendo sus hombros para reacomodar su traje. El pelirrojo no quería tensar el ambiente, sabía que Frank era explosivo y lo que menos deseaba era cagarla la primera vez que iba a su casa.

Mientras Frank estaba en la barra, Gerard solo movía su copa observando meticulosamente el contenido, lo olfateaba y era dulzón incluso agradable. Así que dio un sorbo y para su sorpresa era bastante dulce y se mezclaba de tal manera con el alcohol que no raspaba su garganta ni lo hacía querer vomitar. Bebió el resto de un sorbo. Frank, que en todo momento lo miró, sonrió al ver que le había gustado y camino hasta el sofá con la botella en manos y sin preguntar le sirvió un poco más.

—Ahora prueba a beber sorbos más pequeños y hazlo más despacio. —aconsejó, mirándolo para esperar a que lo hiciera, pero en ese momento recibió un llamada. —Mierda. —dijo, apenas vio el nombre en la pantalla.

—¿Todo bien? —preguntó, dejando un momento de lado su copa.

—Si, es solo que debo tomar la llamada, aguarda un momento. Intenta lo que te dije. —se puso de pie y caminó hasta la barra, aflojando su corbata en el camino.

Gerard simplemente asintió e hizo lo que Frank dijo, comenzó dar pequeños sorbos, disfrutando aún más del sabor de su bebida, pensó que quizá podría beber un poco más en otra ocasión.

Mientras tanto, Frank seguía dudando sobre contestar la llamada de Jamia, no creía tener la paciencia suficiente para tratar con ella en ese momento, pero no podía evadirla por siempre, desde hacía más de cuatro días que no contestaba sus llamadas y tampoco le había dicho de su salida.

—Hola, Jam. —Contestó al fin.

— ¡Frank! —tuvo que alejar la bocina de su oído. —Por fin contestas, te he marcado y siempre recibo el buzón. —Se quejó.

—Sí bueno...—rascó su nariz, pensando en una excusa. —los medicamentos que me administraron son muy fuertes, me hacen dormir todo el día, lo lamento.

No me dejes caer. |Frerard|Where stories live. Discover now