Wiwi.

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En el living de la casa de los Myoui.

— ¿Qué pasó? ¿Cómo estás? ¿Dónde está Chaeyoung? ¿Y Chae? ¿Cómo te fue en la playa, cariño? ¿Te divertiste? ¿Quieres comer algo? —estás fueron tan solo unas de las tantas preguntas que Mina le entendió a su madre en cuanto Nayeon y ella entraron en la casa. Unas iban dirigidas a la castaña y otras a la niña que llevaba en sus brazos. Mina las distinguió por el tono que usó su madre para las de ella; un tono inquisidor, mientras que las preguntas hacia Nayeon iban con toda la dulzura posible.

Mina giró los ojos ante la locura de Erika.

—Estoy bien, mamá. Tengo mucho en mi cabeza, pero estoy bien —aseguró—. Chaeyoung y Chae están juntas —contestó, bajando a Nayeon para que la niña fuera a saludar a las recientes hospedadas en la casa Myoui.

Al parecer, ya todos estaban más tranquilos y con la llegada de Lisa los grupos se habían dividido y las conversaciones eran variadas y con un aire más ligero.

— ¿Las dejaste solas? —preguntó Erika, sorprendida.

—Sí, madre —no necesitaba que Erika le recordara las ganas que tenía de estar espiando esa interacción—. Me cuesta —confesó—, pero Chaeyoung tiene que encontrarse con su hija y Chae con su madre —afirmó con seguridad y caminó hasta donde Momo ya estaba lista para la cita con su impecable vestido negro y su cabello alisado.

La japonesa hablaba con Jennie, Lisa y Jinyoung en lo que parecía una animada conversación y Mina estaba segura de que sea lo que sea que estuvieran hablando, al menos la iban a alejar de la mirada inquisidora de su madre e iba a hacer que su mente saliera al menos un poco de la playa.

—Estás preciosa, Moguri —la felicitó Mina.

—Lo sé, Minari —admitió su socia con poca humildad—, pero escucha esto... —señaló a Lisa— te vas a morir cuando te enteres. Empieza a hablar versión mujer del viejito —Jinyoung y la madre de Chaeyoung giraron los ojos.

—Buenas tardes, Mina —la rubia pasó de la orden de Momo y priorizó la educación saludando a la que aún era novia de su hija antes que nada—. Tengo entendido que recibiste una pequeña sorpresa, ¿es así? —lo decía por Chae. Mina asintió con una sonrisa—. Y también tengo entendido que mi hija dejó la famosa semilla en tu vientre...

— ¡Oh por Dios! —Momo no evitó la carcajada—. ¿La semilla? ¿En serio? —miró a Lisa—. Ya tenemos una monja que se encarga de decir esas estupideces así que tú lo tienes que decir tal cual es, viejita. ¡Tu hija preñó a Mina! ¿Escuchaste? —entre adultos la japonesa no se controlaba—. Tú hija y su inmenso rarón le llenaron la cocina de humo a mi amiga y—

—Momo, hija mía —la hermana Spencer aparecía en la conversación, silenciando a la joven japonesa—. ¿Qué es lo que te ha hecho alejarte del rebaño de Dios? ¿Con qué pecado te has dejado tentar por Satán? —la mujer se persignó.

Momo abrió los ojos grandes—. Eh, eh... hermana, no es lo que...

—Hija mía, voy a rezar por ti y cuando volvamos le voy a pedir al padre que te exorcice —concluyó la monja—. Mientras tanto sería bueno que rezaras cincuenta padres nuestro y cincuenta ave maría, hija. ¡Tenemos que sacarte de ese mal camino! —la monja dio media vuelta y dejó el grupo.

—No te preocupe, Moguri —Mina vio la cara de su amiga y le palmó la espalda—. Poco va a tardar la hermana en darse cuenta que tú del mal camino no sales ni porque te bañes en agua bendita —todos se rieron.

—Yo que tú me cuidaría de las bromitas, castaña sin culo —le advirtió su socia—. No querrás que cuente frente a tus suegras lo que tú y cierta rarita han estado haciendo en la cocina, o en tu oficina... o bueno, también en cierto callejón cercano al...

No Soy Para Ti - Michaeng G!PWhere stories live. Discover now