No me dejes caer. |Frerard|

Capítulo 12.6: Porque se trata de ti III

Desesperado pasó una mano por su cabello, posando la otra sobre su cintura mientras daba un pequeño paseo sobre la banqueta, pensando en qué hacer ¿debería dejarlo ahí? Parecía una buena idea, de todos modos él se lo había buscado embriagandose hasta perder conciencia pero ¿y si le pasaba algo? quizá Frank había sido un idiota, sí pero quizá tampoco merecía ser abandonado.

Finalmente cedió ante su bondad y se inclinó nuevamente a encarar al castaño, tomándolo del mentón como había hecho antes, mientras con su mano libre lo sostenía del hombro para recargarlo en la pared.

-Frank- lo llamaba débilmente, como no queriendo que despertarse pero después de todo, eso es lo que debía lograr.-Frank- lo agitaba y removía, incluso optó por dar pequeñas palmadas en su mejilla.-Frank, despierta. -golpeaba su mejilla cada vez más fuerte. Comenzaba a preocuparse al ver que esté no reaccionaba pero pocos minutos después por fin dió señales de vida soltando un gemido en señal de queja, como aquella vez que intentó despertarlo cuando lo halló dormido en su oficina. No pudo evitar sentir un pinchazo en el pecho al comparar ambas escenas, aquel día Frank despertó con el botón de su saco marcado en su mejilla y en ese momento, aunque la tenue luz bloqueaba un poco su visión, pudo notar que Frank estaba pálido y tenía tierra incluso en el rostro. Sacudió suavemente la tierra fuera de sus mejillas y apretó los labios preocupado ¿cómo había terminado de esa manera? -Vamos, Frank, despierta.- Lo llamó nuevamente antes de caer inconsciente de nuevo -¡Frank!

-Hmmn...-parecía que sólo era capaz de quejarse pero esta vez abrió los ojos. -¿Gerard?-preguntó con la voz ronca luego de largos segundos, parecía un susurro y de inmediato elevó una de sus manos para palpar el cabello del pelirrojo como para asegurarse de que se trataba de él.

-Si, soy yo.-lo miró preocupado pero al menos consiguió que reaccionara-vámonos de aquí, estás helado- Frank hizo una mueca que parecía ser un intento de sonrisa, acariciaba la mejilla del pelirrojo y lo miraba como idiota, había llenado también de tierra su mejilla pues sus manos estaban llenas de lodo. De pronto se dejó caer en el pecho de Gerard, quizá por exceso de alcohol o quizá porque de verdad hacía frío.

Antes de cargar a Frank, llamó a un taxi, pues Lyn-Z no aparecía con sus llaves, además seguramente no querría llevarlos. Él no había llevado su auto pues habían llegado en el de la pelinegra. De cualquier manera no era gran problema pues el taxi programó su llegada en 10 minutos.
Guardó nuevamente el móvil en su chaqueta para prestarle toda su atención a Frank, quién había caído inconsciente de nuevo y permanecía apegado a su pecho. Lo miro un instante, había extrañado tenerle cerca, podía oler su perfume mezclado con alcohol y barro, su fino traje estaba hecho un desastre incluso puedo distinguir un agujero en su rodilla. Acarició por última vez su cabello que caía sobre sobre su rostro y lo estrechó con fuerza entre sus brazos, como temiendo que se fuera aún siendo incapaz de hacerlo.

Decidió que era hora de ponerse de pie, lo enderezó apoyándose en la pared, tomó aire y se puso de pie con gran esfuerzo pues tiro de la cintura de Frank hasta que ambos estuvieron de pie y esté quedó colgando de un brazo a su cuello mientras con una mano él lo sostenía con fuerza por la cintura. Le sorprendió el hecho de que incluso en ese momento no despertaba, normalmente lo habría hecho pero en realidad Gerard lo estaba cargando completamente. Comenzó a caminar lento pero firme de vuelta a la entrada del bar pues ahí los recogería el taxi.

Cuando por fin se encontraba en el lugar casi de inmediato salió Lyn-Z tambaleándose y canturreando su nombre.

-¡Gerard!-lo llamaba felizmente, tropezando se al salir y riendo por ellos -Ya volví, vayamos a mi auto, encontré las...-detuvo su andar a la vez que su sonrisa se borraba casi de inmediato -¿Quien es ése?-preguntó haciendo una mueca de asco al ver al muerto viviente que Gerard cargaba consigo.