Capítulo 32

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P. O. V. MATT.

Cuatro años después.

Cuando era niño siempre pensaba que el mundo era una mierda que todo lo que ocurría a mi alrededor era algo merecía ya que sentía que si estas cosas me pasaban era porque realmente había hecho algo malo en otra vida o en otro momento, que todo lo que habíamos tenido que vivir Brayden y yo lo merecíamos por alguna razón, pero ahora que hago un resumen de todas esos momentos puedo contar con una mano los momentos que merecíamos y me faltaban dedos para contar los momentos que realmente jamás merecíamos a ver vivido.

Todo tiene un porqué y un porqué no, eso solía decir mi trabajador social, Karim, la única persona que además de Brayden son en las únicas en las que podía confiar mi vida o eso era lo que pensaba hasta esa tarde en la que apareció esa chica, Emilia, la única chica que no temía decirme las cosas a la cara sin temer a que yo me enojara, la única que podía soportar mi mal carácter o eso es lo que yo creía hasta esa noche en la que Emilia apareció con ese chico moreno de cabello castaño quien atravesaba la puerta de mi taller con una mirada penetrante, pero al mismo tiempo familiar, Adriano, quien ahora es la persona con la que se que tengo un vínculo de por vida si no que también es la persona que a pesar del poco tiempo de convivencia me enseño que la valentía y la cobardía van de la mano, que el arrepentimiento y el recuerdo son la pareja perfecta o que incluso la felicidad y el dolor son la misma cosa. Cuatro personas, cuatro formas de poder llegará a herirme, cuatro puntos débiles...

No, no más, pues esa misma noche descubrí que una mujer y no, no hablo de un amor de una noche, ni una conocida, no, esa mujer que como un tsunami derribo todos aquellos muros que protegían el corazón inocente de aquel niño de seis años que vivía en casas hogares, ella se encargo sin mover un dedo de llegar hasta el.

Artemisa, mi hermana, vaya... Suena tan inusual y al mismo tiempo inútil esa palabra cuando por muchos años viviste ignorando involuntariamente su existencia.

Entonces si ahora vuelvo a repetir, esto es una mierda, mi vida es una mierda.

Todo pasaba tan rápido que ahora tenía la necesidad de parar el tiempo y suplicar algo de descanso y paz para todo a mi alrededor.

Como mis padres, Adán quien al ver a su hija siendo llevada lejos de él por segunda vez y sin tener la oportunidad de poder hacer algo se había sumido en la intensa tarea de buscarla, pero sin obtener resultados y siendo consumido por su ira y tristeza pasaba encerrado la mayor parte del tiempo en su trabajo ignorando a los de su alrededor.

Helena, mi madre siendo prisionera por su tristeza mirando como su familia se separaba poco a poco de nuevo solo podía darte una sonrisa fingida mientras que por las noches se le escuchaba llorar encerrada en su habitación rogándole a quien sea que le regresaran a su hija.

Y ahora hablando de mis hermanos quienes que a pesar de que trataban de no hablar de lo que paso sabia que no duraría por mucho tiempo su estado de silencio pues pocas semanas después fui expectador de cómo ambos hermanos quienes se supone eran unidos se agarraban a golpes afuera de casa mientras que Natasha trataba de controlarles ambos atrapados por su dolor se dejaron llevar por el sentimiento que actualmente ambos no podían estar en la misma habitación sin tener la necesidad de golpearse.

Aquellas chicas rusas estaban pasando por su peor momento más Anezka quien estaba en una tristeza infinita que aunque su ahora esposo trataba de ayudarle no lograba mucho. Por otro lado Galina quién por lo que logre escuchar de sus amigos era la más tranquila ahora era una de las personas más buscadas pues había decidido dirigir a un grupo de personas que se dedicaban a cazar gente no importando si eran jóvenes o ancianos, mujeres o hombres ella los asesinaba por igual.

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