No Soy Para Ti - Michaeng G!P

Que sea lo que Dios quiera

— ¿Jennie? —la pequeña no había cambiado su cara de confundida desde que Yerim entró a su departamento. No paraba de mirar a ambas mujeres y de moverse de forma nerviosa. Su cabeza y su cuerpo tenían una terrible necesidad de que Mina estuviera a su lado.

—Hola, hi—hola, Chaeyoung —saludó la mujer, tratando con cuidado a la persona que tenía frente a ella.

Chaeyoung se alejó varios pasos y Jennie sintió como la mano de la joyera iba a su espalda para darle fuerzas. La morena mayor agitó la cabeza en señal de que estaba bien. Entre las charlas con su esposa, las charlas con las mellizas, los señores Myoui y todos lo que tenían algo que ver en la vida de Chaeyoung, Jennie había aprendido que alrededor de su hija se tenía que mover como si caminara sobre vidrio; con sumo cuidado.

— ¿Qué... qué... que haces aquí? —Chaeyoung aún no relacionaba el favor que tenía que hacerle a Yerim con la presencia de su madre ahí—. ¿Por qué la trajiste? ¿Por qué...? —no podía evitar sentirse un poco enojada con su amiga.

Yerim y Jennie se miraron y fue la joyera la que tomó la palabra.

—Tu madre... —la morena apretó sus labios y la elegante mujer se apuró en corregirse—. Jennie estaba trabajando en la empresa cuando mi padre entró para obligarme a ir a esa fiesta. Escuchó nuestra pelea sin querer y la terminé de usar como terapeuta para contarle la situación. Ella misma se ofreció a cuidar a las niñas —resumió los hechos ocurridos en KIM & Co.

Ante el silencio y la cara de preocupación y confusión de su hija, Jennie decidió hablar.

—Sé que probablemente no te guste mucho la idea, pero yo amo a esas tres niñas. Dos son mis nietas y la otra es casi como si lo fuera, las voy a cuidar mejor que a mí misma —agregó con seguridad.

Chaeyoung agitó la cabeza de forma negativa. Eran sus hijas y su sobrina, ellas las iba a cuidar.

—Por favor, Chaeyoung —Yerim insistió, mostrándole el conjunto—. Estoy desesperada —la voz le salía como un chillido.

—Mina... quiero hablar con Mina... —Chaeyoung necesitaba que su novia le dijera que todo iba a estar bien.

Esta vez fue Jennie la que tomo su celular e intentó llamar a la empresaria. Sabía que si alguien podía quitarle la cara de pánico y de sufrimiento a Chaeyoung era su nuera.

—Lo siento —se disculpó, cerrando la llamada—. No contesta.

—La señorita Momo tampoco —Yerim había intentado por otro lado.

—Entonces es mejor que me qued—

—Chaeyoung —dijeron las dos mujeres al mismo tiempo. Yerim le hizo un gesto a Jennie, cediéndole la palabra—. Si no quieres ir con Yerim está bien —la madre de la pequeña no hizo caso al quejido de protesta de la joyera—. Pero si ese es el caso, te pido que me dejes quedarme aquí contigo hasta que Mina regrese. Puedo ayudarte a cuidar a mis nietas —no iba a obligar a su hija a ir a una fiesta a la que claramente no quería asistir, pero al menos iba a intentar pasar tiempo con ella. Cualquier minuto que le concediera iba a ser bien recibido.

—Escuchen —Yerim volvió a tomar la palabra y logró que la mirada de la pequeña se concentrara en ella—. Jennie, sé que tienes miedo de que Chaeyoung se sienta incomoda en este lugar, pero prometo —miró a Chaeyoung—que no me voy a separar de tu lado y que en cuanto quieras irte, nos iremos —dijo con total sinceridad—. Pero de verdad te necesito a mi lado, Chaeyoung. Necesito que me des la fuerza que solo una amiga puede dar. Eres la única persona que nunca ha esperado nada de mí —la pequeña iba aflojándose con cada palabra—. Por favor, Chaeyoung... por favor —eran las últimas suplicas que iban a salir de la boca de Yerim.