Alexandra

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Lena abre los ojos, escucha el sonido de su alarma y parpadea con pesadez, masajeándose las sienes, costosamente se sienta en el sofá, lágrimas inundan rápidamente sus ojos al recordar, y sobre todo ver vacío este lugar que por años fue su hogar y ahora, lo siente diferente, extraña esa casa donde vivía con Kara y ambas despertaban juntas llenándose de besos, ya no tiene nada, es su culpa y lo sabe, pero no quiere renunciar, ha pérdido la batalla no la guerra, una analogía coherente para el entorno.
Azota los puños cerrados en el sofá, para después halarse los cabellos, quedando como una vagabunda, se pone de pie cansada de todas las formas posibles, arastrando los pies al caminar llegando hasta la cocina, sacando un poco de leche en la nevera, enciende la estufa y coloca un recipiente de aluminio para así calentarla, no quería beber, no es prudente hacerlo cuando necesita estar en todos sus sentidos para recuperar a la mujer de su vida. Estaba por regresar a la sala, cuando escucha dos leves golpes en la puerta, ceñuda se acerca con cautela y no ve a nadie por la merilla de la puerta, y decide no abrir hasta que vuelve a escucharlos, abre y siente una rabia inmensa al ver a Alexandra Danvers frente a ella.

-¿Qué demonios haces tú aquí? - pregunta entre dientes.

-Necesito hablar contigo Lena - se quita las gafas de sol, y puede ver sus ojos castaños rodeados por enormes ojera.

-Y yo no necesito hablar contigo - aprieta los puños - ¡Por culpa tuya perdí a Kara! - grita empujándola y Alexadra rié, confundiéndola.

-Me alegro tanto que esa estúpida ya no esté cerca de ti - se veía inmensamente féliz - Y en realidad creí en la verícidad de esos documentos, te prometo que no mentí-

-Ahora que no eres polícia, puede llamar a los verdaderos sí no te vas ahora - pero la pelirroja no se mueve - Yo nunca estaré contigo, entiéndelo de una vez Alexandra-

-En realidad - mete las manos en los bolsillos de su pantalón - Me conformo con saber que ella ya no está a tu lado-

-Eres despreciable - azota la puerta al cerrarla.

-¡Estaré aquí siempre Lena!-

Suficientes problemas tenía y ahora la acosadora estaba demasiado cerca de ella, asechándola por lo que reconsidera salir del apartamento, o huir por la escalera de emergencia, pero tiene una mejor idea. Apaga la estufa y busca su celular, al encontrarlo teclea el nombre de Samantha, ella era lo suficientemente intimidante para mantener alejada a Alexandra, no se sentía con fuerzas para enfrentarla.

<Aquí la mujer más sexu del mundo - Lena sonríe leve al oírle - ¿qué ocurre linda? >

-Alexandra está asechando y honestamente no tengo ánimos para enfrentarla, y quien mejor que mi sexy guardaespaldas-

< Llego en díez minutos, llamaré a Imra y así seremos verdaderos guardaespaldas >

-Gracias Sam, te amo-

< Lo sé cariño, yo también me amo >

Vira los ojos colgando la llamada, aguardando en su hogar mirando hacia la puerta, Alexandra era capaz de entrar por la fuerza y de ser así, no se dejaría intimidar por una loca. Exaxctamente díez minutos después escucha el típico toque de Samantha en la puerta, y sonríe para ponerse de pie y así abrir la puerta, ahí estaban sus mejores amigas vestidas comos los ángeles de Charlie encubierta.

-Tú no eres rubia - señala a Samantha - Y tú no eres asiática - apunta Imra.

-¡Bravo! - Imra aplaude - Eres la sucesora de Holmes - arquea las cejas, entrando al apartamento empujándola.

-Y muy racista - ahora es Samantha quien la empuja.

-Bienvenidas arpías insolentes - cierra la puerta, riendo, no lo hacía desde hace muchos días - ¿Qué traen en los bolsos?-

Alas De CristalWhere stories live. Discover now