La verdadera razon.

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—Uuu... uuu.

Mientras Chae le seguía demostrando su más reciente aprendizaje a cada persona que se le cruzaba, incluida las bailarinas que esperaban por el diseño de Chaeyoung, un monstruo verde se despertaba poco a poco en el interior de Mina.

—Pensé que iba a ser divertido verle la cara a mi hija —Erika le comentó tanto a Jennie como a Momo, que estaban a su lado en la puerta de casa—. Pero ahora que lo pienso mejor, no me parece tan divertido —sacó mejores conclusiones luego de percibir la rabia que salía de los poros de su hija—. Esa mujer no me cae para nada bien —agregó de mala manera.

—Había olvidado cuanto detesto a la perra esa —comentó Momo, señalando a la recién llegada—. Algo se trae entre manos —dijo—. ¡Sana! —no hizo falta que Momo le dijera, la perceptiva bailarina ya estaba sacando a las tres niñas del jardín con ayuda de la hermana Spencer y Alex.

—Y por la cara de Mina, ella la detesta mucho más que ustedes y yo juntas —esta vez fue Jennie la que señaló lo obvio—. ¿Cree que ya sabía que éramos las madres de Chaeyoung? —Momo y Erika la miraron, estaban tan ocupadas queriendo molestar a Mina que no se habían dado cuenta de ese detalle.

Yerim acababa de descubrir que los señores Manoban tenían relación con ambas Myoui.

—Por la cara de tu esposa, ella debe estar pensado lo mismo—opinó Erika. Tanto Lisa como Jinyoung habían dejado de acosar a las bailarinas para acercarse a Mina como soporte de la castaña.

— ¡Dios! Se van a sacar chispas —Erika señaló a Kim Ye-rim y después a su hija—. Parece que estuviéramos viviendo un duelo de miradas mortales —apuntó, mirando como una ya erguida Mina enfrentaba desde la distancia a la dueña de la joyería, que no se quedaba atrás con su postura desafiante.

—Bueno, si la muy idiota se atrevió a venir hasta la casa de sus enemigos va a tener que soportar mucho más que un par de miradas.

Momo estaba que hervía y caminó con fuerza para juntarse con Jinyoung y Lisa que estaban detrás de Mina. Jennie y Erika se miraron y después de varios segundos siguieron a la japonesa.

— ¡Yerim! —Chaeyoung se acercó a la elegante mujer con entusiasmo y hacía que el monstruo verde estirara sus brazos recién levantado y listo para iniciar batalla. Mina respiraba profundo y contaba hasta diez una y otra vez, su mirada nunca dejó a la mujer más baja.

—Tranquila, Mina —sintió que la madre rubia de su novia le murmuraba.

La castaña volvió a respirar hondo y se concentró en el dolor que aún emanaba su cuerpo por las cosas que su pequeña había hecho con ella. Chaeyoung le había demostrado con cada embestida, con cada segundo que pasó besando su piel y con cada letra que formaban hermosas palabras que la amaba como a nadie y Mina no podía dejarse llevar por la simple presencia de esa idiota que para la castaña no era más que una vil estrategia en contra de sus inversiones.

Sin embargo, para nada ayudaba a calmar los celos de la empresaria que la joyera luciera espléndidamente bien en un vestido blanco de tela ligera que destacaba sus largas piernas. Mucho menos se hizo calmar al monstruo el hecho de que la sonrisa de Yerim se extendiera en cuanto vio a Chaeyoung llegar a abrazarla.

— ¿Qué haces... qué haces aquí? —preguntó Chaeyoung aún entusiasmada. El tono jovial de su novia hizo que el monstruo sacara sus uñas una por una.

—Vine a verte —contestó Yerim—. Te extrañaba demasiado —palabras mágicas.

Y Mina trató y trató de apaciguar la ira que provenía de su interior, los celos, el enojo y todo lo que la llegada de esa mujer le ocasionaba, pero escuchar esas palabras seguido de ver como esa estúpida mujer acomodaba un mechón de cabello caído de Chaeyoung y le acariciaba la mejilla como si nada, todo su cuerpo se movió con rabia hacia el dúo. Sus padres, las señoras Manoban y Momo la seguían desde atrás.

No Soy Para Ti - Michaeng G!PWhere stories live. Discover now