Familia que crecen.

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Varias horas después.

En Los Ángeles.

-Perdona que hayamos aparecido así de improvisto, mamá.

Después de un difícil viaje y con un gran agotamiento, Mina entraba a la casa de sus padres en busca de alivio paternal. Jihyo lloriqueaba en sus brazos y una Chae estaba agarrada de su vestido como si su pequeña vida dependiera de ello. Segundos después, Jinyoung cruzaba la puerta con Nayeon y Jeongyeon dormidas en sus brazos. El hombre se apresuró a dejarlas en distintos sillones por miedo a que se le cayeran por falta de fuerza.

-Mina, hija, no quiero escuchar que te disculpes por algo así nunca. Para eso estamos tu padre y yo, para que ustedes puedan recurrir a nosotros ante cualquier inconveniente, además, tú sabes que me encanta tener a las niñas aquí -Erika recibía a toda su familia con un poco de preocupación mezclado con felicidad por tener de vuelta a su hija y a sus nietas en la enorme y solitaria casa que solo ella y su marido ocupaban-. ¿Sabes algo de Miwa? -preguntó la mujer de inmediato.

Erika se había enterado de lo sucedido por la llamada que su hija le había hecho antes de subirse al avión para hacerle saber que en unas horas iban a estar aterrizando en Los Ángeles e iban a necesitar de la ayuda de ellos para sobrevivir estos días.

Mina agitó su cabeza de forma negativa.

-Chaeyoung se fue con Momo y Sana al hospital antes de que papá llegara a buscarnos. Me costó convencerla de que nos dejara, pero en el estado que estaba Momo no podía permitir que Sana lidiara sola con ella -era de lo único que estaba segura-. Solo sabemos lo que Momo nos contó cómo pudo del llamado que recibió -entre tramites, gritos, llantos y sollozos, la japonesa había contado todo lo que sabía-. Al parecer, se trata de un ataque al corazón, pero no sabemos bien -finalizó con tristeza mientras asentía a la seña que le hizo su padre, haciéndole saber que iba a acostar a las dos otras niñas-. En cuanto termine de darle de comer a Jihyo, me voy para allá... -un bufido de Chae la frenó e hizo que la castaña mirara a la pequeña pelinegra.


- ¿Qué pasa con mi nieta y su hermosa carita de enojada? -Erika se anticipó a su hija y agachándose como pudo y con el tiempo que su edad la dejaba, se puso al nivel de su nieta mientras su hija se acomodaba en una silla para darle el pecho a la Son Myoui menor.

Chae empezó a gesticular y a revolear sus brazos enojada hacia cualquier dirección. Mina giró los ojos y no evitó una sonrisa por ver a su hija del medio así. La pequeña no era para nada celosa con sus hermanas, excepto cuando se trataba de la atención de Mina. Chae quería que la castaña fuera solo para ella y para nadie más.

- ¡Má con Hyo! ¡Mi con Hyo! ¡Nae con Hyo! ¡Hyo todo! ¡Chae nada! -ups, alguien estaba celosa-. Yo... ¡má! ¡Wiwi! ¡Wiwi! Nada -se quejó de la falta de atención de la castaña ante sus necesidades-. Yo... ¡má! ¡Vión! ¡Máaa! Y nada y hyo todo -evidentemente alguien le había quitado su lugar preferido en las piernas de su castaña madre y ni hablar de la cara que puso cuando vio a su hermana menor succionando del pecho de su madre. A lo Chaeyoung, agachó su cabeza y se quedó callada mientras miraba al piso.

Erika miró a Mina, conteniendo una sonrisa.

- ¿Me parece a mí o alguien está celosa de su hermana? -la empresaria asintió, acariciando con su mano la cabeza de Chae.

-Chae, cielo, ven con mamá -exigió Mina, recibiendo una suave respuesta negativa de cabeza. Y para colmo, la niña traicionera se tiró a los brazos de su abuela como si fuera una bolsa de papas completando el rechazo hacia su madre. Erika la acurrucó entre sus brazos, dedicándole una sonrisa a su hija mientras Mina giraba los ojos-. Es idéntica a Chaeyoung -rebuznó, tratando de que ya una dormida Jihyo soltara su pecho-. Con ellas todo es un doble esfuerzo -dijo con alegría. Si había algo que le encantaba era contentar a sus tres pequeñas.

No Soy Para Ti - Michaeng G!POn viuen les histories. Descobreix ara