Prologo

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- ¡Appa! – Jeonghan apenas reacciono para girarse y tomar en brazos a ese pequeño niño inquieto. Lo agarro bien para dar giros sobre sí mismo, haciendo al castaño chillar y reír.


- Si creces más ya no te podre tomar en brazos, enano – Se quejó, acercándolo para darle un ruidoso beso en la mejilla y luego dejarlo en el suelo. Este inflo sus mejillas y frunció las cejas.


- ¡No me llames enano! Creceré más que tu – Le apunto con el dedo. Jeonghan sonrió con ternura, para luego revolverle los cabellos y quitarle la mochila.


- No creo, siempre seras pequeñito. Ahora vamos a casa, Sanha – Le ofreció su mano al pequeño de 7 años, quien la tomo para finalmente irse caminando juntos - ¿Y cómo te fue en clases? ¿Ya hiciste amigos? – Tenía que hacer fuerza en el brazo con el que sostenía al pequeño, pues este a veces solo se colgaba de él casi haciéndole perder el equilibrio.


- ¡Si! – Dijo emocionado ante las preguntas – Hice muuuchos amigos, pero de mi salón solo tengo amigas, pues los niños los conocí en la hora de colación eran mayores. Pero no importa, todos son muy divertidos – Dijo con una amplia sonrisa. Jeonghan soltó aire aliviado de eso - ¿Hoy que comeremos? – Pregunto curioso, reluciendo sus redonditas mejillas.


- Es una sorpresa, pequeña estrellita – Dijo con cariño, acomodándose la mochila de su hijo en el hombro.


En el camino a casa el pequeño de castaños cabellos fue comentándole de todos sus nuevos amigos, que jugaron y que hicieron en la sala junto a los profesores, diciéndole muy emocionado que ya sabía restar y la maestra lo felicito.


Finalmente llegaron al edificio en el que vivían, donde muy ruidosamente el pequeño Sanha saludo al de la recepción. Mientras subían en el ascensor empezó a cantar una canción que aprendió en clases, haciendo sentir orgulloso a Jeonghan pues su hijo tenía una voz muy bonita.


- Appa, ¿No puedo tener un hermanito? Una hermana también estaría bien – Dijo con una triste carita para convencerlo. Este lo miro con los ojos entrecerrados para luego mostrarle la lengua y abrir la puerta de donde vivían. El pequeño hizo un sonido de queja, pues eso era un claro "No".


- ¿No es suficiente con Orión? – Lo dejo pasar para cerrar la puerta detrás de él. Sanha quería replicar que no es lo mismo, pero se calló al escuchar un sonido venir de la cocina. Miro con emoción al adulto y volver a ver hacia la cocina.


- ¡No me dijiste que papi estaba en casa! – Se quejó mientras con torpeza se quitaba los zapatos para salir corriendo a la cocina. Jeonghan rió por ello para quitarse con calma los zapatos y luego ir a dejar la mochila en la habitación de Sanha. Cuando tuvo intenciones de ir a la cocina, vio cómo su hijo colgaba del cuello de su pareja en un abrazo, quien apenas lo sostenía en brazos.


- Bienvenido a casa, Hannie. Llegaron justo cuando termine la cena – Dijo con una pequeña sonrisa, dejando un beso en la frente de Sanha para luego dejarlo en el sillón.


- ¿Te ayudo a poner la mesa, amor? – Ofreció mientras se aflojaba la corbata.


Cuerdas y rosas de tinta (JIHAN)Where stories live. Discover now