LXV

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El vuelo aterrizó en el aeropuerto, Gabriel había contratado un servicio de transportes para que los lleven hasta los hoteles, era de noche, la nocturna ciudad de Buenos Aires era más que espléndida, los franceses se atrevían a decir que lucia más hermosa que la propia París.

Tras media hora de viaje en auto, llegaron al barrio de Recoleta, uno de los barrios más importantes y caros que poseía la ciudad, pararon ahí unos minutos ya que había algo de tránsito, y continuaron hacia Retiro, lugar en donde se encontraba el mejor hotel de la ciudad. El diseñador reservo habitaciones en el Sheraton, uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad y con la mejor vista.

─Esto es hermoso─ comentaron los menores mirando a su alrededor

─Realmente hermoso─ acotó la mujer con un leve rubor

Los siete entraron en el edificio, caminaron hasta la recepción y se anunciaron, la mujer que los atendió los recibo con una sonrisa y les entrego la llave de las habitaciones, la asistente se extraño al ver que Gabriel hizo todos los papeleríos sin pedirle ayuda.

Con la llave en mano, el adulto le indico al grupo que ya podían subir a las habitaciones, los chicos tendrían una propia y las chicas igual, mientras que el y Nathalie compartirían una habitación juntos.

─Esta es su habitación─ dijo el hombre entregándole la llave a su hijo, este entro junto con Nino, luego continuó caminando con las demás ─Está es la suya─ aclaro entregándole la llave a Marinette, y tras eso siguió con su asistente hacia la última recámara, la mujer se quedo parada en la puerta esperando que este le diera su llave ─Y esta es la nuestra─ menciono abriendo la puerta

─¿La compartiremos?─ pregunto ilusa, el contrario río y sin contestarle ingreso

─Nathalie─ musitó desde dentro, la mujer ingresa y cierra la puerta ─¿Que parte de que te quiero aun no entiendes?─ pregunto sentándose en uno de los sillones que había ahí

─Me cuesta aceptarlo, parece un sueño─ replicó desviando su mirada ─Yo tambien lo quiero, pero jamás pensé que se fijaría en mi─ comento con un leve rubor en sus mejillas

─¿Por que pensaste eso?─ se acerca ─Sos hermosa, cualquiera quisiera estar contigo

─Palabras─ musitó ─Hace unos meses no pensaba asi─ rodea sus ojos

─Tienes razón, pero no importa el pasado, importa el ahora─ la abraza repentinamente ─Te quiero─ susurro en su oido

Los dos se quedaron así abrazados durante varios minutos, hasta que el mayor se separó y salió de la habitación con la excusa de ver como iban los menores, después de todo les había prometido a sus padres cuidar bien de ellos, eso sorprendió a la mujer, era una nueva faceta que este tenia, nada que ver con el Gabriel que amaba.

Nathalie se sentó en la cama mirando por la ventana, que tenía vista hacia la plaza San Martín, y luego tomo su celular, marco ese fatídico numero y aguardo a que alguien conteste.

─¿Papa?─ pregunto antes de que alguien conteste, del otro lado respondieron afirmativamente ─Estoy aquí en Buenos Aires─ replicó, la voz sonaba contenta ─¿Donde están ustedes?

Tu madre esta internada en el sanatorio Santa Lucía─ hace una leve pausa ─Te envío la dirección, nosotros ahora estamos en casa, iremos mañana temprano─ aclaro con tranquilidad

─Bien─ suspira ─Estaré unos días, tratare de verla lo más que pueda, luego me iré y espero no vuelvas a contactarme─ sentenció decidida

Entiendo hija. . .nada compensará todos estos años de abandono, te agradezco por haber venido, no puedo exigirte mas─ comento con notable tristeza

─Mañana lo veo.

Concluyó y colgó el teléfono; había empezado a llorar sin darse cuenta, los recuerdos de aquella noche volvían a su cabeza, haciendo que su pecho arda mientras sentía como si le clavaran dagas en el centro de su corazón.

─Nathalie─ musitó Gabriel volviendo a la habitación ─Saldremos a comer─ informo en tono alegre ─Probaremos algo llamado asado─ se acerca a ella ─La recepciónista dice que es lo mejor que tiene Buenos Aires para ofrecer, pero no lo se, suena extraño─ concluyó tomándola por los hombros, ella da un leve salto, denotando que no le estaba prestando atención ─¿Estas bien?─ pregunto con melancolía

─Si─ suspira y se seca las lágrimas rebeldes que había derramando ─¿Que decía?─ dijo levantandose

─Iremos a cenar─ repitió en tono bajo ─Algo llamado asado─ explicó nuevamente

─¿Y eso?─ pregunto extrañada

─No lo se─ ríe ─Vendré en veinte a buscarte, no te cambies, estas perfecta asi─ besa su frente y se aleja con rapidez

Gabriel regreso a los veinte minutos exactos, la saco de la habitación y la llevo hasta la entrada en donde un automóvil los estaba esperando, ellos viajaron en un auto mientras que los menores en otro, el viaje fue bastante corto ya que el restaurante estaba muy cerca del hotel.

Fueron a cenar al bodegón, uno de los mejores restaurantes que tenía la ciudad, si querías comer buena carne, sin duda debías ir ahí, los siete se acomodaron en una misma mesa, mientras Gabriel solicito lo que la recepcionista le había sugerido, todos estaban ansiosos de probar aquella delicia que les había sugerido, los comentarios eran más que buenos asique no debían porque preocuparse.

Nathalie lucia ida durante toda la noche, los menores charlaban y hacían bromas, de algunas participó Gabriel sorprendiendo a todos, ya que lo tenían como un hombre serio y recto que no hacía tales cosas, pero era todo lo contrario; y era lógico, después de todo Adrien tenía que sacar de alguien su lado bromista.

La cena transcurrió con tranquilidad, todos se sorprendieron al ver ese pedazo de carne en el plato, servido con algo llamado ensalada de papa, Chloe llamo a la comida ridícula, pero despues de probarla repitió varias veces, fue el manjar más delicioso que habian probado en toda su vida.

─Bueno─ hablo Gabriel, tras terminar de cenar─Iremos a comer helado ahora─ comento, los jóvenes festejaron, incluido Chloe ─Pero antes quisiera hacer algo─ Alya saca su celular y empieza a grabar tras escuchar esas palabras, era la señal que el diseñador le había dado cuando hablaron en el hotel ─Nathalie─ la mujer lo mira sorprendida, este mete su mano en su chaqueta y saca una pequeña caja alargada  ─¿Te gustaría ser. . .mi novia?─ pregunto ante la sonrisa de todos los presentes ─Se que es algo rápido, y el ambiente es cero romántico, pero no podía aguantarme─ acotó destapando la caja, mostrando un hermoso collar de diamantes

─Señor─ replicó maravillada ─Digo. . .Gabriel─ las palabras no le salían, sus ojos se cristalizaban, estaba a punto de llorar

─Di que si─ susurraron los adolescentes sin dejar de sonreír

─Claro que quiero─ respondió con una sonrisa amplia en su rostro

Acto seguido el platinado la beso, ella se dejó llevar por el y la experiencia que tenía, el mundo pareció detenerse a su alrededor, no le importo la presencia de los menores, solo disfruto del momento, los dos se separaron por la falta de aire, quedándose mirando fijamente el uno al otro.

─Chicos, ya tengo mama.

Bromeó el modelo causando la risa de todos los presentes; tras la broma, Gabriel le colocó el collar a Nathalie, y la volvió a besar, tenía sed de esos labios y ahora que ella era su novia oficial, no se tendría que aguantar más, la besaría las veces que sean necesarias.

Miraculous: El precio de nuestro amor.Where stories live. Discover now